Un grupo de vecinos recibe amenazas e insultos al intentar parar unos ocupas en Vilafortuny
La comunidad asiste con impotencia a una entrada ilegal a una de las casas, a cómo pinchaban luz y agua, y a la pasividad de la policía local
Recibir insultos y amenazas, eso es lo único que consiguió un grupo de vecinos de la urbanización Villajardín de Vilafortuny (Cambrils) cuando intentaron parar la entrada ilegal a uno de los adosados a plena luz del día, el pasado martes 9 de agosto. Los vecinos, por otra parte, se muestran indignados delante la pasividad de la policía local de Cambrils, cuerpoal cual llamaronen el mismo momento en que se producían los hechos. Los agentes se limitaron a identificar los ocupas y los Mossos D'Esquadra, que también fueron requeridos, ni aparecieron, argumentando que su presencia no era necesaria si ya había la policía local.
Los hechos sucedieron el pasado martes, sobrelas siete y media de la tarde. Unos vecinos que se encontraban disfrutando de la piscina vieron cómo un grupo de entre 12 y 15 personas de etnia gitana entraban en el recinto y se dirigían al número 59 del complejo residencial, una vivienda vacía que gestiona Solvia, la inmobiliaria del Banco Sabadell. El grupo estaba compuesto por hombres, mujeres e, incluso, niños. Una de las vecinas vio inmediatamente que pretendían forzar la puerta e intentó impedirlo poniéndose en frente y enfrentándose en el grupo. La mujer fue increpada y amenazada porlos ocupas, y los gritos pusieron en alerta al resto de vecinos de la comunidad que acudieron a apoyarle. «Insultaron, amenazaron, se enfrentaron al resto de propietarios y entraron sin que pudiéramos hacer nada», explica uno de los vecinos. «No sólo eso, sino que pincharon la luz y el agua de la red general allí mismo, delante de nuestras narices,» explica uno de los testigos.
Los vecinos llamarona la policía local de Cambrils. Acto seguido se personó una patrulla. «Pero los agentes no impidieron la entrada en la casa, se dedicaron sólo a identificar el grupo de personas», afirman. Por su parte, el presidente de la comunidad de vecinos, Juan López, asegura que llamóa los Mossos D'Esquadra. «Alerté de que se estaba produciendo un robo con fuerza o usurpación de vivienda», dice. Pero no acudieron. Según el presidente, «me respondieron que, como ya estaba la policía local, era cosa de ellos».
La policía local se marchó después de apaciguar los ánimos e identificar los grupo de ocupas que, según aseguran los vecinos, «decían que hacía una semana que estaban dentro de la casa, lo que no es cierto». El argumento era sólo la argucia utilizada para evitar el desalojo que se puede producir, legalmente, en 48 horas.
Los vecinos asistieron, por la noche, en todo lo que sigue a este tipo de entradas ilegales para vivir de patada, como se conoce coloquialmente. «Fueron entrando colchones, camas, alguna mesa. Ayer llevaron una nevera», dice uno de los vecinos. Según estos, los ocupas justificaban la entrada en la vivienda diciendo que, en caso contrario, tendrían que vivir en la calle. Locierto es, sin embargo, que los vecinos constataban ayer que algunas de las personas que participaron en el enfrentamiento habían llegado en coches de alta gamma.
Con la del pasado martes, ya son tres las casas ocupadas ilegalmente en este recinto de Villajardín. Los vecinos sospechan que uno de los propietarios ha colaborado con los ocupas, al menos con los últimos.
«Para acceder al recinto privado de la comunidad y ocupar la casa, alguien les ha tenido que facilitar las llaves. A diferencia de otros adosados, para poder entrar en el número 59, se tiene que pasar por el medio del jardín comunitario donde hay la piscina», explican los vecinos. El grupo de ocupas, de hecho, presumía de llevar una copia de la llave de la puerta con la cual entraron sin problemas. Ha pasado una semana y, aunque en la entrada participó un numeroso grupo de personas, sólo se han quedado a vivir allí una familia: una pareja con dos menores.
Una entrada más
«Últimamente los casos han aumentado. Hay ocupas en la calle de la Roca, en el vial del Cavet, en la avenida de las Flores, para mencionar sólo algunas calles», relata el presidente de la comunidad de vecinos de Villajardín.
Hace unos años Vilafortuny era una urbanización ejemplar, tenía buena pinta vivir allí. Había calidad de vida, buenos servicios. Sin embargo, ahora faltan y hay una gran falta de mantenimiento también. Pagamos impuestos elevados por estos servicios, pero unos pagan y otros no, ocupan viviendas ilegalmente», añade. En la zona hay bastantes viviendas propiedad de entidades bancarias que son el objetivo de los ocupas.
El presidente de la entidad vecinal reclama al gobierno municipal que coja las riendas del problema. «Hay personas con problemas económicos, desocupadas por la crisis. Hay familias a las cuales hay que ayudar y la comunidad ayuda dejando en suspenso la cuota, pero no a la persona que ocupa una vivienda de forma ilegal y, encima, se engancha a la luz y al agua y, además, utiliza los espacios privados y comunitarios, como son la piscina, los jardines...», dice el presidente Juan López.