«Quisieron que la madre retirara varias cantidades en una mañana»
Habla la hija de una de las víctimas de la banda criminal de que se hacía pasar por falsos operarios de una compañía de electricidad
Buscaban personas mayores o personas con minusvalías e intentaban hacerles creer que eran técnicos de una empresa de electricidad. Pedían un vaso de agua para poder pasar en la casa y, una vez dentro, a la mínima distracción, se los robaban la libreta de ahorros o la tarjeta de crédito. Sólo les faltaba que la víctima los diera el número pin. A menudo lo conseguían, amenazando con un supuesto corte de luz inminente. La banda, conformada por dos jóvenes de 22 y 24 años y una mujer de 31, ha estado recientemente desarticulada, y han quedado todos los miembros acusados de pertenencia a un grupo criminal.
Una de las ancianas que ha sufrido la extorsión es C., de Vila-seca, con problemas de memoria. El calvario le ha durado once meses y le ha costado 5.300 euros. «Cada poco tiempo, desde el mes de septiembre del 2015, iban viniendo a visitarla sin nosotros saberlo. Le apuntaban en un papel la cantidad que se los tenía que dar, y la hacían ir al banco a primera hora de la mañana», explica a Diario Más la hija de la víctima.
En su caso, le sustrajeron la libreta bancaria, pero al no estar habilitada para sacar dinero del cajero, los delincuentes tuvieron que volver a la casa, dejarla donde estaba a escondidas, y convencer a la mujer de qué ella lo tenía que dar el dinero en mano. «Primero eran 300, 400 o 500 euros, hasta que este último mes de agosto quisieron que mi madre retirara varias cantidades, en una misma mañana», apunta a la hija. El 4 de agosto, los delincuentes la llevaron a las ocho y media en la sucursal de La Caixa donde la mujer está cliente desde hace años. Le hicieron sacar 300 euros, pero no contentos con la suma, pasados unos minutos le exigieron que retirara 800 y 1.500 euros más, en diferentes sucursales. La anciana se ahogó, ya que ella sólo tenía confianza con su banco habitual. Aquí fue cuando saltó la alarma: el personal de la entidad bancaria se olió algo extraño y denegó la retirada. Acto seguido, avisaron de urgencia a la familia.
Aquel mismo día, los integrantes de la banda criminal llamaron a casa de la anciana. Le recriminaban que no les hubiera hecho entrega de la cantidad que le habían exigido. Cuando su hija, quien en aquel momento estaba en la casa, se enteró de que llamaban los delincuentes, cogió el teléfono y les pidió explicaciones. Colgaron inmediatamente, pero seguirían llamando en días sucesivos con número oculto. Al no recibir respuesta, empezaron a asediar telefónicamente a una de las hijas, «la chica de la banda –presuntamente Elisabeth I.C, con domicilio en la Riera de Gaià- nos decía que lo estaban buscando para aclarar el contrato», explica todavía visiblemente afectada la familiar. No tenía ni para comer Durante el tiempo que duró la extorsión, la anciana se quejaba a sus hijos de qué no tenía dinero «ni para comer», ya que su pensión es muy reducida.
«No lo entendíamos, porque nosotros vemos que sacaba 300 o 400 euros del banco cada poco tiempo... Pensábamos que eran manías suyas», razona la hija. La mujer mayor se doblaba a las exigencias de los ladrones por miedo a quedarse sin luz. «Le decían que se lo debía mucho dinero y que lo tenía que pagar», apunta a la sucesora.
Los delincuentes habían sido especialmente amables y próximos con la víctima con el fin de ganarse su confianza, «ella decía que el chico que le venía a pedir dinero la trataba muy bien y era muy educado y correcto», explica la familiar.
Según la descripción física, el estafador que tenía contacto con ella sería presuntamente Jordi C. P, de Constantí. La mujer, al descubrirse el robo, no se podía hacer cruces de la gran suma de dinero que le habían hurtado: «Ella, como muchas personas mayores, asocia euros con pesetas. Poco se podía pensar que los 300 euros que les daba cada vez fueran 50.000 pesetas. Cuando le dijimos que se habían llevado casi un millón, decía que eso no era posible», dice la mujer. Aunque los agentes de los Mossos D'Esquadra ya estaban tras la pista de los delincuentes, la familia tenía miedo de volver a dejar a la anciana sola en su piso, así que se la llevaron a Pallareses, donde reside parte de la familia. «Teníamos miedo de que la volvieran a venir a buscar, no hemos sido tranquilos hasta que nos hemos enterado de que» han sido «detenidos», indica la familiar. Si todo va bien, C volverá pronto a su casa, pero no estará sola, «contrataremos a una mujer que le haga compañía», asegura la hija.