Descubren de un altar rupestre donde se hacían sacrificios en Alforja

Vecinos de Alforja han descubierto, recientemente, cuál era la antigua función de un objeto de piedra ubicado en los alrededores del municipio en el interior de un espacio hundido de unos 25 metros de ancho y 5 de profundidad. Así lo publica Rogelio Portal en AlforjaStark, donde narra el descubrimiento que hicieron el campesino Hilari Aragonès y él.

Según explica, Aragonès hace años descubrió el lugar y la piedra, pero no tenía claras las funciones que había cubierto años atrás. En un principio lo denominaba molino, pero parece ser que el objeto, «un recipiente o cazoleta de 30 cm de diámetro por 40 de profundidad excavado en un bloque» de piedra rojiza, cumplía una funcionalidad totalmente diferente. En un lateral la piedra tiene un orificio que vierte en un canal sobre la roca. Pero la ubicación en un lugar de difícil acceso, y el posterior hallazgo de tres cruces marcadas en el objeto, llevan a Portal a concluir que se trataría de un altar o santuario rupestre de la época íbero: «La presencia de las tres cruces tan sólo puede significar la purificación del lugar (...) y la certeza de que los que lo hicieron conocían que la bauma era utilizada como recinto mágico-religioso o santuario rupestre». Además, asegura que el hecho de estar situado en el interior del espacio hundido, similar a una cueva, «incrementa su carácter religioso».

«Al lado del recipiente excavado en la roca y a una altura superior, hay un gran bloque de piedra que podría ser la superficie donde colocaban el animal para ser sacrificado. Incluso pudo haber sido utilizada para el examen de las vísceras», sigue razonando Portal. Y es que según explica, el bloque de piedra tiene un surco donde se colocaría la cabeza del animal para que la sangre cayera en la cazoleta de piedra. De esta segunda, saldría por el canal y caería a otro recipiente colocado en el suelo.

Los dos exploradores también encontraron restos de cerámica en el lugar. «En nuestra exploración superficial encontramos fragmentos metálicos de lo que parece haber sido una recipiente, en más de varios fragmentos de cerámica decorados con cordones digitados». Esta presencia de restos, según Portal, está relacionada con «cacharros que contenían ofrendas», y corroborarían la hipótesis del santuario. Estos fragmentos parece ser que están hechos a mano, y según el análisis de Portal, podrían fechar desde el 5.000 aC (Neolítico) hasta el 1.000 aC (Edad de Bronce).