Diari Més

«La poesía me sale sola, pero ahora quiero hacer una novela»

Mª Isabel Sánchez está a punto de publicar su segundo libro de poemas

Maria Isabel en la entrada de su casa, con su primer libro, 'La Llama Fría y Cantos de Ausencias'.

«La poesía me sale sola, pero ahora quiero hacer una novela»Cristina Aguilar

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«Soy una escritora circunstancial. No me considero escritora, pero lo quiero ser. He publicado un libro de poesía y en febrero saldrá el segundo. La poesía me sale sola, pero ahora quiero hacer una novela. Cuando la haga ya me consideraré un escritor, porque ya serán tres libros, y eso ya es otra cosa». Así es como se define María Isabel Sánchez Gea, poetisa de la Plana, que ha convertido el arte de hacer versos en una manera de explicar en el mundo las circunstancias que lo han marcado, pero también todo aquello que la inspira, que puede ser desde una mariposa hasta un verso de alguno de sus poetas preferidos, entre los cuales hay Machado, Lorca, Rosalía de Castro y, muy especialmente, Benedetti.

El año 2014 vio a la luz su primera recopilación poética, el libro ‘La Llama Fría y Cantos de Ausencias’, donde más de cincuenta poemas nos hablan de la soledad, la tristeza y la vida. «La gente que lo ha leído me dice que es un poco triste, pero lo hice después de perder a mi hijo y mi marido, y mi vida personal me sirve de inspiración. En su momento a mí me gustó, pero ahora lo veo un poco ‘flojito’, porque ahora ya escribo cosas más complicadas», explica María Isabel. La portada del libro nos muestra, en una foto de gran belleza, un paisaje de su tierra natal, Chirivel (Almería), de donde emigró cuando sólo tenía doce años. Después de vivir un tiempo en Maspujols y en Reus fue, con su familia, a la Plana, y ya se quedó. «Ningún barrio tiene lo que tenemos aquí, es un lugar precioso para vivir allí, un barrio tranquilo, multicultural pero con muy buena convivencia entre todos nosotros. Hace 24 años que estoy y espero acabar mis días aquí», apunta a Mª Isabel.

Ha sido en la Plana donde ha desarrollado su talento poético. Un talento surgido de su tozudez personal y de la necesidad de poner palabras a los sentimientos. «Yo no fui a la escuela. Pero a los seis meses de llegar aquí ya hablaba catalán. Leo mucho, pero tengo el problema que no recuerdo lo que he leído. Un día que estaba al logopeda con mi nieto me preguntó qué estaba leyendo, y le expliqué mi problema. Él me ayudó, y cuándo vio lo que había escrito me dijo: ‘tienes que escribir más’. Y en dos meses hice 100 poemas», recuerda a María Isabel. Ahora publica periódicamente en el diario Granada Costa, y ya ha hecho la selección de poemas para un segundo libro que, si todo va bien, saldrá en el mes de febrero. Su gran objetivo, sin embargo, es escribir una novela autobiográfica, de la cual ya ha empezado el relato. Tengo escritas unas ochenta páginas, y eso sólo es hasta los doce años. Tengo que cambiar nombres y situaciones, pero la quiero escribir, porque ha llegado el momento de coger las riendas de mi vida», asegura decidida. Diagnosticada de cáncer hace dos años, explica que se encuentra en un momento vital en que tiene que vivir para ella misma, y para hacerlo, «hay que buscar pequeñas cosas que nos ayuden a dar el paso siguiente». La novela es una de estas cosas, pero para sacarla adelante le hace falta la mano de una persona que lo ayude a poner orden al texto o, directamente, lo ayude a escribirlo. Ahora, admite, lleva unos cuantos meses bloqueada, y los poemas, que en otros momentos surgen a chorro de sus pensamientos, han dejado de hacerlo. «Cuando llega el verano y me voy al pueblo, me cojo una silla, me voy a la montaña y me asiento debajo de una encina y venga, lo que salga. Y salen maravillas. Pero ahora no estoy bien y hace tiempo que no escribo», admite. Sin embargo, tiene un archivo de poesías que le permitiría publicar todavía unos cuantos libros más.

Relato social

Las fuentes de inspiración de María Isabel se encuentran en cualquier lugar. Pueden estar en un anuncio de la televisión, en un viaje y un paisaje, o en las noticias que nos hablan de los aspectos más difíciles de los éxodos humanos. «He escrito sobre los emigrantes, cuando muchos se quedaron arriba de la valla, cuando fueron atacados con pelotas de goma... la gente de color siempre han vivido marcados, porque su color de piel los hace más visibles, pero los malos no son ellos,» afirma.

La Mª Isabel también ha tenido experiencias con concursos literarios, pero algunos no le han dejado demasiado buen sabor de boca: «hice un poema sobre Andalucía para un concurso de Lérida, pero quien ganó tenía un montón de premios, cualquiera se enfrenta a este tipo de personas; yo no he ido a la escuela, lo que he aprendido, lo he aprendido a la vida».

No sellarán mí boca

¿Qué larga sea la cuerda? ¿Qué tiene que sepultarme?

Pienso luchar aunque sea tarde.

¡No sellarán mí boca! ¡No atarán mis manos!

Sólo el rocío de la noche verá que estoy llorando.

No lo verán toso ojos, no me acariciará tú mando

¡No! No quiero,

¡No, déjame besar toso labios!

Quiero acariciarlos miedo si se la última noche

y mañana no puedo mirarlos.

El vino de la copa dice que me estás amando.

¡Cómo se nota que estás llorando! ¡Bebe la última copa!

No dejes ni una gota, ya me van llevando.

¡Qué larga era la cuerda y no puedo soportarlo!

El sepulcro de viejo mármol, frío en el calor del verano.

Ni tú lloras, ni yo estoy llorando, sólo se una despedida.

Ya nos iremos encontrando

Sellados mis labios, seguirán estando

y si vienes té sigo abrazando

Cuando vengas en visitarme

laso blancas rosas estaré esperando

No olvides ¡Cuánto daño! ¡Cuánto daño! Sin rosas y sin quebranto

Echo de menos los abrazos, sigo esperando.

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