Cremas 'made in' Priorat
Dos emprendedoras elaboran y comercializan una marca de cosméticos ecológicos hechos con uva, aceite o avellanas
Del histórico molino de aceite de Ulldemolins al gigantesco Amazon. Dos emprendedoras de la comarca distribuyen una marca ecológica de cosméticos fabricados con productos agrícolas propios de la comarca. Gemma Peyri y Teresa Giral utilizan aceite, uva y avellanas para elaborar jabones y cremas, bajo el nombre comercial de 'Nina Priorat', con la correspondiente certificación ecológica. El certificado de trazabilidad que acredita el uso de frutos de proximidad es precisamente la principal arma de las empresarias para hacerse un sitio en el competitivo sector de la cosmética. La crema hidratante de uva es su producto estrella, si bien ofrecen otros como el aceite de avellana que se caracteriza por sus propiedades cicatrizantes y para pieles delicadas. La iniciativa, arrancada hace unos años, cogió impulso el año 2014 y ahora ya distribuyen a través de tiendas e Internet.
El principal cliente de la marca 'Nina Priorat', que debe su nombre a la nieta de una de las socias, es el consumidor final. Internet, vía página web y también por Amazon -donde se puede comprar la línea cosmética de aceite de oliva-, todavía representa un porcentaje pequeño de las ventas, que se concentran en tiendas y también en las bodegas de donde las empresarias se llevan el producto básico, ya sea aceite, avellanas o la pasta de uva de donde se extrae el «principio activo» de sus productos de cosmética. En un laboratorio externo del País Valencia se elabora el producto final.
«Las cremas salieron al mercado el año 2008, pero la idea había surgido siete u ocho años atrás», recuerda una de las socias, Gemma Peyri. Hacían producciones pequeñas, bajo el sello de km O, y fue el año 2014 cuando las empresarias apostaron fuerte para|por el proyecto, lo cual supuso un cambio de laboratorio. «Aguantamos la crisis, nos costó mucho, pero no dejamos de producir y en el 2014 pensamos que teníamos que dar un paseo: o abandonábamos o seguíamos, pero siempre con el sello de calidad de producto ecológico», añade.
Ahora fabrican unas 1.500 unidades del formato de 200 ml mientras que del fresco pequeño -de 25 ml- se llegan a hacer más de 5.000 al año. También tiene mucha salida una línea de productos en formato más reducido. Esta línea se sacó adelante cerca la demanda de algunos hoteles catalanes de ofrecer a sus clientes un lote de acogida de calidad. «Vimos esta carencia en los hoteles y apostamos por esta gama en formato reducido, y lo estamos vendiendo muy bien, pero en alojamientos pequeños, no en los grandes hoteles porque no les encaja por precio», afirma la empresaria.
Conscientes de que la competencia en el mundo de la cosmética es feroz, las emprendedoras están convencidas del potencial en el valor añadido de sus productos. «Nuestra arma es el producto de territorio; tal como se extrae el principio activo que lleva|trae cada gama|gamma, tiene una certificación de trazabilidad que los otros no tienen», dice Peyri. «Por ejemplo, el ingrediente principal de la gama de aceite de oliva -aproximadamente un 15%-, es aceite de la cooperativa de Ulldemolins, la primera del Estado al hacer aceite ecológico, y de un pequeño molino privado de Cabacés, y eso hoy por hoy nadie en el mercado lo puede decir», concluye.