La fiscalía rebaja a once años de prisión la petición para el hombre que mató a una mujer en Valls
El procesado pide perdón y asegura que si no fuera porque estaba tan bebido eso no habría pasado
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La fiscalía ha rebajado de veinte a once años de prisión la petición para Iulian S.O., el hombre de 41 años que mató a una mujer que ejercía la prostitución en un piso de Valls, en abril del 2016. Este viernes, el fiscal ha mantenido la calificación de asesinato con alevosía, pero ha incluido los atenuantes de confesión y consumo de alcohol, porque el hombre se personó en la comisaría después de cometer el crimen y tenía afectadas levemente sus capacidades. El abogado de la defensa se ha adherido a la petición del fiscal, que también incluye una pena de quince años de inhabilitación, el pago de una indemnización de 200.000 euros para la hija de la víctima y las costas judiciales. En el último turno de palabra del juicio que arrancó el lunes en la Audiencia de Tarragona, el procesado ha pedido perdón a todo el mundo y ha dicho sentirlo muchísimo. «Si no fuera porque estaba tan bebido, eso no habría pasado», ha lamentado. El lunes se entregará el objeto del veredicto al jurado popular.
Durante la presentación de las conclusiones definitivas e informes, el fiscal Ángel Villafranca ha mantenido que el acusado era «plenamente consciente» de que la víctima no podía huir del domicilio de la calle Muralla del Castell y que no pudo defenderse por el ataque «rápido y por sorpresa». «Las lesiones son mortales y no pudo arrastrarse, no pudo hacer nada más que interponer su cuerpo», ha resumido.
El fiscal ha insistido también en que no se produjo ninguna pelea, sino que el procesado estiró a la víctima del pelo porque se había negado a mostrarle las fotografías de su teléfono móvil y, en un corto periodo de tiempo, cogió un cuchillo de la cocina y la sometió hasta ocasionarle la muerte. «El ataque fue muy violento y focalizado en los mismos lugares», ha hecho notar al jurado popular.
A su vez, el abogado de la defensa, Isaac González, ha expuesto que su cliente asumió la autoría desde el primer momento y ha defendido que «el alcohol lo desinhibió y lo desencadenó todo». A su parecer, sin la ingesta de bebidas alcohólicas, el procesado «no hubiera reaccionado de forma tan violenta».