Los altafullencs se vuelcan en el viacrucis viviente El Camí de la Creu
Unos ochenta de vecinos representan las estaciones del viacrucis en los escenarios al aire libre
Este año fueron nueve escenas, pero se representaron con la misma ilusión y esfuerzo que hace dieciocho años. Altafulla exhibía su vertiente más tradicional de Semana Santa, ayer, con la representación de El Camí de la Creu, el viacrucis viviente donde participan unos ochenta de vecinos del municipio a los cuales van escenificando los últimos días de Jesús a lo largo de diferentes escenarios al aire libre que ofrece el municipio: la plaza del Pou, la calle del Forn, el paseo de Santa Teresa...
Joana Badia es la directora artística desde la primera edición, aunque, como ella asegura, «hacía muchos años que lo preparaba». Cuenta con la colaboración de los vecinos, la Comissió, el Ayuntamiento de Altafulla y la ayuda inestimable del Ateneu de Dones que, desde hace 17 años, se encarga de que todos los personajes tengan la vestimenta adecuada. El Camí de la Creu se ha convertido casi en una tradición para algunas familias. «Hay siete u ocho familias de las cuales participan miembros de varias generaciones. Abuelos con los nietos, padres con los hijos... No se retira nadie, ni por la edad, ni por la condición física, ni por la forma de hacer las cosas. Participar es, para algunos, una tradición familiar, y va entrando la juventud», dice Joana Badia.
Joana Badia valora el esfuerzo que muchos altafullencs hacen año tras año por participar, también lo que hacen los voluntarios, los armados y los músicos, entre otros. Como el año pasado, El Camí de la Creu, contó ayer también con la participación de un actor profesional, Brendan Price, vecino también de Altafulla, quien encarnó Ponç Pilats. Por otra parte, el periodista Josep Suñé, volvía ayer a dar vida a Jesús.
El viacrucis consta de catorce estaciones y la directora artística asegura que siempre lo enriquece con dos más –El Miracle de la Samaritana y El Sant Sopar- «porque considero que son importantísimos». Este año, sin embargo, sólo se hicieron nueve escenas. «Al principio, procurábamos hacerlo todo, pero no puedo pedir a todos los vecinos que participan que lo dejen todo durante cinco meses para dedicarse. Somos un municipio turístico y todo el mundo tiene mucho trabajo», recuerda Badia. «Sin embargo, yo me adapto a lo que tengo», dice la directora artística.