Judicial
Los mossos mantienen que el acusado mató a la chica en el piso de Salou cuando ella ya disponía a marcharse
El procesado grabó con el móvil escenas sexuales, que se veían «consentidas» y sin «agresividad», según los investigadores
Los Mossos d'Esquadra mantienen que el acusado de la muerte de una chica en un piso de Salou tuvo una conducta homicida. Según ha relatado este martes en la Audiencia de Tarragona el jefe del grupo de homicidios, el procesado Claudio Augusto Santana mantuvo relaciones sexuales consentidas con la víctima hasta poco antes de las seis de la madrugada del 23 de agosto del 2016, momento en el que la chica se vistió y se disponía a marchar hacia el piso donde se alojaba. Según el agente, a partir de entonces el hombre actuó de forma violenta y acabó con la vida de la joven, una vecina de Lleida que ejercía la prostitución. El investigador ha revelado que, durante la noche, el hombre grabó con su móvil algunas escenas sexuales, las cuales se veían «normales», «consentidas» y sin ninguna «situación forzada ni agresividad». El acusado admitió este lunes ante el jurado popular que había mantenido sexo fuerte con la chica, pero que no tenía ninguna intención de hacerle daño.
De estas imágenes se desprendía, según el policía, que el acusado quería llevar a cabo prácticas sexuales que la víctima no estaba dispuesta a aceptar. En concreto, él le habría pedido de penetrarlaanalment, según el sonido del vídeo. Los mozos han confirmado que, posteriormente, el procesado también grabó un vídeo donde se podía ver el cadáver de la chica y que, incluso, levantó la tela que la cubría para grabar parte del rostro de la víctima.
Durante la segunda sesión del juicio, también han declarado varios agentes que intervinieron en los hechos. Los primeros mossos que se personaron en el domicilio han explicado que el acusado los refirió que había mantenido «juegos de sexo duro» con la joven, tipo ‘bondage’, y que había utilizado «unos cables para asfixiarla un poco». Según los policías, el acusado los habría dicho que él le iba estrechando el cuello con un cable y que, cuando ella le hacía una señal, «él aflojaba».
Según la versión que dio el acusado a los agentes, en un momento determinado la chica hizo un gesto «extraño» con el brazo y se dejó de mover, por lo cual interpretó que no quería mantener más relaciones sexuales. Por este motivo, aseguró a los mossos que se habíasentado junto a la chica y que intentó dormir. Al cabo de unas horas, cuando se despertó, se habría dado cuenta que la joven se mantenía en la misma posición y que posiblemente había muerto.
Doce horas después de los hechos, alrededor de las seis de la tarde, acudió a la comisaría de los Mossos de Salou (Tarragonès). Los agentes que lo atendieron han señalado que se mostraba «muy y muy nervioso», que lloraba y chillaba, que prácticamente no se entendía lo qué decía y que los comunicó que «se había despertado y que la compañera con quien estaba no respiraba y no se movía». El acusado admitió que no había alertado de los hechos al 112 ni había requerido ninguna ambulancia.
Ante estos hechos, los mossos movilizaron varias patrullas y los efectivos sanitarios, que sólo pudieron confirmar la muerte de la chica, de 28 años. El agente que accedió al interior del piso de la calle Montblanc ha descrito como la joven estaba tapada por un tipo de sábana o manta, que tenía las manos ligadas a las espaldas con una prenda de ropa y que se encontraba encima de un colchón que había en el suelo del comedor.
Durante sus declaraciones, los agentes han considerado que, si bien estaba muy nervioso, alterado y angustiado, el procesado no estaba «fuera de sí» ni mostraba síntomas de ir bebido, a pesar de que algunos de ellos no han descartado que consumiera algún tipo de droga. Posteriormente, acudieron al domicilio los agentes de la policía científica, de investigación, el médico forense y la comitiva judicial, y finalmente se acordó la detención de Santana por los indicios de una muerte homicida.
Uno de los agentes encargado de las diligencias de análisis telefónico ha explicado que, poco antes de las seis de la madrugada del 23 de agosto, la víctima realizó una llamada a su compañera de piso para comunicarle que ya había acabado y que la esperara despierta para abrirle la puerta de casa. La joven, pero, no volvió nunca al piso de citas donde se alojaba temporalmente ni respondió a ninguna llamada más.
El análisis de varias cámaras de seguridad llevó a los mossos a concluir que la camiseta con que la chica tenía las manos ligadas a las espaldas concordaba con la que llevaba el acusado la noche que sucedieron los hechos. El procesado también refirió a los agentes que habían estado consumiendo cocaína, bebiendo alcohol y fumando durante toda la noche, y que estaba muy preocupado por la chica, por lo qué le pasaría a él y que «lo sentía mucho».
La fiscalía solicita una pena de 15 años de prisión por homicidio con abuso de superioridad; la acusación particular, de 20 años de prisión por asesinato con alevosía y, la defensa, la libre absolución.