La canongina Núria Rion expone en la galería L&B contemporary art de Barcelona
La artista nos explica en qué consiste 'Epidermis' y hace un breve recorrido de su trayectoria. La muestra se puede visitar hasta el 6 de diciembre en la calle Àlaba, 58
—¿Cuál es el vínculo que tienes con la naturaleza?
—Vengo de un pueblo que es bastante industrial (La Canonja, en el Tarragonès), pero mi familia siempre ha estado vinculada a las montañas de Prades y yo he pasado muchas temporadas allí. Siempre me ha llamado mucho a la naturaleza.
—¿Crees que este vínculo ha condicionado tu obra y tu interés por el paisaje más natural?
—Desde que vivo en Montblanc tengo un contacto más directo con la montaña cada día. Y eso es como una lluvia que se va filtrando y filtrando. Además, se añade la necesidad de hablar de lo que tienes cerca. Se unen el trabajo y la experiencia vital.
—¿Hay alguna voluntad activista de recuperación en tus obras?
—De recuperación no porque me parece absurdo. Pero a poner en valor sí: una lentitud, una manera de hacer... Vas haciendo y te das cuenta de que todos vamos deprisa. Cuesta detenerse y mirar pequeñas cosas, tener tiempo para pasear...
—Aquí en la galería L&B has presentado Epidermis, donde profundizas en conceptos como mapa, territorio o paisaje. ¿Cómo vinculas todo eso?
—Hay diferentes series; todas funcionan individualmente pero al mismo tiempo están muy ligadas y relacionadas con eso que decíamos del pasear tranquilo. La idea del mapa es un mapa en que no te puedes orientar de una manera determinada o un mapa tan local que si no lo conoces no sabes ni dónde estás. Y te acabas perdiendo en una superficie muy táctil y matérica que transmite la idea de piel. De aquí el título de epidermis: la memoria queda impregnada en la piel; en la piel de la roca, del paisaje... Y también quería intentar buscar miradas chiquitinas, hacia fuera y hacia dentro como búsqueda interior.
—¿Crees que por lo tanto se podría establecer algún tipo de paralelismo entre paisaje interior de la vivencia personal y paisaje exterior de estos lugares por donde paseas y exploras?
—Es un poco eso. Tú miras un paisaje y tienes una idea de paisaje abstracto, que después te transporta a un paisaje interior cuando entras en la sala. Es un espacio muy limpio, muy tranquilo y quieto que te lleva hacia tu recuerdo y tus vivencias.
—De todas las piezas que hay expuestas, ¿cuál crees que refleja mejor todo eso?
—La sala del fondo, porque ya lo hemos planteado con esta voluntad más sensorial. Aunque hay diferentes piezas se ha querido crear una unidad: entras, sientes y ves cosas. También tienes una sensación más matérica con las piezas que hay. En el resto del espacio tienes más la idea del cuadro o la pieza en sí misma; te adentras pero tienes unos límites.
—Explícanos un poco qué materiales has utilizado en Epidermis y si aparte de la funcionalidad tienes alguna especie de vínculo.
—Como materiales destaca la madera, que es con lo que presento la mayoría de los cuadros. Me interesa especialmente porque la manera como la trabajo es mediante un proceso muy lento, con muchas capas y dejándola envejecer. También lo oxido e incorporo agua, de manera que tiene un componente orgánico porque acaban pasando cosas que no te esperas. De esta forma el azar tiene una gran importancia para mí porque pinto provocando accidentes.
En la última sala hay dos materiales muy particulares como son el látex y la cerámica. Los dos tienen un componente muy matérico. El látex me interesa por las posibilidades que me da. El resultado final es una especie de piel que me parece interesante por la idea de la memoria, la sedimentación, el accidente... Cada trabajo acaba siendo como una performance en sí misma por esta transformación. La cerámica apareció porque quería respetar las cortezas de los árboles sin estropearlas, y me ha acabado interesando mucho tan el proceso de trabajo como el resultado en sí mismo.
—¿Tiene algún referente esta instalación que has hecho con látex?
—En esta obra en concreto no hay ningún referente en particular, pero hay una serie de nombres y maneras de hacer que me interesan. Las piezas más domésticas de Raquel Whiteread y Doris Salcedo, así como las de Kiki Smith; su trabajo en papel que encuentro súper interesante. Louise Bourgeois, que ella precisamente sí que tiene piezas de látex. Eva Hesse también ha trabajado con látex pero con un componente más escultórico. Aquí se mezcla un poco un trabajo de referentes más próximos al land arte con este tipo de referentes.
—¿Se podría considerar como una pintura tu instalación?
—La planteamos como instalación por como rodea el espacio en que está situada, pero en el momento en que eso lo cambiáramos de lugar, se presentara sólo la piel o sólo las cerámicas sería otra cosa. Puede ser una pintura perfectamente; pero no que esté en un vestuario. Es un tipo de pieza que no sigue los estándares de pintura. Tampoco tiene una estructura que lo aguante; es una piel en sí misma. Para mí no es más que una pintura de gran formato.
—¿Cómo fue el proceso para llevar a cabo esta obra y de qué ideas partiste?
—La pieza de la piel de roca parte de la voluntad de mirar un detalle muy pequeño del paisaje, focalizar la mirada en un fragmento del medio del mundo; un detalle que puedes mirar o bien pasar por delante de él sin darte cuenta de ello. Es darle una importancia que de entrada no le darías. He escogido siempre puntos que se encuentran en medio de caminos.
—Mi formación es pictórica, pero después de seguimiento han acabado saliendo piezas en tres dimensiones ya fuera poniendo objetos o imágenes para la necesidad de explicar más allá de las dos dimensiones de la tela o el cuadro. Me gusta trabajar sin necesidad de limitarme a una técnica, voy a buscar aquello que necesito en cada momento. Juego con elementos propios de la arqueología, la antropología, la topografía o la arquitectura y los llevo al terreno del arte.
—¿Consideras tu trabajo femenino?
—No definiría mi trabajo como femenino. Cada año enseño a mujeres artistas en mis clases. Como mujer artista es un tema que me preocupa y me interesa y que nosotras mismas tenemos que defender. Pero a nivel de obra pienso que no tiene por quénotarse que sea o no de una mujer.
—¿Qué planes de futuro tienes?
—Participaré en la próxima exposición del Museud'ArtModernde Tarragona con una instalación hecha con látex del año 2010: Translate. También colaboro en un libro conmemorativo que se hace desde el museo que vincula narrativa y pintura. Además, haré un pequeño trabajo site specific trabajando las zonas del Tarragonès. También hay un par de cosas que se tienen que acabar de concretar de cara a la primavera. Todo eso combinado con la docencia, que siempre está allí. Como proyecto individual quiero continuar con la temática que estoy trabajando, creo que todavía hay camino para recorrer en temas de territorio y naturaleza. Me centro en focalizar la mirada en historias pequeñas que al final son esenciales y comunes para todos. Una cuestión pequeña te conecta a nivel mundial porque te conecta con la esencia de lo que es vivir, respirar, la memoria; pero cuando hablo de memoria no hablo de la mía ni la de otro sino que es la idea de memoria.