Economía
Caixabank tiene previsto despedir a 50 trabajadores de la demarcación
De entre las 793 oficinas que la dirección quiere cerrar, 25 son tarraconenses
Cincuenta miembros de la plantilla de Caixabank en la demarcación podrían quedarse sin trabajo si tira adelante el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) planteado por la empresa. Según fuentes sindicales, 49 de ellas son personal de oficina, y es que entre los planes de la dirección también hay cerrar 25 oficinas de esta entidad financiera en la demarcación.
El ERE, sin embargo, afecta a la globalidad de la empresa. En total son 2.157 trabajadores en el punto de mira y 793 oficinas. La intención es «reducir costes y aumentar eficiencia» prescindiendo de la figura de los subdirectores en unas 2.400 oficinas con menos de cuatro personas. También quieren potenciar la atención de servicio remoto.
Desde CCOO han explicado que CaixaBank quiere ampliar los horarios en todas las oficinas. Así, desde la entidad proponen a los trabajadores abrir, entre el 15 de septiembre y el 30 de junio, los lunes, miércoles y viernes de 8.15 a 14.45 h. y los martes y jueves en turno de mañana y tarde, cerrando a las 18.45 h. En cambio, en horario de verano se prevé el horario de lunes a viernes de 8.15 a 14.45 h., sin tardes. La propuesta del grupo financiero también incluye cambiar el concepto de movilidad geográfica de los trabajadores, pasando de los 25 kilómetros a la «movilidad provincial». La próxima reunión entre representantes de la dirección y sindicatos está prevista para el 24 de enero y de momento no hay plazos fijados para la aplicación de los recortes en personal ni en oficinas. A pesar de eso, el secretario general de CCOO en Caixabank, Ricard Ruiz, apunta que «cada semana se cierran oficinas» y, al mismo tiempo, que se espera que el grosor de cierres se produzca después de haber llegado a un acuerdo con respecto al ERE.
Precisamente una de las últimas polémicas en el Camp de Tarragona con respecto a las oficinas se sitúa en el barrio tarraconense de la Parte Alta, donde varios vecinos protestaban porque en diciembre de 2018, justo hace un mes, cerró la última oficina bancaria del barrio, casualmente de Caixabank y ubicada en la calle Major. Las molestias se centraban sobre todo en la falta de posibilidades de sacar efectivo de un cajero automático dentro de la zona.
Con el fin de facilitar el acceso a efectivo allí donde no hay bastante masa poblacional, la Diputación completó en noviembre pasado la instalación de cajeros de Caixabank en doce pueblos de la demarcación. Desde que entraron en funcionamiento los primeros cajeros en el mes de abril hasta septiembre, se hicieron unas 27.000 operaciones bancarias, la mitad de las cuales fueron reintegros de efectivo.