Valls tapia una veintena de narcopisos en los últimos cuatro meses

El Ayuntamiento de Valls ha tapiado hasta una veintena de narcopisos en los últimos cuatro meses. Desde octubre el consistorio ha extremado la vigilancia policial al detectar un repunte del tráfico de drogas y de la delincuencia menor, especialmente en la zona del barrio antiguo. Los inmuebles frecuentados por toxicómanos son pisos vacíos, la mayoría propiedad de bancos. El concejal de Seguridad Ciudadana, Enric Garcia, asegura que incluso se tapian viviendas al detectar el más mínimo indicio de intento de ocupación, como medida preventiva. Los vecinos, en este sentido, colaboran de forma activa, informando al consistorio en todo momento a través de una aplicación de mensajería instantánea, un mecanismo que satisface todas las partes. Garcia, sin embargo, insiste en que se trata de un problema social que va más allá de desmantelar narcopisos.

El brutal asalto a un abuelo en el centro histórico para robarle unas pocas monedas fue el detonante que hizo encender las alarmas en Valls. La Policía Local puso el foco en estos colectivos de drogadictos, algunos de ellos violentos y conflictivos -a uno se lo ha detenido hasta 27 veces básicamente por robos-, que conviven en viviendas desocupadas. Agentes policiales especializados en esta problemática explican que los toxicómanos descartan los pisos completamente vacíos. Buscan que tengan un mobiliario mínimo para poder drogarse.

La mayoría están enganchados al ‘basuco’, un residuo de la cocaína, muy barata y adictiva, que se consume fumada. La Policía Local se ha encontrado algunos de los pisos en un estado deplorable. Si bien es una problemática compartida en otras ciudades, desde el Ayuntamiento se reconoce que Valls se había convertido en un polo de atracción para drogadictos de la comarca. La policía apunta que en buena parte se debe a la gran cantidad de pisos vacíos y a la circulación de droga. La disponibilidad de un comedor social también habría motivado la venida de transeúntes a la ciudad.

Son las tres patas de una problemática enquistada. Un reciente operativo de los Mossos d'Esquadra en Valls, con varios detenidos -siete de los cuales ingresaron en prisión-, ha supuesto un golpe duro al narcotráfico. La situación se ha reconducido, pero la policía no piensa bajar la guardia. «Tenemos que mantener el pie en el freno, no pararemos, seguiremos vigilándolos», ha advertido Garcia. «Pusimos a una patrulla exclusivamente en el casco antiguo porque hubo un repunte y lo seguiremos haciendo, pero nos preocupa la seguridad en toda la ciudad y de todos los habitantes de Valls», ha garantizado.

La mensajería instantánea entre vecinos y Ayuntamiento, que funciona de hace un tiempo, ha sido especialmente activa en los últimos meses. «La colaboración vecinal es fundamental, sin los vecinos sería imposible llegar a todas partes, son los que están 24 horas viviendo en el barrio», reconoce el concejal. Es a través de este canal que van recibiendo avisos de nuevos posibles narcopisos. Acto seguido la investigación se pone en marcha. Primero hace falta que los técnicos emitan los informes correspondientes por falta de seguridad y de salubridad y después se ordena la actuación policial.

De momento ya suman una veintena las viviendas que se habían convertido en un espacio de convivencia de toxicómanos. El octubre pasado se tapiaba el primer narcopiso, en la calle de Flavià. Una vecina dio el aviso, harta no poder alquilar su inmueble a causa del movimiento continuo de consumidores en el edificio. La policía asegura que en algunas ocasiones se han tenido que tapiar bloques enteros. El Ayuntamiento dice, sin embargo, que mantiene la situación bajo control y que los vecinos nunca han llegado al extremo de actuar por su cuenta, como ha pasado en otras poblaciones.