Enseñanza
Alumnos de Cambrils aprenden a relajarse y conseguir «paz interior» para mejorar en el estudio
El proyecto se aplica a la escuela Joan Ardèvol y quiere mejorar la capacidad de concentración de los niños
La escuela Joan Ardèvol de Cambrils, Baix Camp ha puesto en marcha un programa piloto para mejorar los niveles de concentración y de atención de los alumnos y darles herramientas para gestionar las emociones. El proyecto, único en Catalunya, empezó en abril y se implementará durante los próximos cuatro años. La directora de la International Foundation for Spiritual Undoldment (IFSU), Rosa Mari Dulcet, explica a la ACN que las técnicas de ‘mindfulness’ no son la solución a los problemas pero sirven de ayuda para «transitar» conflictos e inquietudes. Los resultados del programa, que ya se ha probado en otros centros del Estado, se incluirán en un estudio universitario.
Los alumnos de cuarto de primaria de la escuela Joan Ardèvol entran en el aula y se sacan el calzado para empezar una hora de relajación. Sentados, escuchan con atención las instrucciones de todo aquello que harán durante la sesión, en la que el cuerpo será el principal protagonista. Controlar la respiración y varios puntos del cuerpo como los dedos de los pies es esencial para hacer entender que se tiene que vivir el presente. «Queremos que el niño se sienta a él mismo, reconozca las emociones y pueda expresarlo de una manera más saludable», indica la directora de la fundación.
Las sesiones de educación emocional permiten que los niños y niñas adquieran la habilidad de conseguir estados de relajación profunda y paz interior y, así, poder modular sus reacciones a las situaciones externas y experiencias negativas con respuestas desde el centro de la persona. «Vivimos en una sociedad muy exigente y competitiva que no nos enseña a ser feliz, sino a tener éxito y a buscar el título a fuera», detalla Dulcet. Con las técnicas de respiración se ayuda a los niños a encontrar seguridad y fortaleza interior para afrontar los retos del día a día. «Si gestionamos el mundo interior, escogemos como responder y no como reaccionamos», sostiene Dulcet.
El proyecto implica toda la comunidad educativa del centro, desde los alumnos al profesorado y las familias. Las emociones se trabajan desde P3 a segundo de primaria, mientras que a partir de tercero y hasta sexto aprenden a meditar. Los maestros y padres también han recibido formación a fin de que continúen con esta tarea en las aulas y en casa. Actualmente, las sesiones están lideradas por el equipo de la IFSU, pero el próximo curso serán los profesores los encargados de seguir con el programa, que se cerrará dentro de cuatro años. Según la jefa de estudios de la escuela Joan Ardèvol, Joana Guiu, con la implementación de estos métodos se mejoran los resultados académicos, dado que los alumnos son «capaces de trabajar de manera más concentrada y con más atención».
A modo de ejemplo, explica que son muy beneficiosos los ejercicios de respiración antes de iniciar un examen. «Obtenemos mejores resultados y ellos se sienten mucho mejor», asegura. Héctor y Noa, dos estudiantes de cuarto de primaria, lo corroboran. «Saqué uno nuevo al examen de medio porque estaba mucho concentrado», celebra Héctor.
Los beneficios del ‘mindfulness’
La directora de la fundación subraya que los beneficios del mindfulness son «múltiplos», aunque reconoce que «no lo cura todo». Dulcet considera que, si se enseña a pensar en positivo, los niños se sentirán mucho mejor porque medirán las respuestas ante estímulos negativos y positivos. A la vez, el programa también centra esfuerzos en el tratamiento de la sobreinformación por la gran influencia que tienen las redes sociales e Internet. También quiere prevenir el acoso escolar y aumentar la comunicación entre las familias y la escuela. «Reciben mucha información y eso les provoca confusión porque no saben cuál es la verdad. Los enseñamos a detenerse y que vean mejor por ellos mismos», dice Dulcet.
El proyecto se ha hecho a Asturias, Andalucía y los Estados Unidos
La Universidad Rutger, con el profesor Merrill Harmin al frente, y conjuntamente con la Universidad de Zaragoza, impulsan un estudio por conocer los resultados de la implementación de estos programas emocionales. La investigación recoge información a través de cuestionarios y pruebas hechas en los diferentes cursos. El proyecto ya se ha probado en centros de Asturias, el País Vasco y Andalucía, y de los Estados Unidos. Aunque todavía no hay fecha para la publicación del estudio, algunos centros ya han captado los primeros beneficios. «Hemos visto la evolución de una escuela que es más silenciosa, con menos conflictos y con alumnos más tranquilos», concluye Rosa Mari Dulcet.