La calle Murillo sufre las molestias por el corte de tráfico en Carles Buigas

«Cada pocos minutos pasa un autobús. Si hay un vehículo obstaculizando su paso, tocan el claxon sin ningún problema. El tráfico se ha incrementado notablemen y no tenemos descanso». Ésta es la queja de Alfonso Mateo, un vecino de Barcelona que tiene una segunda residencia en la calle Murillo desde hace 22 años y que, el pasado fin de semana, comprobó los cambios que se habían producido en la zona después de que se haya cortado el tráfico en la avenida Carles Buigas.

La puesta en marcha de una prueba piloto que convierte en zona de peatones el tramo de la avenida Carles Buigas entre las calles Zaragoza y Murillo ha provocado que los vehículos que se dirigen hacia la zona del paseo de Jaume I lo hagan girando hacia esta calle para, después, enfilar la calle Barbastre. «No olvidemos que es una calle dónde, desde hace años, tenemos que sufrir los ruidos de la zona de ocio durante las noches toda la temporada. Ahora tenemos que sufrir más ruido todavía y durante todo el día. Es imposible descansar», añade otro vecino que prefiere mantenerse en el anonimato. Y es que, la calle Murillo, tiene un alta concentración de locales de ocio nocturno que abren durante la temporada turística.

«Pasan más coches, pasa el trenecito turístico, los autobuses que siempre van con prisas, durante las noches siempre hay gente en la calle.... Siempre nos dicen que nos tenemos que hacer cargo de dónde vivimos, pero también tenemos derecho al descanso y también pagamos impuestos», se queja Mateo. Lamenta también que la pérdida de zonas de aparcamiento en la avenida Carles Buigas se haya compensado con la creación de zona azul en la calle Barbastre. Como vecino de segunda residencia no puede disfrutar de la tarjeta con horas gratuitas de aparcamiento que dispensa el consitori a los que pagan el impuesto de circulación de los vehículos al Ayuntamiento de Salou. «La mayoría somos de fuera, no pagamos el impuesto aquí, pero pasamos la temporada en Salou, tenemos la segunda residencia y, ahora, no sé dónde tendremos que ir a aparcar», se queja.