«En Prades no hay paro y cuesta encontrar gente para trabajar»
Bargas explica que este verano se ofrecerá un servicio de guía de las Montañas de Prades y paquetes turísticos con varias actividades
—¿Cómo se presenta la temporada turística este verano?
—Se presenta bien, como cada año. Supongo que los establecimientos harán el pleno. Para Semana Santa y los puentes que ha habido ha estado así; por lo tanto, esperamos seguir esta dinámica en verano.
—Últimamente se ha hablado de la creación de un observatorio astronómico. ¿En qué punto se encuentra?
—Estamos buscando terrenos. Teníamos uno pero no nos hemos entendido con el dueño y por lo tanto seguimos buscando su ubicación. Tenemos el proyecto arquitectónico hecho y una vez encontramos el terreno estaremos listos para llamar a las puertas para pedir el dinero necesario. Es un proyecto muy ambicioso y tiene que ser publico-privado.
—¿Cómo surgió la idea?
—recibimos una queja sobre unas luces que causaban contaminación lumínica. Nos lo miramos y decidimos cambiarlas. El chico que presentó la queja es aficionado a la astronomía. En su casa tiene montado un observatorio y por eso las luces le molestaban. Vino para dar las gracias y nos explicó que en Prades tenemos una calidad de cielo tan buena como la que tienen en Àger. A raíz de aquí empezamos a hacer alguna cosa y él ha hecho talleres. La idea se hizo grande y nos planteó hacer un centro de observación.
—Por lo que hace la agricultura, ha habido novedades importantes como la introducción del cultivo de la manzana de montaña.
—En las reuniones para marcar los objetivos del Plan Estratégico 20.20, se planteó la necesidad de encontrar cultivos alternativos en el de la avellana y en el de la patata. Un forastero nos comentó que si en el Pont de Suert funcionaba la manzana de alta montaña, en Prades también. Hicimos una finca experimental con el IRTA para ver qué variedad de manzana se adecuaba mejor al terreno. Ahora, continuamos con esta finca y dos campesinos más de Prades y uno de Capafonts trabajan para comercializar la manzana y crear una marca propia.
—¿Y el lúpulo?
—En estas reuniones del plan estratégico, también se propuso plantar lúpulo. Nosotros no sabíamos qué era y resulta que en los márgenes crece espontáneamente y como una mala hierba. Investigamos, lo presentamos a Agricultura y contactamos con la Damm, para presentarles nuestra idea. Nuestra sorpresa fue que ellos también teníamos sus estudios hechos que garantizaban que Prades era uno muy bueno para hacer lúpulo. Nos quedamos sorprendidos y desde entonces hemos estado trabajando conjuntamente. Damm este año quería plantar 6 hectáreas fuera como fuera y finalmente lo hemos conseguido. Este año no tendrán fruto pero el próximo año si. Y lo más importante es que aquí hay campesinos que son jóvenes.
—También se ha hablado de crear el sello Cordelero Montañas de Prades.
—Un día los pastores de Ulldemolins, Siurana, Capafonts, la Febró, el Arbolí y l'Albiol pidieron tener una reunión conmigo para presentarme la idea de crear un sello de Cordelero Montañas de Prades y pedirme ayuda. Sus corderos comen diferente del resto y son pequeños rebaños. Ahora los llevan todos al matadero de Cornudella y de allí se distribuye la carne. Pero a los pastores les gustaría que la carne se quedara en las Montañas de Prades, ya que hay mucha restauración y también tiendas. A mí me parecía buena idea, y después de hablarlo con los alcaldes del resto de municipios, los acompañé a Agricultura y supongo que en breve daremos la noticia que la marca ya existe como tal.
—Todas estas iniciativas surgen del plan estratégico. ¿Cómo valora sus frutos?
—Estoy muy satisfecha. Es evidente que ha habido cosas que están encalladas, pero tenemos muchos frentes abiertos. Uno de los objetivos era hacer más agradable el día a día de la gente que vive en Prades. Tenemos que hacer cosas para que suba gente pero los que vivimos allí, tenemos que estar bien. Se creó el grupo de teatro y se ha hecho el gimnasio. Pero también nos preocupaba que la gente tuviera trabajo. A estas alturas, en Prades no hay paro y cuesta encontrar gente para trabajar.
—¿Por qué?
—En invierno somos 600 y para Semana Santa o el verano pasamos a ser entre 6.000 y 7.000. Es un salto brutal. Tienes que tener los servicios para esta cantidad pero tienes que pensar que en invierno se tiene que reducir. Eso crea una estructura un poco complicada. Pienso que si hay gente que tiene ganas de trabajar y no tiene trabajo, en Prades se ganaría la vida seguro. Y más ahora que sí, que nos promocionamos turísticamente, aunque tenemos mucho trabajo a hacer.
—¿En qué sentido?
—En Prades íbamos con un zapato y una alpargata. Poco a poco se ha ido puliendo la oferta de restauración y hostelería y se han abierto nuevos establecimientos y acabamos de perfilar la figura de los guías de las Montañas de Prades. Hasta ahora, cuando alguien viene, no puede comprar ningún paquete turístico. Ahora podrán hacer descenso de barrancos, senderismo, visita guiada al pueblo. Son una serie de servicios que estarán a punto este verano.
—Comentaba que hay aspectos que están encallados.
—Toda la parte cultural. Tenemos mucho patrimonio y ya hemos hecho pequeñas cosas pero el mayor está por hacer. La parte del Castillo que se tiene que restaurar. También está la idea de hacer un museo. El tema de la Reina Margarita tampoco está explotado. Tenemos mucho recorrido, pero nos tenemos que poner.
—Hablando de temas atascados, ¿como está el Parque Natural de las Montañas de Prades?
—No es un parque fácil. Somos muchos y nos tenemos que poner de acuerdo. Hay que tener en cuenta que no había medios económicos. Sin dotación económica, más vale no hacer un Parque Natural. Hay un grupo de municipios que están muy interesados en que salga ya, con dinero o sin. Pero a la última reunión, notamos que había consenso y se dijo que uno se pondría manos a la obra. Evidentemente, hay un trabajo que ya está hecha, pero se tiene que revisar Queda muy de camino para hacer. Es evidente que lo queremos, pero de haber la partida.