Wegrzyn bate todos los récords y engulle en Valls más de 5 kilos de calçots
El barcelonés gana por décimo año el Concurso de Comer Calçots, en una fiesta que, este año, ha atraído a más de 35.000 personas de todo el mundo
Más de 35.000 personas de todo el territorio se acercaron ayer hasta Valls para vivir la 37ª edición de la Gran Festa de la Calçotada. Demostraciones de cocer calçots, mercado, concurso de salsas, degustaciones y bailes populares llenaron plazas y calles del barrio antiguo de la ciudad.
Pero si, ayer, alguien fue protagonista, este fue Adrià Wegrzyn. El barcelonés ganó, de nuevo, el Concurso de Comer Calçots, y lo hizo batiente todos los récords, consiguiendo comer 310 calçots, con un total de 5.825 gramos consumidos. Wegrzyn superó la marca del concurso, establecida el año 2014 por él mismo con 3.830 gramos. Y es que el barcelonés venía a Valls para sobrepasar todas las expectativas, y lo consiguió, encabezando el podio por décima vez. De hecho, los centenares de personas que se reunieron al mediodía, en el Pati, para presenciar el concurso celebraron la victoria del barcelonés con fuertes aplausos y ovaciones. En segunda posición, y a mucha diferencia, se situó su padre, Constantino Wegrzyn, con 2.380 gramos engullidos (180 calçots), mientras que Carlos Fontecha, de Rubí, quedó tercero con 2.010 gramos (172 calçots). La XXXIII edición del concurso contó con un total de 21 participantes. Uno de ellos era el productor de una televisión rusa, que quedó en última posición.
Aunque este fue el acontecimiento central de la jornada, la fiesta se completó con varias actividades que consiguieron atraer la atención de personas de todas partes, desde pueblos y ciudades del Campo de Tarragona, hasta grupos de Valencia, Algemesí, Perpiñán y Málaga, y hasta Japón, China o Rusia. Según el secretario de la Cámara de Comercio de Valls, Rafel Castells, «el tiempo espléndido» ayudó a alcanzar las buenas cifras, con más de 35.000 visitantes y 300.000 calçots cocidos en una sola jornada.
La fiesta se empezó a primera hora con la puesta en marcha, a las diez de la mañana en la plaza de l'Oli, de la demostración de cobre calçots, que dejaba todo el barrio antiguo perfumado de la característica olor de calçots cocidos. Justo al lado, en la plaza del Blat, también se iniciaba, a aquella hora, el concurso de salsa de la calçotada, donde la mirada de muchos curiosos se detenía y, los más decididos, intentaban hacerse un lugar entre la gente para coger un trozo de pan mojado con salsa y opinar con los amigos cuál de las opciones era la mejor. Finalmente, el primer premio fue para la habitante de Valls Andrea Cabrera. En la misma plaza, también se mostraban varios manojos de calçots, participantes del Concurso de Cultivadores. Jordi Rovira Fortuny, de Torredembarra, fue el ganador, mientras que Castellfruit, de Castellvell del Camp, consiguió la primera posición en la mota con más calçots uniformes y comerciales, con un total de 24.
Ya a media mañana, y cuando las calles ya estaban llenas hasta los topes, se puso en marcha la Muestra de Danzas del Séquito Ceremonial de Valls, con un pasacalle encabezado por el baile de la Primera, y seguido por el baile de Bastons de Valls, el Ball de Pastorets, el de Gitanes y el de Cercolets, una comitiva que iba cerrada por un grupo bien numeroso de chinos cargados con sus cámaras, que iban registrando cada uno de los bailes. Por otra parte, la plaza de la Zeta fue el escenario de las degustaciones, donde gente de todas partes pudieron celebrar su particular calçotada, con parrillas en la calle para cocer la carne y la longaniza.
70 millones de calçots
Con esta fiesta, celebrada en la ciudad origen del calçot, se ha dado el pistoletazo de salida a la temporada alta de las calçotades. En una temporada muy seca, este año se espera producir en el conjunto de Cataluña un total de 70 millones de esta cebolla dulce, según apuntaba ayer Rafael Castells. Con respecto a la Indicación Geográfica Protegida Calçot de Valls, la previsión es llegar a las 13 millones de unidades, según el presidente del IGP, Francesc Xavier Amill, de la cual forman parte 50 socios del Campo de Tarragona. Según Amill, la climatología de este año no es el ideal, «pero la campaña no tiene ningún problema».