Costa Daurada
Septiembre arranca con playas y calles vacías y da continuidad a un verano flojo
Cambrils y Salou acusan un repentino descenso de turistas el primer lunes de mes después de un agosto en que los comerciantes han hecho menos caja
Cambrils y Salou despertaban el primer lunes de septiembre, como si fuera un principio de semana de final de temporada. Las playas se mantenían prácticamente vacías y en el caso de las más concurridas, como la de Llevant de Salou, se mantenía con una inusual poca presencia de bañistas. El cielo medio nublado apuntaba el mal tiempo como causa más probable, pero lo cierto es que las calles de un municipio y el otro acusaban ayer también una abrupta caída de turistas. Lo que para algunos comerciantes y hostaleros es un fenómeno casi normal por las fechas, para otros es completamente sintomático de una temporada de verano especialmente floja.
«Durante el fin de semana hemos trabajado mucho, pero hoy se ha notado un descenso muy repentino. Hace años que trabajo en el chiringuito de playa y la temporada aguanta bien hasta el 15 de septiembre», explicaba ayer el empleado del chiringuito de playa Neptuno, ubicado en la playa del Regueral de Cambrils, una de las más céntricas del municipio. En Salou, la situación es la misma.
Los días nublados o de lluvia de verano son una buena ocasión para hacer caja en comercios, bares y restaurantes: es una constante que conocen bien los empresarios de la Costa Daurada. Ayer, sin embargo, las calles estaban también vacías, teniendo en cuenta que la temporada no ha finalizado. «El mal tiempo hace que la gente no vaya a la playa, pero consume. Pero, sí, es doblemente preocupante que hoy no haya gente ni en la playa ni en la calle», decía ayer Antoni Sirvent, propietario de Gelateries Sirvent. «Esperamos unos días. Igual es periodo de entrada de turistas, los operadores turísticos han vendido la semana, pero que vendan las habitaciones no es garantía que haya flujo», añadía Sirvent. El empresario reconoce que ha sido una temporada especialmente mala. «La hostelería ha aguantado más o menos, pero me consta que el comercio ha sufrido mucho. La primavera fue muy mala y finales de junio y todo julio han sido meses especialmente flojos. En agosto ha habido gente, porque toca... En agosto, nosotros hemos hecho los mismos números que el año pasado, pero se tiene que tener en cuenta que, desde los atentados del 17 de agosto, facturamos de la orden del 50% menos», apuntaba Sirvent.
«Algunos empresarios de la zona han empezado a entregar la liquidación. Se ha notado un descenso muy brusco, la temporada ha ido mal y, encima, la gente a salido a consumir sólo durante la tarde y la noche», afirma el empleado de un establecimiento de bar de la avenida Carles Buigas, una de las arterias turísticas de la capital de la Costa Daurada, Salou.
Queja generalizada
Enrique Arce, presidente de la Unió de Botiguers de Cambrils, conoce bien la impresión de los comerciantes que, más allá de las estadísticas, tienen un termómetro real del empleo diariamente en sus cajas.
«Todo el mundo se queja, la bajada del turismo este año se ha notado mucho y la gente que ha venido ha gastado menos. Me consta que muchos hoteles han bajado precios, que los campings han registrado uno de los mayores descensos y que, sobre todo, ha fallado el mercado interno, el turismo nacional,» explica Arce. «Además, no sólo ha venido menos gente, sino también con un poder adquisitivo más bajo», añade el presidente de los comerciantes, a quienes le consta que se ha disparado la venta de huevos y patatas en los supermercados turísticos, un indicador inequívoco de turismo que no consume en la calle y que, si lo hace, gasta poco.
Merche Martínez, de la tienda de ropa infantil Angelets de Cambrils, afirma que ha notado una caída de cerca del 30% de las ventas aproximadamente. «Tengo la tienda en el puerto y se ha notado mucho la bajada de ocupación. El descenso se ha notado especialmente en los turistas del norte de España y de Zaragoza», dice esta tendera quién tiene un buen barómetro en los niveles de venta de ropa de invierno durante el verano. Apunta también que las quejas son las mismas entre la mayoría de comerciantes. «Muchas tiendas no podrán aguantar el invierno y tendrán que cerrar de cara a la próxima temporada», augura.