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Política

Alemania escoge su futuro político en unas elecciones marcadas por el giro a la derecha

Les formaciones políticas se juegan los 630 escaños de una cámara que, según las encuestas, virará más hacia la derecha

Una persona diposita el seu vot a les eleccions legislatives alemanyes

Una persona diposita el seu vot a les eleccions legislatives alemanyes

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Los colegios electorales de Alemania han abierto las puertas este domingo a las ocho de la mañana para que la ciudadanía del país escoja la composición del nuevo Bundestag, el órgano federal legislativo más relevante del país. Desde esta hora y hasta las seis de la tarde, casi 60 millones de electores están llamados en las urnas de unos comicios que, según apuntan las encuestas, confirmarán el viraje hacia la derecha de la cámara. 

Les formaciones políticas se juegan un total de 630 escaños, una cifra inferior a los 773 que había en la presente legislatura después de que el Tribunal Constitucional Federal confirmara la reforma de la ley electoral impulsada por el último gobierno encabezado por los socialdemócratas.

En el sistema alemán, los ciudadanos no escogen directamente a su canciller, sino que lo hacen a través de representantes. Durante la jornada de este domingo, los electores tienen que emitir dos votos en los colegios electorales. 

Por una parte, tienen que seleccionar a un candidato para su distrito electoral. En el país hay un total de 299, cada uno con una media de 250.000 alemanes, y el dirigente más votado de cada uno pasará a encabezar la lista de su partido en el distrito correspondiente.

En el segundo voto, los electores tienen que escoger una de las formaciones políticas que se presentan a los comicios. Con esta elección, los alemanes determinan la cuota de escaños de cada partido en el Bundestag, unos escaños que ocuparán los candidatos de distrito más votados de cada grupo. En este sentido, es posible que alguien opte por el candidato individual de un partido en el primer voto, y escoja una formación diferente para el segundo.

A fin de que los partidos puedan entrar en el Bundestag, los partidos necesitan sumar al menos un 5% de los votos en la segunda votación. A pesar de todo, se puede dar el caso de que un partido con menos del 5% del apoyo a nivel federal obtenga representación. Eso sólo pasaría si al menos tres de sus candidatos se imponen en sus circunscripciones locales.

Los primeros resultados se empezarán a conocer en torno a las seis de la tarde de acuerdo con las encuestas a pie de urna, mientras que las primeras cifras oficiales aparecerán aproximadamente media hora más tarde, alrededor de dos cuartos los seis y media de la tarde. 

Si bien las primeras actualizaciones ofrecen una imagen bastante esmerada de los ganadores y perdedores, los resultados definitivos se dan a conocer entre la noche electoral y la mañana siguiente.

Siguientes pasos

Después de las elecciones, el nuevo parlamento tiene que celebrar una sesión constitutiva en un plazo máximo de 30 días. A partir de aquel momento, se abren las negociaciones entre los grupos parlamentarios porque, en caso de acuerdo, el presidente alemán -actualmente es el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier- proponga un candidato.

Es entonces cuando los representantes en el Bundestag escogidos por la ciudadanía votan al canciller, el cual necesita obtener un apoyo mayoritario de la cámara (en esta ocasión 316 votos). En caso de que no superara la votación, se podrían llegar a producir hasta dos votaciones más con otros candidatos alternativos. Una vez se confirma el apoyo al nuevo canciller, el presidente federal tendrá que nombrar la nueva cabeza del ejecutivo alemán en un plazo de siete días.

Qué dicen las encuestas

Todas las encuestas apuntan a una victoria de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) liderada por Friedrich Merz, del ala más conservadora dentro del partido, que obtendría en torno a un 30% de los votos. Si bien su triunfo parece incuestionable, también es evidente que, para formar un gobierno estable, se tendrá que buscar al menos un socio o incluso dos, en función de cómo queden los resultados.

Los mismos sondeos señalan que el partido ultraderechista liderado por Alice Weidel, Alternativa par Alemania (AfD), quedaría como segunda fuerza en el Bundestag, con un 20% de los votos. A pesar de su auge durante los últimos años, marcado en buena parte por una aceptación cada vez más generalizada en el endurecimiento del discurso migratorio, la posibilidad de que entren a formar parte de un gobierno parece descartada.

En este sentido, la CDU se vería obligada a mirar hacia la izquierda, donde los socialdemócratas (SPD) del actual canciller, Olaf Scholz, y los Verdes liderados por el hasta ahora vicecanciller alemán, Robert Habeck, se disputan la tercera y cuarta posición. Les encuestas otorgan una ligera ventaja de los socialdemócratas (16%) sobre los Verdes (13%), aunque la bajada del SPD con respecto a los comicios del 2021 es mucho más acentuada (entonces obtuvo el 26,4% de los apoyos).

En la lucha para entrar en el parlamento también está la Izquierda (Die Linke), coliderada por Jan Van Aken y Heidi Reichinnek y que los sondeos los atribuyen un 7% de los votos; el partido de Sahra Wagenknecht que se define como populista y conservador de izquierdas (5%), y los liberales del FDP encabezados por el exministro de Finanzas, Christian Lindner, el partido que dinamitó la coalición y que, según algunas encuestas, quedaría fuera de la cámara (4%).

Temas principales durante la campaña

Los dos temas que han centrado más la campaña han sido la cuestión migratoria y la crisis económica. El primero ha cogido especial vuelo a raíz de los diversos ataques con víctimas mortales que han sido perpetrados por inmigrantes, en ciudades como Múnic, Solingen o Magdeburg.

De hecho, en debates electorales en el marco de la campaña, Merz ha supeditado una coalición en Alemania a un cambio radical en la política migratoria. «Sólo firmaré un contrato de coalición que incluya un giro en la inmigración y en la economía», dijo el candidato de la CDU, advirtiendo que la inacción de las formaciones centristas en esta área podría derivar hacia un mayor auge del «populismo de derechas».

La economía es el otro asunto que más ha aparecido en los debates, debido principalmente al contexto actual en que Alemania -tradicional motor de la Unión Europea- pasa por un estancamiento económico. La crisis de la covid-19 dejó tocado el país, una situación que se agravó con la invasión rusa sobre Ucrania y que hizo todavía más evidente la dependencia de Berlín de la energía procedente de Rusia. Con un Donald Trump desbocado en los Estados Unidos que amenaza con la imposición de nuevos aranceles sobre industrias relevantes en el país, la preocupación va al alza.

Vinculado a la guerra de Ucrania, Alemania también se debate al incrementar todavía más el gasto militar y el apoyo a Kíiv, una inversión que puede causar enormes desajustes en las cuentas públicas y que lo obligaría a modificar su mecanismo sobre el techo de deuda, el cual impide al gobierno que el país se endeude más del 0,35% de su PIB cada año. Esta medida introducida el año 2009 ha sido uno de los grandes símbolos del país a la hora de preservar la rectitud presupuestaria, pero algunos políticos empiezan a ver el tope como una losa que frena el crecimiento y se plantean modificaciones.

A diferencia de otras campañas, en cambio, cuestiones como la crisis climática han pasado más desapercibidas. Al mismo tiempo, figuras como el polémico propietario d'X y fundador de Tesla, Elon Musk, han tenido su dosis de protagonismo en la campaña, dando apoyo de forma abierta al AfD y criticando las políticas de los socialdemócratas.

Carteles electorales de los candidatos a canciller de la CDU, Friedrich Merz (izquierda), y de los Verdes, Robert Habeck (derecha)Agència Catalana de Notícies

Imagen del Bundestag, el principal órgano de gobierno federal alemánAgència Catalana de Notícies

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