Dídac Espasa: Gerente de le empresa Tòfona de la Conca
«La trufa silvestre se está perdiendo, el futuro pasa por el cultivo»
La empresa Tòfona de la Conca organiza el primer Concurso de perros tofonaires de trufa de verano este sábado en Prades
—¿En qué consiste el concurso de Gossos tofonaires que se celebrará el sábado en Prades?
—Cada perro tendrá que localizar y señalar cuatro trufas enterradas en una parcela de 4x4 metros en un tiempo máximo de cuatro minutos. El concurso lo gana quien lo hace con menos tiempo. Aparte del perro, también hace falta que sea hábil su acompañante, que tiene que encontrar la trufa y levantarla con la mano, si no, no es válida. Igualmente, si el perro se come la trufa, queda descalificado.
—¿Veremos perros campeones?
—Esta es la primera vez en todo el Estado que se celebra un Concurso de perros tofonaires con trufa de verano. Las inscripciones se llenaron enseguida, y tendremos cerca de una quincena de participantes de todo Cataluña. Entre ellos está el alcoverenc Juan Magaña, que es quien ha ganado las dos ediciones del Concurso de perros tofonaires con trufa negra que organizamos desde hace un par de años en Vilanova de Prades.
—¿Cómo es un buen perro tofonaire?
—El perro tiene que detectar la trufa y, muy finamente, con la pata, marcar donde está, en el punto casi exacto. Después, si el dueño no la encuentra, lo tiene que ayudar y volver a marcarla. Esta es una habilidad que se va perfeccionando con el tiempo.
—¿Hay una raza de perros que sea especialmente hábil, en la detección de las trufas?
—No, hay varias razas de perros que se pueden entrenar para hacer este trabajo. De hecho, al concurso que se verá en Prades competerán razas diferentes.
—¿Cómo es la trufa de verano con respecto a la trufa negra, la de invierno?
—La trufa de verano tiene un aroma sutil y más suave. También tiene toques de avellana en boca, y comparada con la negra sería como una colonia con respecto a un perfume, pero eso también hace que el precio sea más barato y se pueda poner más cantidad en el plato.
—¿Las montañas de Prades son un territorio tofonaire?
—Las montañas de Prades han sido buscadores de setas y tofonaires toda la vida, pero la trufa silvestre se está perdiendo cada vez más, a causa del cambio climático y también porque cada vez hay menos pastos y el bosque no se cuida lo suficiente. Las tofoneres se están muriendo y el futuro de la trufa pasa por el cultivo, que es una actividad que hacemos en Tòfona de la Conca.
—¿Qué condiciones son las más idóneas, para la formación de la trufa de verano?
—Desde los 200 m de altitud hasta arriba en Prades se puede encontrar.
—¿La suya es una empresa familiar?
—Tòfona de la Conca es una joven empresa que nació con la tercera generación familiar de tofonaires. Hace unos años decidimos crear una marca y comercializar la trufa directamente en restaurantes y hacer productos elaborados. También hacemos cultivo de trufa y ofrecemos servicios derivados de este producto.