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Economía

Las serradoras catalanas alertan de la pérdida de puestos de trabajo por la falta de madera

Las barreras burocráticas para talar árboles y la obsolescencia de la maquinaria forestal obligan a las empresas a importar troncos del extranjero

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El patio de la serrería Boix, en Puig-reig (Berguedà), está prácticamente desierto. Una imagen casi insólita en la serrería mayor del país. Aunque en Cataluña el 60% del territorio es superficie forestal, las serrerías de todo el Principado no tienen madera para trabajar y esta situación puede poner en peligro hasta 100 puestos de trabajo. Según han asegurado varias empresas al ACN, las causas que explican esta falta de madera son, por una parte, las barreras burocráticas del Departamento de Territorio a la hora de dar permisos para cortar madera y, principalmente, el hecho que los operarios forestales trabajan con maquinaria obsoleta que no les permite ser competitivos. Agricultura estudia ahora la manera de aumentar la línea de ayudas para que los trabajadores forestales puedan mejorar su maquinaria.

Aunque Cataluña tiene una gran cantidad de bosques, las serradoras del país no tienen madera para trabajar. Hasta la fecha actual, esta situación los ha obligado a importar 100.000 toneladas de madera del extranjero y, según han asegurado, eso puede comportar la pérdida de hasta 100 puestos de trabajo en el sector.

La ingeniera forestal de la serrería Boix, Iolanda Domenjó, cree que esta situación es «muy poco coherente» si se tiene en cuenta el estado de abandono de los bosques catalanes con gran cantidad de demasiado forestal que crece «de manera descontrolada» y que se podría aprovechar a las serradoras del país.

«La gestión forestal es imprescindible para mantener la salud de nuestros bosques. Cuando hay un incendio todo el mundo se cuestiona si había lo bastante medios de extinción, pero lo importante es toda la prevención y todo el trabajo que no se ha hecho en el bosque y nadie pide responsabilidades al Departamento de Agricultura de por qué motivo aquel bosque estaba desatendido», ha denunciado Domenjó.

Según aseguran desde las serradoras, la falta de madera es, principalmente, como consecuencia del hecho de que los operarios forestales están trabajando con maquinaria obsoleta que los resta competitividad. En este sentido, piden al Departamento de Agricultura que una parte de los Fondos Europeos de Agricultura se destinen a ayudas y subvenciones para financiar la renovación de la maquinaria forestal, tal como ya se hace en otras comunidades autónomas.

Desde la dirección general de Boscos, su subdirector, Enric Vadell, ha reconocido que la maquinaria forestal es «muy antigua» y habría que dar «un salto cualitativo» para aumentar la rentabilidad en el bosque, pero también por términos de seguridad. Vadell ha explicado que el Departamento de Agricultura está trabajando para conseguir líneas de ayudas para mejorar la maquinaria forestal. Sin embargo, ha subrayado que están mirando la manera de hacerlo a fin de que todas las empresas forestales puedan acceder y no sólo las que dependen «de la órbita de las serrerías».

Por otra parte, las serrerías también se quejan de «las políticas restrictivas» del Departamento de Territorio a la hora de conceder permisos para cortar madera de una finca forestal. En este sentido, el Departamento ha asegurado que su política ahora no es más restrictiva y han dicho que, actualmente, no hay «un gran número» de expedientes pendientes de la tramitación ambiental.

En todo caso, toda esta situación está dificultando la subsistencia de las serrerías. En la Boix, la falta de madera se traduce en una reducción de la producción de cuatro horas diarias y el despido de entre 10 y 12 personas en una plantilla actual de 120 trabajadores. El problema sin embargo, afecta a todas las serradoras del país.

Fustes Jané (Solsona): «Tendremos que bajar la persiana»

La solsonina Fustes Jané muy probablemente tendrá que cerrar pasada Navidad. El suyo responsable y, al mismo tiempo, presidente de la Asociación de rematants y serradores de Cataluña, Jordi Jané, ha explicado que ya tuvo que comprar madera de fuera la primavera pasada cuándo ya se encontraron con que no podían satisfacer la demanda de los clientes. Aquella madera le ha servido hasta ahora, pero se está acabando. «Es un sobrecoste muy alto y no lo volveré a hacer», ha reconocido. Según ha asegurado, es «más que probable» que se vea obligado a tener que bajar la persiana unos días, después de Navidad, por falta de materia prima.

Sala Forestal (Celrà): «No podemos atender la demanda»

En Celrà (Gironès), está la empresa especializada en el sector forestal, Sala Forestal S.L. su propietario, Pere Sala, ha explicado que no tienen suficiente material para hacer frente a la demanda de este invierno. Normalmente, gestionaban y comercializaban unas 70.000 toneladas de madera (10.000 en forma de biomasa y 60.000 de madera para otras actividades). «Ahora mismo estamos al 80%, es decir, con unas 50.000 toneladas. No podemos atender la demanda», explica Sala.

Eso, dice, podría tener consecuencias a corto plazo para la plantilla de una veintena de trabajadores que tienen. «Ahora no, pero si el mes de enero todavía estamos en esta situación tendremos que tomar decisiones», insiste.

Fontova (Cabra del Camp): «Es rarísimo tener trabajo y que no lo puedas hacer»

A pesar de ser de dimensiones más reducidas, la Serrería Fontova, ubicada en Cabra del Camp (Alt Camp), es la mayor existente en la demarcación de Tarragona y también se ve muy afectada por la falta de madera pública. Los propietarios estiman una bajada de la actividad del 25% y no descartan que tengan que acabar despidiendo a algún trabajador. «Podríamos contratar muchos y quizás tenemos que acabar despidiendo un par; es rarísimo que tengas trabajo y que no la puedas hacer», se ha lamentado Lluís Buscail, gerente de la serrería y de Bioforestal. Si en el 2017 lo cerraron con 11.000 toneladas, este año esperaban alcanzar las 15.000. Ahora, sin embargo, las previsiones son pesimistas y apuntan que justo llegarán en el umbral de las 10.000 toneladas.

En el exterior, un escaso centenar de toneladas de troncos amontonados se convierten en buen reflejo de un negocio que, prácticamente en el último año, funciona a medio gas. No hace demasiado tiempo atrás había un millar de toneladas -que era el stock de un mes. Ante este contexto, en la Serrería Fontova, como el resto, también se han tenido que buscar la vida para conseguir madera de los bosques y dar respuesta a una clientela que no afloja en pedidos. Los permisos con Lérida -sobre unas fincas que darían vida al negocio para todo el invierno- siguen paralizados mientras en Huesca todo son facilidades y son recibidos con los brazos abiertos. «No pedimos ninguna ayuda, sencillamente que el Gobierno no nos ponga trabas», ha concluido Buscail.

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