Camí Mendoza intenta apaciguar los ánimos por la residencia ocupada
La alcaldesa de Cambrils se reúne con los vecinos y afirma que ha contactado con la propiedad
La reciente ocupación de la antigua residencia Montemar de Cambrils ha obligado a la alcaldesa, Camí Mendoza a reunirse con representantes vecinales para explicar de qué manera intervendrá el Ayuntamiento en la gestión del problema. Mendoza ha informado que el Ayuntamiento ha contactado con la propiedad del edificio abandonado –una entidad bancaria– para informarlos de la ocupación y pedir que presenten una denuncia lo más rápido posible, «que es la única forma de poder actuar policialmente con una orden judicial».
Mendoza ha asegurado que el consistorio tiene poco margen de maniobra, más allá de presionar para que actúen las instancias competentes, colaborar en las acciones que arranquen, velar para garantizar la seguridad de las personas y mediar en los conflictos que se puedan derivar de la ocupación.
Según ha informado el Ayuntamiento al acabar la reunión, el Departamento de Bienestar no tiene constancia de ninguna familia de Cambrils sin alojamiento que no esté atendida por los Servicios Sociales. «De todos modos, el Ayuntamiento valorará la situación de las personas ocupantes y se les ofrecerá un alojamiento alternativo», añadía.
La reunión con la alcaldesa ha provocado un gran alboroto entre los vecinos de la zona que piden la intervención del Ayuntamiento para evitar que el edificio se convierta en un centro social para acoger a una cincuentena de familias, tal como planean los ocupas. De hecho, a las cuatro de la tarde uno de los vecinos ha alertado de que se habían personado ante la residencia unas personas que aseguraban ser peritos de la entidad bancaria que venían a comprobar si realmente el edificio está ocupado. Los vecinos, de hecho, han podido registrar imágenes de una persona paseando por una de las plantas del edificio que, en principio, está tapiado, e, incluso, fotografiar a un hombre asomado a la ventana.
La residencia Montemar está cerrada desde 2012. De hecho, poco después de su cierre, quedó desvalijada de cableado, aparatos e, incluso, mobiliario, carpintería y ventanas. Se encuentra ubicada justo delante de el colegio público Mas Clariana y se tapió para evitar la entrada en un edificio que, horas de ahora, está en escombros y puede resultar peligroso. El pasado 17 de mayo, de hecho, los Bomberos tuvieron que acudir para extinguir un pequeño fuego que se declaró a su interior y lo que habría quemado una silla y varios plásticos. Los bomberos tuvieron que acceder al interior del edificio por una ventana con una escalera.