«La esperaba en la habitación con un cuchillo, no puede decir que fue culpa de la droga»
Las hermanas de Carmen Ginés, la mujer que murió a manos de su pareja el pasado 17 de diciembre, piden que se haga justicia
El 18 de diciembre pasado, Francisco Javier Mora Muñoz, de 44 años, se presentó en la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Campclar y confesó que había matado a su mujer, Carmen Ginés, la noche anterior. Mientras el asesino confeso de esta vecina de la Pobla de Mafumet –muy conocida y querida en el municipio donde su familia regenta el Bar Carmen- permanece en prisión, Laura y Susana Ginés, dos de las hermanas de la víctima, han roto el silencio para pedir justicia. Aseguran que actuó de forma premeditada, aunque él, ahora, intente justificar con las drogas todo lo que pasó.
— Por qué se han decidido a romper el silencio?
— Hemos pasado días muy duros. Ahora él (el asesino confeso de Carmen Ginés), se escuda en la droga. Ha dicho que iba muy drogado, que no tenía intención de hacerlo, que todo fue por la mucha cocaína que había esnifado. Pero esperó a nuestra hermana en la habitación con un cuchillo de cocina. Nadie espera a otra persona con un cuchillo, si no tiene intención de matarla. Creemos que, ahora, quiere apelar a la droga para intentar rebajar la condena, pero fue una muerte violenta, nuestra hermana se defendió.
— Qué pasó aquel 17 de diciembre, el día de los hechos?
— Él dice que estuvieron comiendo juntos y que, durante la comida ya había esnifado cocaína. Asegura que, después, salió de casa a buscar más. Nuestra hermana sabía que consumía, pero a nosotros no nos explicó nada. Carmen sabía que, de forma esporádica y los fines de semana, consumía, pero que él se iba a la buhardilla y ya está. Ella no estaba de acuerdo con lo que hacía y seguramente no sabía hasta qué punto consumía. Según ha dicho después F.J.M.M., pasaron la tarde sin hablarse, él subió al piso de arriba y mi hermana se quedó mirando la televisión. A cierta hora de la noche él bajó, pasó por su lado y fue a la cocina, cogió un cuchillo y se marchó a la habitación. Desde allí le gritó ‘Carmen, ven, que hablaremos’, le dijo, y nuestra hermana fue, dispuesta a hablar con él. Se sentaron en la cama y allí le asestó la primera puñalada. No sabemos de qué hablaron. Lo que pasó allí sólo lo saben él y ella, pero ella está muerta.
— Os provoca dudas su versión?
— En la habitación no había nada. Si le clavó la primera puñalada en la habitación, tendría que haber sangre, pero no había. Quizás la limpió él, pero no sabemos qué pasó realmente. En cualquier caso, no fue una muerte rápida, como se afirma. Nuestra hermana se defendió. Tenía pelo de su pareja en las uñas, tenía moratones en todo el cuerpo, en la boca, en las orejas, en los brazos y las piernas. Ella inhaló sangre.
— Los golpes son de aquel día?
— Sí, porque hacia las diez de la noche, antes de que pasara todo, Carmen fue a casa de nuestros padres y no tenía ningún moratón. Creemos que pasó todo después, cuando volvió a casa.
— Qué sucedió después de clavarle la primera cuchillada?
— Él afirma que ella se cayó en el baño y creemos que no fue una muerte rápida. Su cuerpo tenía 20 navajazos. Catorce eran de cierta profundidad, el resto son cortes, algunos en las manos, algo que demuestra que ella luchó, intentó defenderse y que él se ensañó. Ella acabó muriendo en el baño y todo debió pasar allí, porque, si lo hubiera apuñalado en la habitación, tendría que haber algo.
— Creen que él acabará basando la defensa en que iba muy drogado y que perdió la cabeza?
— Sí. Pero nosotros creemos que lo tenía todo pensado. Si uno no tiene intención de hacer nada, no se va con un cuchillo de cocina a la habitación...
— Él no confesó hasta el día siguiente. ¿Qué hizo después de matarla?
— Utilizó el teléfono de nuestra hermana y llamó a nuestra sobrina. Le dijo que viniera más tarde, que ellos dos iban a tomar algo fuera. Cuando llegó, pasadas las doce, él le dijo que su madre estaba con la señora que cuidaba habitualmente, en el hospital. Cenaron con toda normalidad, ni siquiera lo vio alterado. El cuerpo de Carmen estaba en el lavabo de la habitación, pero ella no lo vio, porque nunca entra en esa estancia. Al día siguiente, por la mañana, amenazó a nuestra sobrina con un cuchillo, la subió al coche y la dejó en la entrada del pueblo. Le tiró las llaves y le dijo que fuera a buscar a su madre.
— Entonces fue cuando se enteraron de lo que había sucedido?
— Ella fue a casa de nuestra madre y, cuando supimos que había amenazado a nuestra sobrina, fuimos a buscarlo, a él y a mi hermana. Él le dijo a nuestra sobrina que su madre estaba en el trastero. Fuimos hacia allí, pero no estaba, la llamamos por toda la casa, pero no la encontramos. En aquellos momentos no nos podíamos pensar que estaba muerta en el baño de la habitación. Yo me había asomado a la habitación, pero estaba a oscuras y, al ver que no contestaba, nos marchamos. No miré en el baño, porque nada nos hacía pensar que estuviera muerta. Decidí ir a ver si estaba con la mujer a la cual cuidaba habitualmente y, cuando supimos que no se habían visto, entonces es cuando nos temimos que podía haber pasado lo peor.
— Fue la familia la que encontró el cuerpo de Carmen?
— No. En este espacio de tiempo en el cual estuvimos buscando a nuestra hermana, él ya había ido a la comisaría de Campclar, donde confesó lo que había hecho. Al llegar a casa, nos encontramos a los Mossos d'Esquadra. No nos dejaron entrar a verla. Tuvo que ser mi cuñado, Rubén Pérez, quien entrara en el baño para identificarla. No nos creemos nada de lo que dice. Hubo forcejeo seguro. Él dice que entró en shock, que bajó y que la mató. En la habitación había un zapato de nuestra hermana a cada lado, allí debieron discutir.
— Vosotros sabíais que tenían problemas. ¿Era ella una mujer maltratada?
— No sabíamos nada. Ella no explicaba nada, pero ella no era una mujer maltratada. A la mínima que él le hubiera puesto la mano encima, nos lo hubiera explicado, estábamos muy unidas. Sabemos, sin embargo, que ella no aceptaba que tomara drogas.
— Qué desencadenó la discusión, lo saben?
— Sabemos que aquel mismo viernes, el día antes, ella se había enterado de que él había estado en un centro de desintoxicación, que había estado en prisión hace algunos ¡ años por haber robado, había hecho un estirón de bolso con una moto. Pasó tres meses en la prisión. Nosotros creemos que ella debía estar enfadada por todo este asunto, del que no sabía nada. Es posible que la discusión de pareja viniera por todo eso y porque él le hurtaba dinero habitualmente y lo vendía todo. Tuvieron que sacar las alianzas de la casa de empeños hasta tres veces. Hacía diez años tenían una relación, dos de casados, pero él no hablaba nunca de su pasado
— La familia no notó nunca nada extraño en él?
— No. Nunca vimos nada extraño. Ahora sabemos que mi hermana sabía que tomaba cocaína, de forma esporádica, pero nunca nos lo dijo. También sabemos que con su anterior pareja ya tuvo incidentes similares, que también le faltaba dinero y, de hecho, fue una expareja de él la que avisó a Carmen de que él podía tener problemas pronto, porque tenía antecedentes.
— Cuando habrá juicio, se está investigando el caso?
— No lo sabemos. De momento, no podemos tocar nada de su casa, donde pasó todo. Será juzgado ante un jurado popular. A la espera de que salga el juicio, nos indigna que él se contradiga. Se acuerda de haber ido a buscar droga, pero no de si nuestra hermana se defendió. Dice no acordarse de si Carmen estaba viva o muerta, pero sí de qué consumió mucha cocaína... Él ha llegado a decir que ‘he tenido que matar a mi mujer para darme cuenta de que tengo que dejar las drogas’.
— Cómo valoran la respuesta del pueblo, la Pobla de Mafumet, ante todo lo que ha pasado?
— Muy bien. Se hizo un minuto de silencio. Llevaron fotografías, velas y flores al portal de su casa. La Pobla de Mafumet se volcó. Al tanatorio fue mucha gente y en la iglesia pasó igual. Hace treinta años que tenemos el bar, todo el mundo nos conoce, y todos se han portado muy bien.
— Cómo era Carmen?
— Ella era muy sociable, siempre tenía una sonrisa en la boca para todo el mundo. Le puedes preguntar a cualquiera. Estábamos muy unidas y nunca nos habríamos imaginado que acabaría de esta manera. Incluso, él ha reconocido que era una buena mujer, que lo ayudaba en todo.
— Cuánto de tiempo creen que pasará a prisión?
— Nuestro abogado cree que le caerá el máximo posible. Pero lo único que esperamos es que no llegue al juicio. Para nosotros, no tendría que tener derecho a nada, ni abogado ni a nada... De la misma manera que ella se ha ido, también quiero que él se vaya. Nos indigna que ahora él se presente como una persona que tiene problemas con las drogas. Fue premeditado. Él estaba esperando a nuestra hermana con un cuchillo de cocina en la habitación. Tenía intención de hacerlo. No ha dejado de caer en contradicciones, primero dice una cosa y, después, otra. Queremos justicia.