Periodista. Autor del libro 'El Efecto Guggenheim'
Castells
«Si yo fuera de Valls, estaría muy contento de la creación del Museu Casteller»
Participará en las Jornadas que tendrán lugar este sábado por la mañana sobre la planificación y construcción del futuro equipamiento
Iñaki Esteban es periodista y autor del libro El Efecto Guggenheim . Compartirá su experiencia en la Jornada organizada por el Museu Casteller de Catalunya que tendrá lugar este sábado 11 de mayo bajo el título ‘Fem barri, fem cultura, fem museu’. Se trata de una jornada abierta a toda la ciudadanía con el fin de reflexionar y planificar de manera conjunta cómo será el futuro museo. Los detalles del programa de la Jornada se pueden consultar a www.museucasteller.cat.
—¿Cómo valora la creación del Museu Casteller en Valls, después de su experiencia con el Museo de Guggenheim?
—Como observador externo, con mi experiencia con el Museo Guggenheim, creo que es una buena noticia. El fenómeno casteller es único y muy peculiar en todo el mundo y un museo de este tipo puede ser muy interesante.
—Con la perspectiva de más de 20 años de existencia del Museo Guggenheim, nos puede explicar ¿cómo influyó la creación de este proyecto en la transformación de la ciudad de Bilbao?
— En el caso de Bilbao, partimos de la situación de los años 90, cuando tuvo lugar las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla, parecía que Bilbao se quedaba atrás. Era una ciudad deprimida que había sufrido las consecuencias de la reconversión industrial. Nadie confiaba que la llegada del Museo pudiera ayudar a transformar una zona casi abandonada. Nadie confiaba en que fuera posible conseguir una transformación urbanística y una reconversión como la que se consiguió. Al principio, implicó un gran esfuerzo para creer que aquel proyecto pudiera suponer una transformación real.
—Usted en su libro hablaba de cómo el museo puede llegar a generar y comunicar un nuevo status de ciudad, ¿qué se requiere para conseguirlo?
—En el caso de Bilbao todo giró en torno a un símbolo: la forma y la arquitectura del edificio, diseñado por el gabinete de arquitectos de Frank Gehry. Su forma tan particular se diseminó de manera instantánea por todo el mundo justo cuando se inauguró. Confluyeron varios elementos que dan lugar a una respuesta muy positiva, una serie de paradojas como por ejemplo que un museo de arte contemporáneo generara tanto de interés. También el año 1997 se enmarca en una época positiva económicamente que ayudó a que el proyecto fuera todo un éxito. Los datos más optimistas de visitantes anuales del Museo Guggenheim eran de 400.000 visitantes. Actualmente, 1,2 millones de personas los visitan cada año.
—Usted habla también de cómo el Guggenheim consiguió unificar e impulsar el sentimiento de orgullo e identidad...
—Sí, ocurrió un símbolo de identidad con connotaciones muy optimistas, una muestra es que la Asociación de Amigos del Museo Guggenheim que recoge a 22.000 miembros, y un 90% es gente de Bilbao o Vizkaia.
— ¿Cree que en Valls podría suceder alguna cosa parecida?
— No tengo la respuesta, pero ojalá que sea así, si yo fuera de Valls estaría muy contento de la creación de este museo, en torno a una cosa tan especial y única como los castells.
— ¿Qué supone para usted participar en los actos donde se reflexiona y dónde se hará la planificación de que será este museo?
— Me hace mucha ilusión participar y explicar la experiencia del Guggenheim en este encuentro en Valls, espero que mi experiencia con el Museo de Bilbao pueda servir para alguna cosa.