Sucesos
Limpian la nave que acogió la 'rave' en Perafort en torno a Fin de Año
Los hechos alertaron al pueblo, especialmente por el hecho de que un chico se suicidara durante la fiesta
La fiesta rave en una nave del polígono de Perafort llegó ayer a su episodio final, a la espera del resultado de la investigación de los Mossos de Esquadra. Varias personas limpiaron el espacio que ocuparon para llevarla a cabo desde primera hora de la mañana y, según pudo comprobar el mismo alcalde del pueblo, Joan Martí Pla. Fue el mismo alcalde quien al enterarse de la celebración de la fiesta hizo una petición formal a los propietarios de las naves desocupadas que las tapiaran con el fin de evitar estas situaciones. El espacio es propiedad de un banco y dudan de que la fiesta contara con el permiso de la entidad financiera. Después de hablar, se emplazaron a esta semana para seguir en contacto. Más allá de esta petición, el Ayuntamiento asegura que no tiene ninguna responsabilidad ni competencias para actuar.
«Completamente limpio», así está el espacio que sirvió la fiesta rave que duró más de un día alrededor de Fin de Año con un público mayoritariamente extranjero. «Eso sí, todavía quedan las pintadas y los destrozos, pero ya estaban antes de la fiesta», afirma el alcalde. Fue precisamente él quien denunció los hechos a la policía.
Una persona se suicidó en el marco de esta fiesta, que duró cerca de cuatro días, desde el domingo 30 de diciembre. Los Mossos de Esquadra estuvieron haciendo controles de alcoholemia en la zona. También abrieron un acta administrativa al responsable ya que no dispone de autorización para organizarla. Desde el cuerpo policial afirmaban, entonces, que es la única medida que pueden tomar al respecto a causa del gran número de asistentes.
A pesar del despliegue y la preocupación del gobierno municipal, el mismo consistorio admite que no hay haber ni suciedad ni destrozos en ningún otro punto del municipio, como mínimo que ningún vecino haya denunciado. A la espera de los resultados de las diligencias policiales, pues, Perafort vuelve a dormir tranquilo.