«En Nitricomax hemos hecho de la seguridad un estilo de vida»

La planta de producción de ácido nítrico de Nitricomax en la Canonja acaba de celebrar un hito histórico en el ámbito de la seguridad: 20 años sin accidentes. Para Andrea Sánchez Krellenberg, la directora global de seguridad del grupo MAXAM —empresa española fundada por Alfred Nobel para el desarrollo de la dinamita, que ha acabado evolucionando en una multinacional con varias líneas de negocio y que en el 2013 adquirió Nitricomax- la clave de todo recae en el hecho de colocar la seguridad en el centro.

—20 años sin accidentes es un hito de la cual pocas industrias pueden presumir. ¿Cómo lo valoran?

—Es un hito importante. Y además, hay que destacar que se trata de accidentes con baja y sin baja, y no sólo de nuestros trabajadores sino que también hace referencia a los accidentes de los trabajadores de las empresas de servicios que han trabajado en nuestras instalaciones. Por eso, es un hito importante para la planta y es un modelo para el grupo. Somos una multinacional con presencia en todas las regiones del mundo y creo que lo que se ha conseguido en Nitricomax es el modelo a seguir; es lo que ambicionamos en MAXAM. Así pues, se tiene que felicitar a la plantilla, porque es el resultado del esfuerzo colectivo, del compromiso de todos y cada uno de los miembros de la empresa con la seguridad.

—¿Cómo se consigue?

—Poniendo la seguridad en el centro. La seguridad es un valor esencial en MAXAM. Tenemos cuatro valores y el primero de ellos es la seguridad. ¿Qué significa eso? Un valor es algo que tienes presente en todo aquello que haces, tanto cuando tomas decisiones sobre inversiones como cuando estás en planta y tienes que decidir si te pones o no el casco de seguridad. MAXAM tiene más de 80 instalaciones de producción repartidas por todo el mundo. En Nitricomax, fabricamos ácido nítrico, sin embargo, independientemente del proceso de fabricación que tengamos o del producto final, la seguridad está presente en todo aquello que hacemos y eso es una de las claves de los 20 años sin accidentes en Nitricomax.

—Hábleme de esta cultura de seguridad que tiene la empresa y de cómo se gestiona en el día a día.

—Entendemos la cultura de seguridad como una forma de vida. Básicamente son tres ingredientes: trabajar en anticipación, desarrollar esta cultura de forma intrínseca o autónoma y, por último, el control operacional. ¿Qué entendemos por trabajar en anticipación? Significa trabajar previamente al accidente. Por eso, trabajamos reportando los casi accidentes. Pedimos a todos los trabajadores de MAXAM que, cuando identifiquen o pasen por un casi accidente, lo reporten. Un ejemplo concreto, estás caminando por el paseo de peatones en la planta, hay una manguera que lo atraviesa, tropiezas, caes o no, pero no te haces daño. Eso sería un casi accidente. Aquí tienes dos opciones, continuar porque no te ha pasado nada o, hacer lo que hacemos en MAXAM, reportar la situación para corregirla, a fin de que el próximo que pase no tropiece.

—¿Y los otros ingredientes?

—El segundo ingrediente es desarrollar esta cultura independiente donde todos nos comportamos de manera segura porque pensamos que es lo mejor para nosotros. Nos ponemos el casco, no porque se nos dice, sino porque creemos que es lo que podemos hacer por nosotros mismos para volver a casa tal como hemos llegado por la mañana. Y el tercer ingrediente es el que denominamos el control operacional, o sea, hacer cada tarea correctamente cada vez. Y eso quiere decir que nuestros procedimientos tienen que reflejar la realidad y tienen que estar actualizados constantemente. Una vez tenemos el procedimiento, lo cumplimos. Pero damos un paso más. Nos sentimos orgullosos de cumplir con los procedimientos. El conjunto de todo eso constituye nuestra cultura de seguridad. Y, si uno lo hace de manera intrínseca, al final lo acaba trasladando al ámbito personal y se acaba convirtiendo en un estilo de vida.

—¿Es complicado hacer que la seguridad se convierta en un estilo de vida?

—Es un trabajo a largo plazo. No se transforma la cultura de una organización ni en seis meses, ni en un año ni en dos. Hemos cumplido 20 años sin accidentes en Nitricomax, pero los 21 no están garantizados y por lo tanto hay que seguir trabajando. Es un esfuerzo permanente y a largo plazo y a todos los niveles.

—¿Qué papel tienen los trabajadores en el desarrollo de esta cultura de seguridad?

—Tienen un papel clave. La cultura de seguridad es un esfuerzo colectivo y, en el fondo, todos somos trabajadores, desde el presidente hasta los operarios de planta. En MAXAM decimos que las personas marcamos la diferencia. Los operarios de Nitricomax son los que marcan la diferencia. Son los que hacen posible esta cultura de seguridad. Son los que identifican situaciones inseguras, las alertan y las corrigen. Y también decimos que la seguridad nos concierne a todos. Este es nuestro lema y se traduce en el hecho que todos y cada uno de los trabajadores tiene la autoridad de corregir una situación insegura, de levantar la mano y decir que las cosas se pueden hacer de manera más segura. Y de hecho lo fomentamos, lo agradecemos y lo felicitamos, cuando pasa.

—¿Qué objetivos se plantean en el ámbito de la seguridad?

—Nuestro objetivo es el cero. Nitricomax es un modelo a seguir y lo queremos extender a toda la organización, a todos los 6.500 empleados que tiene MAXAM en el mundo. Nuestras ratios de accidentalidad están muy por debajo de los de la industria química. Pero creo que lo más importante es la tendencia. Desde que empezamos este camino de transformación cultural, vemos que nuestra curva de accidentalidad está bajando y eso es lo que ambicionamos, que siga bajando en nuestros centros para llegar al cero.