El aumento de precios por las camas del IMSERSO no llega a los hoteleros
La FEHT afirma que, si el concesionario no les traslada el incremento propuesto, no firmará los contratos para el próximo periodo
El aumento de precios por las camas del IMSERSO no llega a los hoteleros
Los hoteleros de la Costa Daurada no firmarán los contratos para recibir turistas del Imserso, si la empresa concesionaria no les traslada el pequeño aumento de precios que el Gobierno les ha puesto encima de la mesa. Los empresarios han valorado positivamente el paso que ha dado la administración pública ante las quejas del sector, el cual se ha plantado recientemente exigiendo el incremento de los 21 euros a pensión completa que perciben para alojar a cada uno de los viajeros de este programa de vacaciones para personas mayores. La empresa concesionaria, sin embargo, es ahora la que pone escollos al acuerdo.
«Sabemos que la administración ha puesto encima de la mesa un incremento pequeño, pero voluntarioso para este periodo de vacaciones que va de octubre del 2017 hasta mayo del 2018, el periodo de la prórroga de la contrata», ha asegurado el presidente de la Federació d’Empresaris d’Hostaleria i Turisme (FEHT), David Batalla. Este avance ha sido valorado positivamente por Batalla, quien añade que «los empresarios del sector hotelero estaríamos satisfechos como paso de buena voluntad». Desde la FEHT se asegura que, sin embargo, la empresa concesionaria sigue negociando y no ha trasladado a los establecimientos hoteleros el pequeño aumento propuesto. «Si no lo trasladan, no firmaremos los contratos para el próximo periodo», amenaza Batalla, quién recuerda que la contratación del programa se tendrá que realizar durante el próximo mes de mayo. «Esperamos otro aumento para el nuevo proceso de contratación para los años 2018, 2019 y 2020», concluye al presidente de la FEHT.
El pasado mes de marzo la FEHT anunció que el sector se estaba planteando abandonar el programa de vacaciones del Imserso delante de los bajos precios que perciben desde hace tres años. Se sumaba así a las quejas del sector de todo el Estado y al ultimátum hecho de cerrar las puertas en el Imserso dado que, con los precios que se pagan, difícilmente se puede ofrecer un servicio de gran calidad.