CIAR: investigar, divulgar y proteger

El arte rupestre es un patrimonio bien presente en las Montañas de Prades. En su extenso entramado de sierras y barrancadas se localizan hasta quince conjuntos con manifestaciones rupestres, dos de las cuales se corresponden al estilo levantino, y el resto al estilo esquemático o abstracto.

Todas estas pinturas se encuentran en abrigos y cestos de Montblanc, Cornudella de Montsant y Vilaplana, y por su calidad y singularidad, la UNESCO las declaró Patrimonio Mundial el año 1998. Además, configuran parte de la Ruta del Arte Rupestre, con Capçanes, Ulldecona y Cogul.

La recogida, estudio y conservación de todo este patrimonio se hace desde el Centro de Interpretación de Arte Rupestre (CIAR) de las Montañas de Prades, una sección monográfica del Museo Comarcal de la Conca de Barberà. Desde el pasado mes de mayo, al centro se está llevando a cabo un taller de arte rupestre que empieza con una visita al CIAR de Montblanc, y después pequeños y mayores pueden recrear, con utensilios históricos, universos de símbolos llenos de significados, tal como lo hicieron nuestros antepasados más remotos.

«Aunque cualquier interpretación sobre el arte rupestre puede ser una misión imposible, tanto por los milenios transcurridos como por la ausencia de las culturas autoras (es decir, por la falta de los códigos que sustentaron las imágenes prehistóricas), la arqueología sigue indagando para ofrecer respuestas a infinidad de preguntas como: qué significan las figuras, qué papel tuvieron y quien serían los autores», apunta Joan Pau Jàvega, director del Museo Comarcal de la Conca de Barberà.

Según el director del MCCB, estas pinturas son una evidencia de uno de los fenómenos más importantes de la Prehistoria: el paso de cazadores a pastores y de recolectores a agricultores, ya que se manifiestan escenas de cada forma de organización social, y son un testimonio de lo que se denomina la Revolución Neolítica.

Así por ejemplo –detalla Joan Pau Jàvega- la tradición figurativa o realista, que podremos encontrar en los abrigos del Mas d'en Llort y de Ramón d'en Bessó, en Montblanc, está sujeta a sociedades de raíces cazadoras-recolectoras. En estas composiciones se delatan las escenas de caza, las bandas guerreras, los enfrentamientos bélicos, los primeros rostros de nuestros antepasados, así como varias especies de animales con una extraordinaria viveza, además de determinadas actividades de recolección y aspectos de carácter ritual y místico.

Los talleres del CIAR de las Montañas de Prades tienen como finalidad sensibilizar en esta forma artística, pero también con la naturaleza y las buenas prácticas. «Falta mucha educación para que podamos convivir sin problemas con este tipo de patrimonio. Se han dado casos de gamberrismo, o de coleccionismo sin escrúpulos. Musealizar la naturaleza es algo mucho difícil, y hay un innegable impacto humano sobre el territorio, así que en algunos casos se ha optado por el secretismo,» admite Joan Pau Jàvega.