Los falsetans se engalanan para rememorar la victoria del pueblo contra las tropas enemigas en la Encamisada
La fiesta fue declarada de Interés Nacional en el 2011 y atrae hasta 3.000 visitantes
Con camisa blanca, barretina y faja los hombres; gandalla y faldas las mujeres, los vecinos de Falset salen a las calles este fin de semana a celebrar la Encamisada. Lo hacen acompañados de una cincuentena de carros y una veintena de caballerías adornadas. La fiesta, a diferencia de los Tres Tombs que se celebran por toda Cataluña, tiene un trasfondo legendario que se remonta a la Guerra del Francés. Así, la encamisada es la celebración de Sant Antoni pero también recuerda la victoria del pueblo contra las tropas enemigas. «Los falsetans se vistieron de camisa blanca para diferenciarse del enemigo y para poder tener estrategia militar y así ganaron el asedio», explica Anton Vidal, presidente del Centro de Estudios Falsetans, ahora organizadores del acontecimiento. La celebración fue declarada Fiesta Tradicional de Interés Nacional en el 2011, atrae hasta 3.000 visitantes en un fin de semana y participan, vestidos, la mayoría de los habitantes del pueblo.
En esta edición, han participado 56 carros, adornados con flores y, en esta ocasión, con lazos amarillos reivindicativos, además de esteladas, y una veintena de caballerías. Con respecto a los habitantes, casi los 3.000 vecinos del municipio participan directamente o indirectamente, y los jóvenes están muy implicados en la fiesta. «Puede participar un bebé que ha acabado de nacer hasta los mayores», ha señalado Vidal.
Vidal ha explicado que la Encamisada se puede entender como «los tres tombs en la falsetana», con la celebración de Sant Antoni y la tradicional procesión, pero con la curiosidad de la leyenda local. «Hay noticias de 1885 que ya hacen referencia a los demonios que iban ante la fiesta de Sant Antoni, por lo tanto, el Encamisado ya iba», ha comentado el presidente del CEF. Según la tradición local, los falsetans aprovecharon una noche de niebla para vestirse de blanco, pasar inadvertidos y así liberarse del asedio al que estaban sometidos por los franceses. El acontecimiento como se vive hoy se empezó cuando el Centro tomó el relevo a la Cofradía de san Antoni, a finales de los años 70.
A partir de entonces, los vecinos del pueblo se implicaron para hacer «una cosa diferente de los tres tombs de todas partes» y se empezaron a cambiar con el traje tradicional catalán. «Ahora todo el mundo cumple la normativa: barretina, gandalla, faldas, enaguas, pantalones y faja», ha explicado Vidal, que dice que la Encamisada no deja de ser una fiesta mayor en que la gente va engalanada. «Si todo el mundo va con estas características, luce mucho más la fiesta y queda bonito a la vista de los visitantes».