Protesta sindical en la incineradora de Sarpi en el polígono de Constantí

Los trabajadores de la incineradora de Sarpi, en el polígono industrial de Constantí, propiedad del grupo francés Veolia desde el año 2015, se han concentrado hoy en las puertas de la planta durante dos horas para reivindicar mejoras laborales en el marco de un pacto entre patronal y plantilla, que suma 78 trabajadores. Desde hace tiempo, según asegura el portavoz de la sección sindical de CCOO Miguel Rione, intentan negociar con el propietario de la compañía de Constantí, pero este se habría negado a ceder a las exigencias de los trabajadores. Por todo ello, se reunirán el próximo 4 de marzo con el director de Recursos Humanos de Veolia, que se hará cargo de las negociaciones.

Esta planta, ubicada en la avenida Europa, sufrió un incendio el año 2014 de residuos líquidos inflamables, según los trabajadores por falta de medidas de seguridad y de prevención. Precisamente, aparte de un incremento salarial, reclaman mejoras en la formación y las medidas de prevención. El año 2018, dice Rione, se fueron nueve trabajadores de producción y los nuevos que entraron para sustituirlos «no se los ha formado, la formación ha ido a cargo de los compañeros y es insuficiente». Las partidas económicas destinadas a estos objetivos, aseguran, «dejan mucho que desear».

Este nuevo pacto de empresa –inexistente desde hace 23 años–, pues, permitiría implementar mejoras laborales pero también medioambientales, al tratarse de una incineradora que trabaja con residuos especiales químicos. Aquel año 2014 hubo dos heridos, uno de ellos con quemaduras de segundo grado, y se tuvo que activar el Plaseqcat.

Amenazan con una huelga

La protesta de hoy en las puertas de Sapir Constantí S.L.U. se ha desarrollado sin incidentes y con trabajadores fuera del horario laboral. Será la única, de momento, que harán antes de la reunión con la dirección francesa. Si Veolia no acepta las propuestas sindicales, CCOO afirma que llegarán «hasta el final», incluso la convocatoria de una huelga. «Hemos presentado muchas denuncias y nos hemos sentado muchas veces a negociar, y cuando parece que hay un acercamiento de posturas entonces se echan atrás», asegura Miguel Rione. «No tienen una buena planificación», añade. Los trabajadores destacan que desde hace años sufren una «precarización» en sus condiciones de trabajo y eso puede afectar a las medidas de salud y medio ambiente. La respuesta de la empresa, dicen, ha sido «nula» a estas peticiones. Durante los dos últimos años se ha tratado de llegar a acuerdos concretos con la dirección en temas como la seguridad, la formación del personal y la política salarial de la empresa, sin ningún resultado. El objetivo es enmendar, al menos en parte, las deficiencias y desequilibrios que afligen a la plantilla desde la misma puesta en marcha de la instalación.