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Una mujer denuncia que l'IES de Cunit oculta el caso de 'bullying' de su hijo

La madre, que también fue agredida, ha puesto cinco denuncias, pero la dirección del centro niega el acoso del menor

La dona ha posat cinc denúncies davant la Policia Local de Cunit per amenaces i agressions al seu fill, però també a ella.

Una mujer denuncia que el IES de Cunit oculta el caso de 'bullying' de su hijoCedida

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Joel, un niño de trece años que ha cursado primero de ESO en el Instituto Ernest Lluch de Cunit, no volverá al centro el próximo curso. Su madre, Gema V., dice que ha sido víctima del acoso continuado por parte de un grupo de alumnos de su clase y que esta es la única solución que ha encontrado para que su hijo deje de ser otra víctima del bullying después que, según asegura, la dirección del centro y los profesores hayan negado reiteradamente todo lo que estaba pasando. La mujer ha puesto cinco denuncias ante la Policía Local de Cunit por amenazas y agresiones a su hijo, pero también a ella.

Por su parte, el IES Ernest Lluch, reconoce que el caso se inició a finales del 2016, cuando abrió un protocolo contra el acoso escolar a raíz de la petición de la familia de Joel. El centro asegura que, después de comunicarlo a Inspección y elaborar un informe, el resultado fue negativo, «es decir, no se podía afirmar que el alumno estuviera sufriendo acoso escolar». El IES Ernest Lluch se ha visto obligado a hacer público el caso –lo hacía el 26 de junio pasado, días después de finalizar el curso escolar– ante la campaña que ha empezado la madre en las redes sociales pidiendo justicia para su hijo.

«No quería ir al instituto

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«Al cabo de un mes de inciarse el curso, Joel empezó a llegar a casa con material roto. Un día era un típex, otro día le faltaban rotuladores... Sin embargo, lo último que piensas es que está siendo víctima de acoso en clase», explica la madre. Pasó un tiempo, durante el cual el niño nunca explicó a su familia qué estaba sucediendo. «No quería ir a clase, me decía que quería acompañarme al trabajo, lloraba», añade. Según explica la madre, todo estalló el 5 de diciembre, cuando «salió del centro con marcas en las manos y no me quiso decir nada». No fue hasta al cabo de dos horas que el niño confesó que le habían golpeado con un palo en el vestuario. «Tenía arañazos en la espalda, en el torso, en la cintura... Así que, al día siguiente, fui a hablar con su tutora, pero esta le quitó hierro al asunto», dice a la madre de Joel. No contenta con la versión de la maestra, Gema V. optó por consultar a los amigos de su hijo, los cuales le aseguraron que el agresor había cogido una rama y lo había golpeado como quien lo hace con látigo.

«Al preguntarles cómo es que no lo habían defendido, me confirmaron que el niño en cuestión los tenía atemorizados porque va acompañado de dos más y que todo el mundo sabe, que, si alguien se enfrenta a ellos, entonces intervienen sus hermanos mayores», recuerda la mujer. Después de llamar al teléfono contra el bullying, la madre volvió al centro y exigió un protocolo por acoso escolar, en el cual –según ella– accedió «ante mi insistencia» y después de negar el problema.

La madre de Joel asegura haber sido ella misma víctima de supuestas agresiones y amenazas por parte del entorno que protege al menor que asedia a su hijo. «Uno de los días, cuando salían los alumnos del instituto no pude evitar acercarme al niño para decirle que dejara en paz a mi hijo. Lo hice sin amenazas pero, de golpe, apartaron al menor y me vi rodeada por un grupo numeroso de jóvenes más mayores», explica la mujer, quien asegura que empezaron a insultarla y darle empujones hasta que consiguió acceder al interior del centro para pedir protección.

Faltaban entonces dos semanas para las vacaciones de Navidad, y Joel no volvió a clase durante las cinco semanas siguientes. «Denuncié las agresiones y las amenazas. He interpuesto hasta cinco denuncias a la Policía Local. Han llegado a amenazar a mi hijo con unas tijeras y cortarle el pelo en clase, lo han insultado y, a mí, me han empujado por la calle». La madre de Joel asegura que el agresor de su hijo y su entorno funciona como una banda que intimida a los alumnos, pero también a los niños de Cunit y que, entre todos, acumulan gran cantidad de denuncias.

Cuando Joel volvió al instituto, según afirma la mujer, el centro hizo que un maestro lo escoltara a todas horas. «Así ha estado durando todos estos meses, hasta finales de curso. De hecho, la policía ha enviado patrullas a la entrada y salida de las clases desde enero para evitar problemas en las puertas», explica la madre.

Gema V. afirma que el niño no volverá al centro el próximo curso, ya que, según su versión, la dirección del centro y algunos profesores lo habrían estado presionando para evitar hacer público el caso. «Parecía que quisieran obligarme a hacer que yo llegue a esta conclusión: que la única solución es sacar a mi hijo del instituto. Parece, de hecho, que protejan más a los agresores que a la víctima, todo para no manchar la imagen del centro», añade.

La impotencia que le ha causado la negación del centro de este caso y toda esta situación ha llevado a Gema V. a empezar una campaña en las redes sociales y en el portal Change.org pidiendo justicia para su hijo y para evitar que otros alumnos pasen por el mismo aprieto. Pide el cese de los profesionales que asistieron impasibles –presuntamente– a los episodios de acoso que sufría su hijo en clase. Su campaña pública en las redes sociales se inició el jueves pasado. El IES Ernest Lluch respondió a la misma con un comunicado el pasado lunes, 26 de junio.

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