Que no se pierda el saber de las abuelas
Marta Agüera, conocida como Silvestrina, es una experta en hierbas medicinales y productos naturales
Silvestrina es el álter ego de Marta Agüera Fortuny, una joven apasionada por las plantas y la naturaleza que, desde la masía de Calderó, en Alcover, hace difusión de las propiedades de las plantas y elabora todo tipo de productos naturales con aquello que obtiene de su entorno.
El interés de Marta por las plantas se despertó ahora hace siete años. Poco a poco la curiosidad por saber el nombre de las hierbas que se iba encontrando y sus propiedades la llevaron a preguntar en su entorno más próximo, pero pronto lo que parecía un pasatiempo se convirtió en una pasión, y las ganas de saber en una necesidad: «todo empezó porque que soy muy de pasear y hacer excursiones, y cuando me encontraba alguna planta que no conocía, la buscaba en los libros o preguntaba a la gente. Pero al final acabé haciendo cursos de herbodietètica, fitoterapia y aromaterapia, no sólo para ampliar los conocimientos, sino también para profesionalizarme», explica. Sus dos abuelas, que han vivido siempre en el campo, también la han ayudado, con su saber, a conocer y aprovechar todo aquello que crece cerca de casa.
En la masía de Calderó tiene, además del espacio de vivienda, un huerto ‘comestible’ y uno terapéutico, donde cultiva las plantas silvestres que no encuentra, en su entorno. Así y todo, Marta asegura que la zona donde se mueve es muy rica en hierbas comestibles con propiedades medicinales, y como hacían las antiguas trementinaires, sale a recolectarlas cuando es la época.
Entre las hierbas más populares destaca el romero , el tomillo y el hisopo, «que son conocidas por todo el mundo y siempre se han utilizado», pero también apunta que hay todo uno junto de hierbas que están por descubrir: «Estoy ampliando conocimientos, sobre todo por lo que popularmente decimos malas hierbas, que yo la llamo buenas hierbas, que tienen una gran riqueza, sobre todo comestible. Como la malva, que crece por todas partes, o la borraja, que siempre se había comido». Al mismo tiempo, Marta también apunta que con los años se han ido matizando los usos de ciertas plantas que antiguamente se utilizaban mucho, pero que pueden llegar a ser perjudiciales: «La lleterola, por ejemplo, antes se utilizaba para quemar verrugas, pero en realidad te puede llegar a hacer daño a la piel».
Todos los conocimientos que ha ido adquiriendo con estos años están condensados en su taller, una casa de madera junto al huerto terapéutico, donde elabora productos naturales. En toda esta aventura la acompaña el pequeño Bruc, que nació ahora hace cinco meses y que muy pronto será conocedor de todos los secretos de las plantas.
Silvestrina está presente en las redes sociales, desde donde hace difusión de sus conocimientos, y también organiza talleres y encuentros. Así por ejemplo el próximo 3 de junio abrirá la masía para hacer una jornada divulgativa, que consistirá en una salida de reconocimiento y recolecta de plantas, y la elaboración de un ungüento y un espíritu terapéutico con las hierbas recogidas.