Diari Més

Nunca es tarde para sonreír a la vida

La Llar de jubilados de La Canonja tiene un curso de teatro que ha ayudado a muchas mujeres a recuperar la vitalidad

Nunca es tarde para sonreír a la vida

Nunca es tarde para sonreír a la vidaJoan Antoni Torreblanca

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Pilar Bemar tiene 67 años. Hace nuevo, su marido murió. «He sido todos estos años sin salir de casa. Con él iba a pasear, en el cine, o en el teatro... Siempre salíamos sin embargo, cuando me quedé sola, ya no me vendía a gusto nada. Tengo tres hijos que son el mejor que me ha dado la vida y ellos me insistían para que saliera y fuera con ellos, pero yo no quería... Me sentía una molestia. Algunas veces, incluso, me inventaba que ya había quedado con una amiga para no ir. Me había apartado de todo», reconocía Bemar.

De entre las muchas cosas que hacía con su marido, acostumbraba a ir a ver la representación teatral que ofrecía el grupo de pensionistas y jubilados de la Llarde la Canonja cada año. Ella se lo miraba siempre desde la lejanía y el respeto, no se imaginaba encima de un escenario cantante o actuando, tal como hacían sus vecinas.

«Qué valor tienen que tener», pensaba ella. Pero hace unos meses, concretamente este último octubre, decidió que ya era suficiente de malvivir, y finalmente se sumó al grupo de interpretación que capitanea Francis Montero, un educador social muy conocido en los barrios de Ponent, por|para los 32 años de tarea que lleva a sus hombros. O hacía eso o ya me importaba todo bien poco... Me apunté sobre todo paramis hijos, para que me pudieran ver contenta», argumentaba Bemar.

Aparte del teatro, también quiso aprovechar todas las posibilidades que ofrecía el Hogar municipal y se sumó a algunos cursos y talleres más. Según aseguran sus compañeras de teatro, su cambio ha sido espectacular. «Todavía no me creo todo lo que me está pasando. Hice mi primera función en enero y fue impresionante, había más de 400 personas en el salón de actos del colegio público de la Canonja, y porlo que dijeron, hubo gente que incluso se quedó fuera», decía.

«Al día siguiente, iba por la calle y, claro, eso es un pueblo y muchos nos conocemos, ¡no me paraban de parar para felicitarme! Incluso las chicas del CAPme habían visto actuando... Lo más divertido es que mi hermana me dijo unos días después: ‘Yo no pienso salir más a la calle hasta dentro de un mes, porque estoy cansada de qué me paren para preguntarme y felicitarme para|por ti’», comentaba riendo Bemar. Sí risueño, y es que esta canongina ha vuelto a recuperar la sonrisa que un día, desgraciadamente perdió.

Sus tres hijos, Maria Teresa, José Juan y Maria Dolores, sonríen con ella, y sus familiares de Madrid, también: «Los enviamos unas imágenes y algunos vídeos de la actuación y se quedaron impresionados, me dijeron así en broma, que el próximo año nuestra actuación tiene que seren el Teatro Real,» decía Bemar. A a esta mujer tan valiente la acompañan actualmente 18 más, alguna incluso bordea los 80 años. En la localidad, después de 15 años de representaciones, las conocen ya como Las Chicas de Oro.

De hecho, tal es el nivel de popularidad de esta actividad cultural, que el Ayuntamiento de La Canonja decidió hace pocos años, incluir la obra de teatro dentro del programa oficial de fiestas de San Sebastián del mes de enero. Como explicaba Bemar se llena hasta los topes. ¿El motivo? Pues que no tienen vergüenza y se atreven con todo lo que los propone su mánager y mentor, Francis Montero: «Hacemos adaptaciones musicales, con muchas partes originales que creamos nosotros mismos a las clases que damos todos los miércoles del año. Introducimos siempre la crítica social, con mucho humor. Entre otros hemos hecho ya Yaya mía, Los Yayoflautas o ¿Quién quiere casarse cono yo yayo»?.

En estos momentos los grupo ya trabaja a pleno rendimiento en la representación del 2017 (sólo hacen una en|a el año, de un único pase) que algunas de las integrantes, como Lola Molina, Pilar Lizano o María Mora, no quieren todavía desvelar. «Sólo podemos decir que nos proponemos romper algunos mitos del cine», se le escapa a Francis Montero.

Bemar, tiene un mensaje final para todos aquellos hombres y mujeres mayores, que como ella, han sufrido la pérdida de su pareja, y no acaban de levantar la cabeza: Que tengan bastantes de voluntad, que salgan, que hagan cosas, es así como se van los malos pensamientos. Hay muchas actividades para hacer a los hogares de personas mayores».

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