Un ejemplar único de cabra de cuatro cuernos vive en un centro de Farena

Cabri, una cabra de seis meses, parecía totalmente normal cuando el pasado mes de diciembre llegó al Molí del Fort, un centro de conservación de especies amenazadas ubicado en Farena (Alt Camp) y gestionado por Rubén Alcazar. Pasado un tiempo, los cuernos de la cabra empezaron a crecer y Alcázar se dio cuenta de que alguna cosa no era del todo normal, y es que Cabri tiene cuatro cuernos. «Debe ser de las únicas en Cataluña», exclama su cuidador, que asegura no conocer a nadie que nunca antes hubiera visto un caso similar.

El animal fue localizado por la Guardia Civil de Valls en las vías del AVE el pasado diciembre, cuando tenía muy poco tiempo de vida. El cuerpo policial intentó localizar su rebaño, pero la búsqueda no dio frutos y, después de pasar unos días en el cuartel de la capital del Alt Camp, se decidió llevar la cabra al Molí del Fort, a fin de que Rubén Alcázar se hiciera cargo.

«La amamantamos hasta hace aproximadamente un mes. Vivía en casa con mi familia y es muy dócil. Ahora ya come hierba y está en el corral con los otros animales del Molí del Fort», narra Alcázar orgulloso de tener una nueva especie en su centro de conservación y que, además, resulta tener una particularidad muy poco habitual, aunque resulta no ser única en el Estado. En este sentido, hace unos años, en el 2009, salió a la luz el caso de un pastor salmantino de Villavieja de Yeltes que cría un rebaño de 50 cabras que también tienen cuatro cuernos. Según se explicó en aquel momento, se trata de «uno género único en España debido a una mutación genética producida hace 50 años». El pastor, José Manuel Martín, explicaba que no sabía de nadie más que tuviera cabras de cuatro cuernos. Ahora, sin embargo, con Cabri se demuestra que esta «mutación» va más allá de Salamanca y que en las comarcas tarraconenses también hay, al menos, un ejemplar con esta característica tan poco habitual.

De momento, Cabri es la única cabra que se encuentra en el Molí del Fort, pero según explica Rubén Alcázar, la intención es llevar un macho al centro «para que tenga compañía», señala el cuidador.

Velando por la fauna

Con este hallazgo, el número de animales y especies del Molí del Fort, con registro de núcleo zoológico, se amplían. Y es que en este centro conviven diferentes proyectos de conservación. Uno de ellos es la astacifactoria, la única declarada en las comarcas tarraconenses dedicada a la cría de cangrejo autóctono. El objetivo es poder repoblar los ríos, muy afectados por especies invasoras, como el cangrejo americano.

Un segundo proyecto hace referencia al águila cuabarrada, de la cual hay una sesentena en toda Cataluña. Una de ellas vive en Farena, muy cerca del Molí del Fort. Ante la problemática de la falta de alimento, Alcázar ha creado un palomar con el fin de proveer el águila.