Equipamientos
El CAT reforzará la seguridad física y cibernética de las instalaciones
El Consorcio de Aguas mejorará los cierres perimetrales, los sistemas de videovigilancia y alarmas
El Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT) está trabajando para introducir mejoras en la seguridad física y cibernética de sus instalaciones, siendo, esta, una de sus prioridades. Se trata, según apuntó ayer en el balance del 2017 al presidente y el gerente del ente, Xavier Pujol, de adaptar el CAT en las prescripciones que la Unión Europea ha efectuado en los estados miembros para que protejan mejor una docena de sectores estratégicos, como el bancario, el energético, el transporte o el suministro de agua.
Así, y de acuerdo con el Ministerio del Interior, se han analizado las instalaciones y efectuado recomendaciones de mejora ante posibles vulnerabilidades, que no sólo tiene que incrementar el nivel de seguridad de cierres perimetrales, sistemas de detección con videovigilancia y alarma, sino especialmente ante la posibilidad «de ciberataques». Pujol precisó que el ente ya ha adjudicado las mejoras en las instalaciones centrales de Tarragona, que se ejecutarán este 2018 con un presupuesto de 120.000 euros, y ha iniciado la redacción del proyecto para el ETAP de l'Ampolla, donde prevé invertir 500.000 euros más.
De cara este mismo año, el CAT continuará la instalación de sensores para poder monitorizar quince puntos claves de la red de distribución y obtener datos de control de la calidad del agua a tiempo real de forma continua. Actualmente, ya se han implementado seis de estos sensores en los principales ramales que abarcan Tarragona y se continuará progresivamente –a un ritmo de unos tres anuales– cubriendo los puntos de mayor consumo. Esta red de sensores permitirá mejorar la actuación en caso de que se detecten anomalías y, además, reducir los muestreos y analíticas manuales que hasta ahora efectúan. El proceso de instalación de los quince equipos se alargará hasta el 2020.
Crece el consumo de agua del Ebro
Xavier Pujol también destacó que el consumo de agua del minitrasvase del Ebro en el Camp de Tarragona continúa en ascenso y llegó a los 75,81 hectómetros cúbicos anuales el pasado 2017, un 6,67% más que el año anterior y un 7,08% más que la media de la última década. Son cifras que se sitúan en los niveles similares a los del año 2007, justo antes de la crisis económica, y de la sequía prolongada.
Los responsables del Consorcio de Aguas de Tarragona consideran que la consolidación del incremento registrado los cuatro ejercicios es un indicador «positivo». «El objetivo es mantener el sistema en equilibrio y no hacer sobreexplotación», declaró el presidente del ente y alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, que ocupa el cargo en funciones a raíz de la muerte repentina del anterior presidente, Albert Abelló, y a la espera de un nombramiento una vez se constituya el nuevo Gobierno. Ballesteros también quiso contextualizar el crecimiento de las cifras de consumo del minitrasvase, que tiene reconocida por ley una concesión máxima de 126 hectómetros cúbicos anuales del río Ebro, como un dato favorable dentro de la evolución de la economía. Con todo, ha precisado, considera que los objetivos del CAT no tienen que pasar por estimular o reducir el consumo de agua, sino favorecer mecanismos de optimización, reducción de pérdidas así como la reutilización por parte de la industria «para no tener que llegar al límite de la concesión, porque a corto y medio plazo no es necesario».
En este sentido, el consumo de agua reutilizada en la planta de Salou por parte de la industria tarraconense fue de 4,78 hectómetros cúbicos este año pasado, que se suman a los 30,64 suministrados por el Consorcio de Aguas de Tarragona. Los ayuntamientos, por su parte, consumieron 45,17 hectómetros cúbicos.