Diari Més

Juzgan por asesinato al segundo autor del atraco mortal en Cambrils el año 2010

Asegura que sintió la detonación y huyó deprisa

Plano general del juicio a dos acusados en relación al asesinato de una cajera en Cambrils en la Audiencia de Tarragona.

Juzgan por asesinato al segundo autor del atraco mortal en Cambrils el año 2010ACN

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El segundo autor del atraco mortal en Cambrils, cometido el año 2010, es juzgado por asesinato en la Audiencia de Tarragona. El individuo, que se enfrenta a 24 años de prisión, ha reconocido parcialmente los hechos. Se ha desmarcado de la muerte de una cajera de 25 años y se ha mantenido en el rol de cómplice del cerebro del plan|plano -ya en la prisión, condenado también por asesinato a uno pena de 21 años y medio. Ha dicho que no recuerda el nombre, que lo conoció en un bar y que este le planteó el plan|plano, una semana antes del asalto. «Me lo propuso y acepté», ha confesado. El acusado ha asegurado que ya se encontraron directamente en Cambrils, que sabía que el compañero iba armado, que él se limitó a vigilar desde la puerta de la sucursal y que, al sentir la detonación, huyó deprisa sin llegar a ver a la trabajadora muerta. El acusado, que se ha reconocido a sí mismo en las imágenes captadas por la cámara del banco, hizo vida normal hasta que fue detenido cinco años después de los hechos. Todavía no había declarado ni en sede policial ni en sede judicial. En la Audiencia también se juzga un tercer hombre implicado, que alquiló la furgoneta en la cual los atracadores «dieron el golpe», según ha declarado. Los tres son del País Vasco.

Manuel Amancio Álvarez, el atracador que mató a la joven cajera de la Ràpita Estela Calduch de un tiro a través de la bandeja existente en la parte inferior del cristal de seguridad que se usa para pasar dinero o documentación, fue encarcelado el año 2016 después de ser condenado por los delitos de asesinato, robo con intimidación y tenencia ilícita de armas. Los mismos delitos se imputan a Raúl Josenge Méndez, el otro autor del atraco, detenido en el 2015. Aunque no disparó el arma, Fiscalía y acusaciones particulares -Banco Santander y familia de la víctima- pedían la misma pena al considerar que eran una banda armada e iban a una.

El segundo atracador, sin embargo, a diferencia del primero, ha optado por reconocer los hechos durante el juicio que ha arrancado este lunes en la Audiencia. Eso ha hecho que la fiscal, de acuerdo con las partes, haya decidido renunciar a las declaraciones de agentes policiales y sólo ha hecho falta la comparecencia de uno de los instructores de la Guardia Civil, citados en este juicio, que se acortará de los tres días previstos a sólo dos. Con menos prueba se agiliza la vista y todo hace prever que el reconocimiento de los hechos por parte de los dos acusados comportará una rebaja de las penas solicitadas -atenuante de confesión, por ejemplo- y que las partes modifiquen en conclusiones finales.

De momento, Raúl Josenge Méndez, se enfrenta a 24 años por un delito de asesinato, uno de robo con intimidación y uso de arma en grado de tentativa y una de tenencia ilícita de armas. A pesar de asegurar haber olvidado muchos detalles, el acusado ha reconocido haber participado en el asalto con, cuyo, otro atracador sin embargo, ha negado recordar el nombre. También ha asegurado que él estaba de espalda en el momento del dispar mortal, que sólo sintió la detonación y que no fue conocedor de la muerte de la cajera hasta que volvió a Bilbao, el mismo día del atraco, de donde huyó en solitario con la furgoneta alquilada a un compañero suyo -el otro individuo juzgado.

Este, a José Antonio Rodríguez Cano, se lo juzga como cómplice del delito de robo con intimidación y uso de arma en grado de tentativa. Martes, segundo y último día de juicio, declararán a un agente del Ertzaintza y la expareja del atracador -su declaración fue crucial en la investigación-, con quien tiene un hijo de 5 años. El asaltante también ha dado a entender que el atraco no estaba nada planificado. Ha negado llevar gafas y bigote para no ser identificado, tal como recogía el escrito de Fiscalia -según ha dicho, eran auténticos. «Yo tenía que estar en la puerta y vigilar», ha reiterado. «Impedía que nadie saliera ni tampoco ninguna trabajadora auxiliara a la víctima. Finalmente huyeron sin llevarse ningún dinero», recogía Fiscalia.

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