«Se sigue prefiriendo el libro en papel»
La Biblioteca de Vila-seca celebra 30 años con la mirada puesta en los nuevos modelos de uso
Este 2017 la Biblioteca pública de Vila-seca celebra treinta años de su puesta en servicio. Tres décadas que han sido marcadas, sobre todo, por la irrupción de las nuevas tecnologías, que han cambiado sustancialmente la manera de gestionar el centro y también la manera de acceder y hacer uso. Casi ni recordemos las fichas identificativas de los usuarios y de todos los libros del catálogo que el personal de la biblioteca gestionaba metódicamente. O el trabajo que suponía la búsqueda de un libro que no estuviera en el catálogo local. La informática y las bases de datos lo cambiaron todo.
No obstante –y en el caso de bibliotecas pequeñas como la de Vila-seca eso es más evidente–, la irrupción del libro digital no ha causado la sacudida que se preveía. Núria Llebaria, directora del centro vila-secano, ha sido testigo: si bien es cierto que en las bibliotecas universitarias hay muy de fondo digital, en el caso de las bibliotecas públicas eso no ha funcionado tanto. Las colecciones digitales de conocimientos, como enciclopedias en línea, no han tenido mucho éxito porque la gente hace la búsqueda directamente a internet o sigue haciendo la búsqueda clásica, en formato papel. Y, al mismo tiempo, estamos descubriendo que muchas personas a quienes gusta la literatura, aunque utilicen el apoyo digital de manera puntual, siguen prefiriendo el libro en papel». Eso explicaría que iniciativas como e-biblio, una plataforma de préstamo digital dirigido a todos los usuarios de bibliotecas públicas del Estado español, no haya acabado de cuajar.
«La literatura tiene un público muy fiel, y estamos viendo que la convivencia del digital con el libro en papel tendrá una larga vida», añade la directora, que también apunta que, según su experiencia, incluso los jóvenes, nativos digitales, cuando leen literatura juvenil, también prefieren el libro en formato papel.
Superados los desafíos digitales, el siguiente reto de las bibliotecas pasa, probablemente, por la redefinición de sus espacios. En Cataluña ya empiezan a llegar nuevos modelos de biblioteca donde el silencio no es la norma imperante, o al menos no lo es en todo el recinto. Núria Llebaria confirma que, por lo que se puede ver en países puntero, «la biblioteca acabará siendo un espacio multiservicio, con laboratorios de trabajo, zonas de estudio, y maker spaces, lugares donde crear y trabajar». Aun así, apunta Llebaria, «la esencia de las bibliotecas seguirá siendo la información, el libro y la lectura».