El asesino de la expareja en Salou se sentía «frustrado» y «deprimido» por no poder volver con ella

El asesino confeso de la expareja en Salou en junio de 2017, Abderrahmane Hammou, se sentía «frustrado» y «deprimido» por no conseguir reanudar la relación con la chica. Los médicos forenses que le hicieron un reconocimiento unos meses más tarde del crimen han declarado este martes que el hombre no había aceptado la ruptura. Este episodio, según han dicho, le creó «un malestar creciente» durante varios meses hasta el punto de obsesionarse, intentar ponerse en contacto con la expareja de forma «insistente» y tener pensamientos suicidas. Los facultativos han concluido que el hombre no tenía ninguna patología psiquiátrica ni presentaba adición al alcohol o a las drogas que pudieran afectar sus capacidades.

De su lado, los médicos forenses que analizaron el cuerpo de la víctima localizaron más de una treintena de heridas de arma blanca, cinco de ellas «mortales de necesidad» porque afectaron al corazón y los pulmones, entre otros. La chica presentaba varias heridas de defensa, pero murió en un corto periodo de tiempo dado que perdió mucha sangre.

Según los investigadores de los Mossos d'Esquadra, el hombre apuñaló a la víctima con un cuchillo «profesional» de carnicería que estaba «muy afilado». Las dimensiones del habitáculo del vehículo donde pasó el crimen y el hecho de que Fadoua llevaba atado el cinturón de seguridad hicieron que tuviera una capacidad de defensa «muy reducida», según la policía.

Por otra parte, los mossos no dieron credibilidad a las supuestas intenciones suicidas del acusado, que dijo que antes de entregarse se había intentado colgar con una soga. De hecho, según explicó a los forenses, lo había intentado una vez, pero como «no conocía la técnica» y «tocaba de pie» desistió de quitarse la vida.