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Los cazadores arrancan la temporada de caza general con la vista puesta en el jabalí en Tarragona y en el conejo en el Ebro

El domingo se abre la campaña de caza menor con el tordo o las aves acuáticas del Delta en el punto de mira

Varios conejos en un campo.

Los cazadores arrancan la temporada de caza general con la vista puesta en el jabalí en Tarragona y en el conejo en el EbroACN

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Los cazadores de la demarcación de Tarragona están preparados para la apertura de la veda general de caza, con la autorización de la caza menor que empieza este domingo y se alargará hasta el 2 de febrero. En el Camp, lo hacen con la vista puesta en la paloma torcaz, la perdiz o el tordo, pero también el jabalí, una especie que sigue siendo un problema por el exceso de población y que se puede capturar desde ya hace un mes. También el conejo, con una población especialmente numerosa en el Baix Penedès, donde ya lo cazan de hace semanas para reducir un foco. En el Ebro también se intensificará la lucha contra el conejo, que ha proliferado sobre todo en la zona de cítricos, y estarán pendientes de las aves acuáticas en el Delta, donde alertan de que hay que se han marchado. En Tarragona hay otorgadas unas 14.000 licencias.

El presidente de la Federación de Caza de Tarragona, Joaquim Vidal, explica que se encuentran muchos jabalíes «en zonas de avellana, de huerta y de agua», con los quebraderos de cabeza que eso comporta para los campesinos. «Es muy salvaje, muy listo, y gira mucho, pero donde encuentra comer se queda quieto y se hace el dueño», ha detallado, describiendo una situación que se vive en otros puntos del país. Además, prácticamente no tiene enfermedades, cría bastante y no tiene depredación: «le va todo de cara». A partir de ahora, sólo tienen que estar pendientes de la peste porcina africana, aunque todavía no ha llegado al país.

Las primeras batidas de jabalí, iniciadas en septiembre y permitidas hasta marzo en las comarcas tarraconenses, están dando unos resultados «óptimos», según Vidal, que cree que eso augura que se acabará la temporada «con suficiente carne para poder tener los congeladores llenos».

En general, en Tarragona la temporada de caza menor empieza con buenas perspectivas. Las capturas en la demarcación van dirigidas a la paloma torcaz, el tordo, la becada, el conejo o la perdiz, que se encuentra en un estado más delicado por el cambio de usos en el campo, los pesticidas o el cambio climático, además de la presión de cazadores y depredadores. La campaña se alargará hasta el primer domingo de febrero.

En cambio, según relata el presidente de la Federación de Caza de las Terres de l'Ebre, Manel Royo, en el Ebro la presión del jabalí no es tan fuerte y considera su presencia «más floja que el año pasado». «Por las sequías que hemos tenido, en la zona de los Puertos ha desaparecido mucho», considera Royo, que cree que es uno «de los peores años» del jabalí, delimitado ahora en la zona de Amposta, Alcanar o Campredó. «Cuando no se encuentran bien en un lugar, lo abandonan y se van a otro donde tengan, sobre todo agua», ha concretado.

En el Ebro, los conejos, un problema para citricultores y viticultores que ven sus plantaciones devoradas, se encuentran sobre todo en la zona del Montsià y Baix Ebre. «Hace muchos años no nos dejaban cazar y, cuando se dieron cuenta, fue una invasión», ha explicado Royo. Los conejos encuentran en estos campos el agua y la hierba tierna que necesitan. Con la apertura de caza, la Federación cree que se controlará todavía más, sobre todo en zonas que limitan con las áreas privadas de caza.

También estarán al acecho de si entra el tordo -que el año pasado «no fue demasiado bien»-, de la cabra hispánica –con especial atención a la sarna-, o el corzo, que ha ido ocupando la zona más alta de las Terres de l'Ebre y donde se hace un control para evitar que prolifere.

Pero donde los cazadores del Ebro estarán más pendientes durante la temporada de caza menor será en el Delta con las aves acuáticas. Royo alerta que hay «balsas muy deterioradas» y recuerda que ya hace tiempo alertan a la administración que «los hábitats de las acuáticas se está perdiendo». Entre otros factores, lo imputan a los secamientos de los campos por la lucha contra el caracol manzana. «Muchas, se irán; ya pasó el año anterior», ha lamentado.

Por otra parte, ya tienen el permiso necesario para capturar la polla de agua. La autorización necesaria para cazar este pájaro llevó problemas hace dos años, cuando la potestad de tramitar el permiso pasó del departamento de Agricultura al de Territorio y el proceso demoró las gestiones.

Este año, los cazadores están descontentos con la gestión que se ha hecho de las autorizaciones para cazar la tórtola turca en media veda. Según Royo, sólo la mitad de las autorizaciones solicitadas se acabaron tramitando: «nos quedamos sorprendidos porque la tórtola turca es una especie invasora, que desplaza a la autóctona y que cada día prolifera más en zonas urbanas». Ahora tienen pendiente una reunión con el Departamento de Territorio y Sostenibilidad para saber los motivos por los cuales unos 1.700 cazadores no han podido cazar, mientras sí que se han podido hacer en áreas privadas de caza.

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