Economia
Una quincena de embarcaciones están abandonadas a la Costa Daurada
El Club Náutico de Salou, Cambrils y el Puerto Deportivo de l'Hospitalet tienen procesos abiertos para llevar a subasta los bienes
El mercado náutico está en auge. Así lo señalan los datos que periódicamente ofrece el Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), según las cuales, el número de matriculaciones de embarcaciones de esparcimiento han crecido en los últimos años en España. El primer cuatrimestre del 2016, por ejemplo, cerró con 1.276 matriculaciones, mientras que durante el mismo periodo de 2018, se habían hecho 1.480. Detrás de estas cifras, sin embargo, los puertos y clubs náuticos se encuentran con otra realidad más desconocida: el abandono de embarcaciones. No es un fenómeno nuevo, pero la crisis lo ha agravado, tal como ya apuntaba la Federación Española de Asociaciones de Puertos Deportivos y Turísticos (FEAPFT) en el 2014, desde donde se destacaba que este «es uno de los grandes problemas».
En el caso de la Costa Daurada, el Club Náutico de Salou, el Club Náutico Cambrils y el Puerto Deportivo de l'Hospitalet de l'Infant suman, actualmente, casi una quincena de embarcaciones abandonadas, mientras que desde el Náutico de Tarragona se apunta que, en su caso, no sufren la problemática. El fenómeno se produce cuando el propietario de una embarcación no se puede hacer cargo de los costes y, en vez de vender, opta por dejar de pagar el amarre y abandonarla. Eso crea una grave problemática para puertos y clubs, que nunca podrán recuperar la totalidad de los gastos económicos que generan este tipo de situaciones.
En el caso concreto del Club Náutico de Salou, su gerente, Jordi Huguet, explica que actualmente tan sólo tienen una embarcación declarada en estado de abandono. El gasto generado, sin embargo, ya se sube a los 20.000 euros. Por una parte, el propietario de la embarcación en cuestión tiene una deuda con el club, que corresponde al impago del amarre. El abandono, sin embargo, ocasiona otros gastos. «El estado de estas embarcaciones y su flotabilidad no son óptimas, así que, por seguridad, se procede a retirarlas del agua y se almacenan en el espacio de marina seca», añade Huguet, que destaca que el coste que supone esta operación también lo asume el club.
En el Náutico de Cambrils, «hay cuatro o cinco embarcaciones abandonadas, más un par que, seguramente, en breves también lo serán», explica el contramaestre Javier Bembibre. «La idea es venderlas por el precio de la deuda que tiene el propietario, que se puede mover entre los 1.000 o 3.000 euros, todo y que el mal estado que acostumbran a presentar estas embarcaciones pueden hacer bajar el valor», dice. La venta, sin embargo, es el último estadio de un largo proceso que, al menos, se estira tres años, tal como señala Bembibre: «Te das cuenta de que aquella persona no viene un verano, el año siguiente no paga el amarre, intentas contactar sin éxito y es entonces que pones en marcha los procedimientos. En total, pasan tres años hasta que la embarcación se declara en estado de abandono y se lleva a subasta pública».
Regulado por ley
El proceso a seguir está regulado a través de la ley de puertos de Cataluña. Concretamente, en el texto se establece que se entiende que hay abandono a partir de los cinco meses de impagos, momento en el cual se inician los trámites para declarar el abandono de la embarcación. La gerencia o dirección del puerto, dársena o la instalación en cuestión tiene que intentar averiguar la identidad de los propietarios y ponerse en contacto y, el siguiente paso, es iniciar la tramitación del expediente de abandono a través de la publicación de un edicto en el Diario Oficial de la Generalitat. Este documento se tiene que exponer al público en el tablón de anuncios del puerto y del ayuntamiento del último domicilio conocido del deudor, durante el plazo de dos meses. Pasado este tiempo sin que el propietario haya abonado las deudas o retirado los bienes, estos se declaran en situación legal de abandono. Es en este momento que se da conocimiento en la capitanía marítima correspondiente de cuál es la situación y, esta, autoriza el desguace o alineación. Paralelamente, se ponen los bienes en cuestión en venta en subasta pública.
En este último estadio se encuentran siete embarcaciones del Puerto Deportivo de l'Hospitalet de l'Infant, cuya subasta ya ha sido anunciada por la Generalitat y se hará el próximo 11 de octubre. La mayoría son embarcaciones motores de esparcimiento de entre 5 y 8,70 metros de eslora y un velero, con precios que oscilan entre los 500 y los 3.000 euros y una que llega a los 8.000. «Con el tiempo que pasa mientras se hacen los trámites para declarar los bienes en estado de abandono, el valor de las embarcaciones cae mucho», asegura al gerente del Club Náutico de Salou, Jordi Huguet.
Por otra parte, desde Cambrils, Javier Bembibre explica otro caso que se puede dar con las embarcaciones abandonadas: que el propietario tenga deudas con Hacienda. «En este supuesto, que también nos hemos encontrado, es Hacienda quien lleva la embarcación a subasta y el club no recupera la deuda», añade.
En cuanto a los motivos por los cuales se producen estos abandonos, el principal es por cuestiones económicas del propietario. «Reúnen algo de dinero, compran un barco y después no se pueden hacer cargo», narra Bembibre, que destaca que, en España, la náutica es muy cara. «Tendría que ser una afición abierta a todo el mundo, tal como pasa en muchos otros países», añade.