Räikkönen vive la emoción de su monoplaza a bordo del Red Force de Ferrari Land

Amenazaba lluvia. De hecho, el acto estuvo a punto de suspenderse por la lluvia, pero las gotas dejaron de caer en el momento en que Kimi Räikkönen, el hombre de hielo, aterrizó con su avión privado en el Aeropuerto de Reus. De allí, se dirigió a PortAventura, donde el piloto de Ferrari dio por empezada su visita al parque temático, concretamente, en Ferrari Land.

Si Sébastian Vettel fue quien puso la primera piedra de Ferrari Land y Marc Gené se convirtió en el perfecto anfitrión en la inauguración del parque (la cantante Edurne y el actor y humorista Santi Millán también pusieron su granito de arena), este jueves le tocó el turno a uno de los mejores pilotos de los últimos tiempos.

El piloto de la marca del Cavallino Rampante estuvo acompañado, nuevamente, de Marc Gené, que se ha convertido, prácticamente, en el anfitrión oficial de Ferrari Land. Después de un breve recorrido por el parque, los dos, con toda la comitiva y los invitados, realizaron un tour por las instalaciones, con una meta bien concreta: subir al Red Force, la atracción estrella de Ferrari Land, un acelerador vertical que es capaz de transportar a cualquiera que sube a un monoplaza de Fórmula 1.

Räikkönen subió y, al bajar, fue muy claro. «El arranque, sí que es similar a la de uno Fórmula 1», expresó el piloto, impasible, como siempre, ante cualquier situación o momento. Sí que se le arrancaron algunas palabras más, ya que comparó Ferrari Land con el parque de atracciones de Abu Dabi, donde|dónde la marca italiana también se bien presente. «Es similar, son dos ambientes muy parecidos» apuntó Kimi Räikkönen.

Ferrari Land abrió sus puertas el pasado 6 de abril, con una inauguración espectacular y con la presencia de Piero Ferrari, hijo del mítico Enzo Ferrari, que fue quien fundó la marca. En total, se han invertido más de 100 millones de euros en la construcción del parque, cuya estrella es el mencionado Red Force, el acelerador vertical más alto y rápido de Europa, con 112 metros de altura y una aceleración de 0 a 180 kilómetros por hora en sólo cinco segundos. El espacio que cuenta con una recreación de varios monumentos italianos y que está salpicado de coches de carreras y de simuladores.