La familia del mantero senegalés muerto en Salou denuncia «irregularidades» y «mentiras» en el caso
El hermano afirma que los mossos «violaron» el orden de entrada y registro y que los testigos protegidos «mintieron al juez»
La familia de Mor Sylla, el mantero que murió el 11 de agosto del 2015 en el marco de una operación contra el top manta en Salou, pide justicia y que se reabra el caso, aunque tanto el juzgado de instrucción como la Audiencia de Tarragona archivaron el procedimiento penal. Durante un acto de homenaje pacífico en Salou, que ha contado con la participación de poco más de una veintena de miembros de la comunidad senegalesa y de SOS Racismo, el hermano de la víctima, Ibrahima Sylla, ha desgranado algunas irregularidades y mentiras que, según él, se han producido en el caso.
En concreto, ha denunciado que los testigos protegidos «mintieron al juez», que los agentes «violaron» la orden judicial y accedieron al piso de los manteros poco después de las cinco de la madrugada -cuándo la hora estipulada por el juez era a partir de las seis- y que la policía no ha puesto a disposición de la justicia las imágenes de las cámaras de seguridad del bloque de viviendas. Por todo ello, SOS Racismo cree que la investigación de la causa penal fue «deficiente». De momento, la familia continúa con la reclamación patrimonial contra la Generalitat y, en función de cómo se resuelva, no descarta presentar un recurso de casación al Supremo para que se reabra la vía penal.
«Tenemos las pruebas suficientes y los ingredientes necesarios para poder reabrir el caso. Estoy convencido de que son los 13 agentes de los mossos -que intervinieron en el operativo policial- los que tienen toda la responsabilidad de la muerte de mi hermano», ha asegurado este viernes Ibrahima Sylla en declaraciones a los medios. El joven, que ha afirmado que lleva dos años estudiando la causa, se ha mostrado dispuesto a descubrir toda la «red de mentiras» que se ha tejido para «tapar las irregularidades del caso».
La familia critica que las grabaciones de las cámaras del vestíbulo del bloque de viviendas de la plaza Sant Jordi no se aportaran a la investigación. El hermano ha hecho notar que, en cambio, estas mismas grabaciones se utilizaran para controlar los movimientos del medio centenar de manteros que, según ha dicho, vivían en el edificio. Con estas pruebas, que ya han sido borradas, la familia pretendía determinar la hora de inicio de la intervención y posibles movimientos de testigos.
En este sentido, Ibrahima Sylla ha denunciado que los agentes «violaron gravemente» la orden de entrada y registro dictada por el juzgado de instrucción, que lo autorizaba a partir de las seis de la mañana. Según la familia, aunque algunos policías «declararon ante el juez que se inició sobre las seis», la operación empezó unos minutos después de las cinco de la madrugada, dado que la ambulancia del SEM se activó a las cinco y cuarto.
Igualmente, la familia pone en duda la veracidad de los relatos de los tres testigos protegidos que declararon en la causa. Dos de ellos manifestaron que estaban cogiendo un café al bar de la plaza y que no vieron contacto físico entre los agentes y el mantero, por lo cual la muerte habría sido accidental. «El dueño del bar me dijo que, cuando se cayó mi hermano, el bar no estaba abierto. Los dos testigos mintieron al juez y a la fiscal», ha afirmado Ibrahima Sylla. Sobre el tercero, que manifestó que vio los hechos desde la cocina, el hermano de la víctima también lo ha puesto en duda por la ubicación del piso.
Durante el discurso que ha leído en la plaza de la Pau en castellano, catalán y francés, Ibrahima ha afirmado que «una fuerza violenta empujó a su hermano», lo hizo caer de espaldas y que impactara con la cabeza en el suelo. «Su muerte no fue un accidente», ha dicho. A pesar de volver a señalar los agentes, el hermano ha asegurado que no quiere «venganza» ni «la cabeza de ningún policía», sino que se haga justicia y se acepte, de una vez por todas, hacer una reconstrucción de los hechos.
Por otra parte, Ibrahima ha defendido la honorabilidad de su hermano, a quien ha definido como un ejemplo a seguir. Además, ha asegurado que Mor Sylla no era el responsable de ninguna banda organizada y que el verdadero líder, según él el propietario del piso, sigue distribuyendo mercancía para que los senegaleses la vendan en el paseo marítimo. Al mismo tiempo, ha apuntado, los compañeros de piso de Mor Sylla siguen vendiendo productos en sus mantas. Por todo ello, Ibrahima ha lamentado que la muerte de su hermano «no ha servido de nada».
Por su parte, Marilda Sueiras, letrada de SOS Racismo, ha explicado que ahora la prioridad es el seguimiento de la reclamación patrimonial contra la administración, presentada el año pasado. Ahora, la familia espera respuesta a unas alegaciones presentadas la semana pasada y, si no se obtienen, no descartan acudir al juzgado contencioso administrativo. Además, si los resultados les son favorables, mantienen la posibilidad de presentar un recurso de casación ante el Tribunal Supremo para que se reabra la vía penal. Igualmente, el hermano se muestra partidario de que el caso se reanude en Tarragona y que los magistrados y la fiscal decidan reabrir la causa de oficio.
Según Sueiras, la intervención policial fue «desproporcionada» y se produjo antes de la hora fijada por el juez. En resumen, a su parecer la investigación de la causa penal fue «deficiente», porque tampoco se tuvieron en cuenta las imágenes de las cámaras de seguridad y podría haber falsos testimonios protegidos.
Durante el acto celebrado en la plaza de la Pau, los miembros de la comunidad senegalesa han vestido camisetas donde se podía leer 'Todos somos Mor Sylla'. Además, el acto ha sido presidido por una pancarta con el lema ‘La familia pide reabrir el caso’ y una fotografía del difunto con sus dos hijas. Los efectivos de los Mossos desplegados en la zona no han tenido que intervenir.