El alto índice de morosidad del camping La Unión es la causa del cierre
El gerente, Francisco González, dice que de los 71 fijos que tiene, 26 no pagan, y afirma que se ha ofrecido una salida a los residentes
El alto índice de morosidad y la necesidad de inversiones en el establecimiento turístico son las razones que, según uno de los propietarios del camping La Unión, les obliga a bajar la persiana definitivamente el próximo 28 de febrero. Francisco González, gerente del camping y copropietario, asegura que se ha ofrecido una salida a las veinte familias que han hecho de la caravana, tienda de campaña, mobile home o módulo, su lugar de residencia durante todo el año, incluso cuando el camping está cerrado fuera de temporada.
Otras fuentes apuntan que la propiedad estaría valorando cambiar el tipo de negocio en estos terrenos de la calle Pompeu Fabra, los usos de los cuales permiten cualquier uso turístico, como hoteles, apartamentos turísticos, entre otros.
«Entre los 71 fijos que tiene el camping, arrastramos una morosidad endemoniada. De estos, hay 26 que no pagan y, algunos, desde hace más de dos años. De hecho, tenemos catorce demandas presentadas en el juzgado y notificadas. Esta morosidad y la necesidad de invertir para poner el camping al día hacen que ya no aguantemos más y no volveremos a abrir esta temporada», ha dicho Francisco González a Diari Més.
Los fijos son aquellos campistas que pagan un alquiler para dejar su caravana, mobile home o módulo durante todo el año en las instalaciones del camping. La veintena de familias que, tal como recogía Diari Més ayer se quedarán sin lugar de residencia con el cierre del camping, pertenece al grupo de fijos. A estas personas, los propietarios han ofrecido una salida.«A todos los hemos planteado la solución que mejor les vaya. Hay campistas que no quieren continuar más y les hemos ofrecido comprarles la vivienda (mobile home, bungalow o caravana). Nos hemos puesto en contacto con una empresa que les hace una valoración de precio para comprárselos», afirma González. A los que quieren esperar para venderlo, se les pagará el traslado de la caravana o módulo hasta el aparcamiento de esta empresa donde podrán mantener la caravana o módulo durante doce meses sin coste. «La empresa pondrá en contacto a los vendedores y los posibles compradores, si quieren», asegura a González. Según este, en los que desean continuar como campistas, la empresa se compromete a pagar la grúa para desmontar y el transporte hasta otro camping. «Les hemos facilitado una relación de establecimientos que aceptan fijos», puntualiza. Los campistas de este grupo que quieran quedarse a vivir en Salou pero no en un camping, la propiedad les paga el primer mes de alquiler, la primera fianza y los gastos del traslado.
Por otra parte, Francisco González –que es gerente del camping La Unión y copropietario desde hace seis años– reconoce que vivir en un camping durante todos los meses del año no es legal. «Los campings tienen que cerrar al menos un mes para hacer el mantenimiento y, durante este tiempo, no puede vivir nadie», dice. En el camping La Unión, sin embargo, no ha sido así. La veintena de familias dispone de llaves para entrar y salir de las instalaciones incluso cuando el camping está cerrado. La mayoría, de hecho, están empadronados en Salou.
«Cuando la economía pespuntea, el turismo más barato cae y la acampada libre baja mucho. La gente ya no viene con una tienda de campaña», concluía el gerente. El camping La Unión es de segunda categoría y tiene licencia en el municipio de Salou desde el año 1983, según González.