El pintor internacional Manel Güell expone por primera vez en su ciudad

A sus hombros, Manel Güell cuenta con decenas de exposiciones de sus cuadros en galerías de arte de Londres y Nueva York, pero en la veintena de años que lleva en activo a este habitante de Valls establecido a Londres, todavía tenía una cuenta pendiente: presentar sus creaciones a los amigos y familiares en su casa, Valls, el municipio desde donde elevó el vuelo en 1990. La sala de exposiciones del antiguo hospital de Sant Roc –cerca del Pati– se quedó pequeña, hace unos días, para acoger al centenar de vecinos que quisieron ver la colección Figures sobre/on paper, creada entre 2008 y 2012.

Las láminas muestran cuerpos humanos difusos, donde la vitalidad, las ganas de seguir adelante y la plenitud de la juventud contrastan con el temor inherente al ser humano de caer en una enfermedad, debilitarse y morir. «Se trataba de expresar una necesidad imperiosa de vivir, la gente que haya pasado por una enfermedad quizás se reconoce más. La juventud es una cosa única, trascendente y que pasa a toda prisa, hoy miras y mañana ya no será», apunta a Manel Güell.

Es una colección que se tiene que ver y disfrutar con los cinco sentidos para no perderse un solo matiz, ya que algunas de las láminas son de proporciones considerables –dos metros de altura por uno y medio de anchura– y presentan en cada rincón algún mensaje que el receptor tiene que interpretar.

Las obras de Güell se han hecho muy famosas en Londres por la suya alta dosis de pasión. El pintor plasma sentimientos que consiguen traspasar al público. «A la hora de pintar lo más importante es el que tú sientes. Cuando pintaba yo no estaba pensando que haría un hombre que estaba intentando aceptar un estado físico doloroso», desarrolla. El artista se deja llevarse por su inconsciente cuando está en su estudio londinense, «empiezo a pintar y empiezan a pasar cosas», añade.

La obra, expuesta con la colaboración del Instituto de Estudios Vallenses, se puede visitar gratis hasta este domingo. Cabe decir que no deja indiferente a nadie.