Tres artistas de circo tarraconenses hacen sonreír a refugiados en Jordania
Mila Martínez, Marta Renyer y Gilbert Trilles viajaron a tres campos de refugiados del país de la mano de Payasos Sin Fronteras
Tres artistas tarraconenses se embarcaron, el pasado mes de noviembre, en un viaje que nunca olvidarán. Su destino, tres campos de refugiados de Jordania. Su objetivo, llevar felicidad a los niños y niñas. Y el resultado, 25 actuaciones con más de 5.000 espectadores. Mila Martínez, acróbata de El Pont d'Armenteres, Marta Renyer, payasa de Tarragona, y Gilbert Trilles, el Mag Struc de l'Aleixar, pusieron rumbo hacia este país asiático de la mano de la Circoteca de Valls, sede de Payasos Sin Fronteras en la demarcación de Tarragona, para actuar delante de refugiados «que necesitan distraerse», tal como asegura Gilbert Trilles.
Esta era la primera expedición para los tres tarraconenses, que contaron con el apoyo del asturiano Nacho, ya experto en estos tipos de viajes. «El control policial en la entrada de los campos, la vigilancia que hay y las vallas que los delimitan me impresionaron mucho,» explica el mismo Trilles, que no dudaría a volver a embarcarse en un viaje como este a pesar de la frialdad de este primer contacto con la realidad de los campos. La situación dio un giro de 180 grados cuando realizaron la primera actuación delante de los niños y niñas del primer campo que visitaron, Arzaq, que cuenta con unos 40.000 habitantes. «Los niños nos esperaban con los ojos muy abiertos, muy contentos, y después de la actuación todo fueron abrazos y alegría», recuerda Trilles.
Esta situación se repitió hasta 24 veces más en el resto de campos que visitaron: el de Zaatari, que con 80.000 refugiados es el segundo mayor del mundo y unas de las 'ciudades' más pobladas de Jordania, y el King Abdullah Park, que es un campo de registro donde la mayoría de refugiados que llegan son trasladados a otro campo.
«Los campos son como ciudades: tienen escuelas, servicios, pequeñas casas de latas donde viven las personas. Pero en la calle no hay mucho movimiento, se nota que las personas que viven necesitan momentos de despreocupación porque la situación que viven es muy dura», explica el Mag Struc. A pesar de que la mayoría de actuaciones que llevaron a cabo eran para los niños y niñas, algunas también las realizaron para público adulto. Eso sí, todas fueron diferentes a los espectáculos que todos ellos hacen normalmente en Cataluña: «Allá tuvimos que eliminar el lenguaje de las funciones, porque no hablamos árabe, de forma que nos centramos en la mímica, los gestos, los juegos de manos y de magia, etc.», explica Trilles.
¿Lo mejor de la experiencia? El Mag Struc no duda ni un momento en afirmar que las sonrisas y caras de felicidad de los espectadores es lo mejor que se lleva de este viaje altruista. Pero por otro lado, también hay una parte negativa: «El hecho de que sea necesaria este tipo de ayuda pone en evidencia que altos estamentos que podrían hacer mucho más se mueven muy poco». Los tarraconenses pusieron punto y final a su primer viaje el pasado 30 de noviembre.