Josep Maria Rovira i Valls, autor del libro 'El Porrón. De Poblet en Nueva York' (Ed. Cossetània)
«Hoy día el porró podría tener una segunda vida como objeto de moda, curioso»
‘El porró. De Poblet a Nueva York’ es un extenso trabajo que recoge la historia de este cacharro genuinamente catalán
—Cuál son los antecedentes más antiguos de la costumbre de beber a pico?
—Son de origen báquico, de homenaje al dios Dioniso o Baco. Los encontramos en la libación, el acto de tirar un chorro de vino a la tierra. Los romanos tomaban un cuerno, lo llenaban con vino y lo tiraban a la tierra, y después bebían a chorro. Los romanos tenían copas, pero el gesto de levantar el brazo y dejar caer un chorrito de vino en la boca lo hacían en honor al dios Dioniso. Los griegos también tenían este objeto, pero a las representaciones siempre lo tienen al lado, no beben a chorro, por lo tanto podríamos decir que los primeros de la humanidad a beber a chorro debieron ser los romanos.
—Cuál es el porró más antiguo que ha localizado?
—El porró más antiguo que tenemos es el porró de Poblet, del siglo XIV, encontrado por Eduard Toda durante unas excavaciones. ¿Ahora bien, era un porró para beber vino a chorro, una aceitera o un utensilio de la farmacia del monasterio? Probablemente era un cacharro de la farmacia. Puedo suponer que quizás un monje puso vino y bebió a chorro, pero no lo podemos demostrar. Hasta finales del siglo XVII no podemos pensar que existiera el porró como un utensilio de cristal para beber vino a chorro. A partir de esta fecha ya tenemos muestras iconográficas y escritas. Y lo que sí que está claro es que en el siglo XVIII ya tenemos porrones.
—Estamos hablando siempre del territorio catalán?
—Sí, el porró es un invento catalán. Joan Amades hizo un trabajo extraordinario sobre el porró, pero no podía hablar tan categóricamente como lo puedo hacer yo, porque él no tenía Internet, y yo sí. He podido recorrer todo el Mediterráneo mirando museos, colecciones, libros y documentos, y no hay en todo el Mediterráneo. Sí que hay utensilios similares, pero no se utilizan para beber a chorro. Es curioso porquebeber a chorro tiene traducción al francés y al italiano, y la influencia del porró llega hasta la Cataluña del Norte y buena parte de la Provenza, una pizca en la Liguria, y en Génova ya desaparece. Por otra parte, de Cataluña pasa a Mallorca en el siglo XVIII y también en Valencia.
—Su libro recoge una gama muy extensa de porrones. ¿Habría uno que podríamos decir ‘canónico’?
—Sí, hay dos modelos clásicos. El nombre de este cacharro probablemente tiene el origen en una medida de capacidad medieval, el porró, que equivaldría más o menos a un litro de vino. Hasta el siglo XIX, el porró era de pitorro recto y de cristal transparente, más o menos amarillo y con impurezas, pero transparente. A partir de entonces aparece el porró de cuello torcido, que en determinados sitios dicen taza, y en Valencia, La catalana. Pero el porró más antiguo, el ancestral, es de pitorro recto. El de pitorro torcido quizás se ha popularizado más porque cuando lo levantas no cae tanto, va más lento.
—Cuál habría sido la época dorada con respecto a la popularización de este utensilio?
—Durante el siglo XVIII sólo lo podían pagar los ricos, en cuanto|así que sólo bebían a chorro los que podían. A partir del XIX aparecen los porrones de taberna, y empiezan a hacerse populares en las casas, pero posiblemente cuando se han hecho y vendido más porrones de la historia ha sido en el siglo XX.
—Qué futuro le augura, al porró?
—En las casas el porró se ha perdido bastante. No creo que desaparezca, porque es un utensilio muy curioso, y beber con porró es muy cómodo, sobre todo en verano, con un vino fresquet o cava. A las calçotades también va muy bien, porque todo el mundo tiene las manos sucias, lo puedes ir pasando, los vasos caen... Pienso que acabará siendo un objeto que se utilizará en las manifestaciones tradicionales. También va muy ligado a la costumbre de beber vino en abundancia. Si volviera esta costumbre, volverían los cacharros que se utilizaban para beber este vino en la mesa. Además, es un decantador extraordinario. Pero creo que el porró no tiene un futuro próspero, no se volverán a hacer porrones en cantidad, como antes. Pero a pesar de todo, puede tener una segunda vida como objeto de moda, curioso, que es bonito de tener.