Nervios y mucha concentración en la primera jornada de selectividad
La URV acoge hasta el jueves al 10% de los estudiantes de toda Cataluña que se evalúan con el fin de acceder este nuevo curso a la universidad
La primera jornada de las pruebas de selectividad siempre es sinónimo de nerviosismo, tensión y concentración. Y eso se respiraba ayer en el Campus Cataluña de la Universidad RoviraiVirgili, con 587 chicos y chicas ansiosos por sacarse de encima las materias comunes y específicas, y poder iniciar, de una vez para todas, su aventura universitaria sin más obstáculos. Y es que estos jóvenes que se presentan en septiembre, son los que no han podido acceder a los grados universitarios en la convocatoria del mes de junio, por varios motivos: ya sea porque les quedó alguna asignatura colgada de Bachillerato a final de curso y no podían hacer la selectividad en aquel momento, porque en el anterior prueba no les fue demasiado bien y buscaban una nueva oportunidad, o bien porque la nota que consiguieron tres meses atrás no era suficiente para entrar a su carrera soñada.
«Me imaginaba el examen peor. Ha sido fácil. Yo quiero entrar a Publicidad y Relaciones Públicas, pero no creo que pueda. Lo más seguro es que entre a mi segunda opción, que es Turismo,» explicaba la Mireia Llopi de 18 años. «He ido estudiando a lo largo de todo verano, pero sobre todo las últimas semanas, que ha sido cuando más» he «apretado», comentaba a la joven.
Crece el número examinados
En las pruebas de selectividad de esta segunda convocatoria del 2016, se han presentado 587 alumnos, lo que supone un pequeño aumento respecto del año pasado, cuando fueron 580 los estudiantes que probaron suerte. En general, esta segunda remesa es mucho más reducida con respecto a la de junio, cuando por la URV pasan a lo largo de tres días cerca de 3.000 alumnos para evaluarse de las materias troncales y específicas. Tanto en junio como en septiembre las pruebas que se realizan en la URV, de alumnos de toda la región, suponen en torno al 10% del total de Cataluña. Los exámenes tienen la misma dificultad, y se exige lo mismo a los alumnos, pero la asistencia a las evaluaciones varía, ya que según explicaba a Diari Més el profesor Antoni García, coordinador de las PAU –con casi 38 años de experiencia en estas pruebas–, en septiembre hay más ausencias y no presentados, ya que muchos alumnos optan por inscribirse en varias materias específicas con el fin de subir nota, pero finalmente, depende de cómo lo vean, acaban optando por sólo hacer las que llevan mejor.
Las que sí que se presentarán en estos días a todas las materias a las cuales se han apuntado son Dalila Kail y Souhaila Salhi, dos jóvenes tarraconenses que al salir del examen de Catalán comentaban entre ellas cómo les había salido la jugada. La primera quiere ser abogada y aspira a estudiar derecho, la segunda apuesta por la Filología Inglesa. Las dos estaban ayer convencidas, superada la primera de las tres jornadas, que podrían alcanzar sus retos. Con todo, la discordancia se producía a la hora de hablar de la metodología a seguir: «Yo me he preparado mucho todo el verano, he estado repasando continuamente», aseguraba Kail. Salhi reconocía que lo había planteado diferente, «me estresa mucho estudiar, yo me lo he preparado estas últimas semanas», apuntaba.
Como curiosidad de la jornada hay que explicar que eran diversos los padres y madres que rondaban ayer por el Campus universitario, o cuando menos, en el acceso principal de la avenida Catalunya. Unos esperaban buenas noticias de las evaluaciones de sus hijos, y de otros, acompañaban a sus chicos y chicas en su primera jornada de Universidad, ya que ayer se estuvieron realizando a lo largo de la mañana, diferentes jornadas de acogida. Fuera como fuera y fuera como fuera a unos y otros, será una jornada que quedará en su recuerdo.