Infraestructuras
Hard Rock, la carta de la Costa Daurada para ganar la partida a la estacionalidad turística
El proyecto avanza con discreción y la multinacional quiere empezar las obras dentro de un año
Conseguir actividad turística los 365 días del año y romper la estacionalidad. Este es el gran filón que ven en el proyecto de Hard Rock en Vila-seca y Salou agentes económicos, sociales y políticos consultados por ACN. Después del anuncio ya lejano, en el 2012, del ambicioso BCN World con seis resortes, el Centro Recreativo y Turístico (CRT) está más cerca de incorporar un nuevo motor como complemento en PortAventura World. La multinacional norteamericana quiere empezar dentro de un año las obras de la primera fase del proyecto, que incluye dos hoteles, comercios, teatros y uno de los casinos mayores de Europa. El juego, la sostenibilidad y las dudas sobre si encajará en el modelo de turismo familiar, y de si verdaderamente dinamizará el resto del territorio, son el blanco de las críticas.
Aunque las dimensiones son más reducidas que las que puso encima de la mesa Veremonte ahora hace siete años, los planos de Hard Rock en la Costa Daurada son de gran magnitud. La firma con sede en Florida prevé una inversión global de 2.000 millones de euros en un proyecto que se hará por fases, en un ámbito de 745.000 metros cuadrados. La intención de la compañía es empezar a construir la primera fase, de 665 millones, en mayo del 2020.
Incluirá un millar de habitaciones en dos hoteles -uno de ellos impulsado por PortAventura-, un casino con 1.200 máquinas recreativas y 100 mesas de apuesta, 75 tiendas de lujo a lo largo de una gran avenida, una gran piscina de 6.000 metros cuadrados y un espacio para conciertos con capacidad para 15.000 personas. También dispondrá de la oferta Hard Rock Live -que ya ofrece a Las Vegas y Orlando- y que promociona «el mejor entretenimiento en directo» con conciertos y espectáculos diversos. El plan también prevé construir nuevos espacios para congresos.
Durante la construcción de esta primera fase y una vez esté acabada, Hard Rock estima que se crearán 11.500 puestos de trabajo directos e indirectos, y que el impacto económico en la región será de 1.300 millones de euros. La previsión es que pueda atraer a unos dos millones de visitantes en la Costa Daurada. Sólo PortAventura recibió cinco millones el año pasado y con Hard Rock abrirá los doce meses del año -ahora cierra durante el invierno-, con toda probabilidad.
¿Es el modelo que necesita la Costa Daurada?
Según el catedrático de Economía de la URV, Juan Antonio Duro, Hard Rock es una oportunidad para que Tarragona deje de ser la segunda demarcación del Estado, después de las Islas Baleares, donde la estacionalidad turística es más elevada. Según el catedrático, el proyecto tendrá un impacto positivo en la economía y complementará la oferta existente. Duro cree que impulsará el sector de la construcción, atraerá congresos internacionales multitudinarios -por su ubicación central entre los Estados Unidos y China- y potenciará el puerto y el aeropuerto.
A su vez, el profesor de planeamiento territorial y urbanístico de la URV, Robert Casadevall, critica que «se han modificado y alterado sustancialmente todos los planeamientos territoriales» para meter el proyecto. Además, pone en duda que haya bastante mercado de turismo de convenciones por la «competencia fuertísima en accesibilidad e imagen» con Barcelona. A pesar de todo, ve «saludable» que la propuesta inicial de BCN World «se haya ajustado a la realidad».
Originalmente, el CRT prevé la construcción de 2.500 viviendas que no se llegaron a construir «ni siquiera durante la locura inmobiliaria», apunta Casadevall. Hay que tener en cuenta, además, que según datos del 2017 había 43.000 viviendas secundarias y unos 21.000 de vacíos en los cinco municipios más inmediatos al CRT. Por este motivo, el profesor cree que se ha perdido una oportunidad para sustituir esta oferta residencial dispersa y «poco eficiente» por la planta hotelera que ya prevé el proyecto.
El caso es que los terrenos se han revalorizado y que Hard Rock pagará a laCaixa unos 120 millones de euros -esta es la última cifra que ha trascendido- para poder levantar el proyecto. Según el portavoz de la plataforma Paramos BCN World, Joan Pons, el grado de incertidumbre sigue siendo «muy alto, como teníamos en 2012». A su parecer, el proyecto no se desencalla «porque económicamente no es tan provechoso como se había planteado». Si lo fuera, dice, «las empresas se estarían peleando» para estar y al concurso para obtener las licencias de juego «no se habría presentado sólo una».
Pons, que este último mandato ha sido concejal de la CUP en la Canonja y conseller comarcal del Tarragonès, insiste en que este modelo plantea «un resorte casi cerrado donde el turista lo puede tener todo durante unas vacaciones». Eso, avisa, impide que los beneficios de su estancia reviertan en el resto del territorio, como cree que hace el modelo actual de turismo familiar y solo y playa.
La plataforma opositora cree que el proyecto todavía se puede detener porque las obras no han empezado, porque presentó un contencioso contra el plan director que confían que se resuelva el próximo año y porque el modelo «cae por su propio peso». «Si eso hubiera sido tan bueno como decían en el 2012, y antes con Eurovegas, ya se habría desarrollado», insiste Pons.
Los sindicatos recelan de la calidad del trabajo y los comerciantes creen que todo suma
Desde que se hizo público el proyecto, los principales sindicatos han cuestionado la vertiente social, económica y ambiental. CCOO duda de la cifra real de puestos de trabajo que se crearán y si estos serán de calidad, establos y si respetarán los convenios colectivos vigentes. La organización muestra preocupación por un proyecto «asociado a un gran impacto ambiental, con edificios alumbrados y colosales, grandes zonas de aparcamiento para vehículos motorizados y sin un plan de movilidad asociado.»
En la misma línea, el secretario general de la UGT, Joan Llort, avisa de que «el que nos ha demostrado PortAventura es mucha inestabilidad en el trabajo, subcontrataciones y precariedad». Además, Llort hace notar la «incertidumbre» sobre el proyecto, del cual constata que no trasciende casi nada. Los dos sindicatos mayoritarios también consideran «injusta» la rebaja de los impuestos al juego, del 55 al 10%, que CiU y PSC aprobaron en el Parlament por el antiguo BCN World. Eso, avisan, hace perder recursos necesarios y contribuye a incrementar la ludopatía.
Los tenderos de Salou, a su vez, consideran que el proyecto sumará y no temen la competencia del centro comercial que impulsa Value Retail -el mismo operador de la Roca Village-. Más que por las ventas que les pueda restar, el presidente de la asociación Shopping Salou, Juli Vilaplana, dice estar preocupado porque tienen «poco tiempo» por adecuar la ciudad «para que sea tan atractivo pasar una tarde en el paseo a Jaume I como en el nuevo centro comercial». En este sentido, los comerciantes apuestan por dinamizar el centro, también de noche, para que los visitantes del Hard Rock salgan del resorte y hagan gasto en la ciudad.
Los municipios avalan al modelo integral
El proyecto genera consenso político en los municipios que acogen el Centro Recreativo y Turístico (CRT). El alcalde de Salou y cabeza de lista de Sumem por Salou, Pere Granados, defiende que con Hard Rock posicionarán como una destinación referente en Europa y en el resto del mundo, sobre todo en nuevos mercados como el asiático. Granados insiste en que Hard Rock no será sólo un casino, sino «un proyecto integrado con una nueva oferta turística relacionada con el entretenimiento, conciertos y espectáculos de primer nivel, los incentivos y un ‘shopping’ importantísimo». Según el candidato a la reelección, además de crear puestos de trabajo, Hard Rock se convertirá en «un motor económico» abierto todos los días del año.
El cabeza de lista de Vila-seca Segura (VS-Junts), Pere Segura, subraya que el proyecto es fruto de un consenso muy amplio y que diversificará y complementará una oferta «muy potente». «Nos ayudará en el principal objetivo que tenemos, que es desestacionalizar nuestro turismo y generar trabajo de forma permanente», destaca. Además, Segura insiste que el proyecto gira en torno a la oferta familiar y la música, y que el juego sólo es un componente más. «Pensar el contrario es erróneo. Nadie no se plantea que el turismo de cruceros se basa en el juego para que el barco tenga un casino», argumenta.
Por su parte, el alcaldable de Cs en Salou, Pere Lluís Huguet, apuesta por garantizar las inversiones, siempre con criterios de «sostenibilidad y racionalidad». «Estamos a favor de los proyectos que permiten incrementar la calidad del turismo, desestacionalizarlo y atraer nuevos perfiles de visitantes», señala. Su homólogo en Vila-seca, Joan Anton Ramírez, cierra filas con el proyecto, que considera una apuesta de futuro clave para los intereses del municipio. «Son muchas las familias y empresas que todavía sufren las consecuencias de la crisis y es nuestra obligación facilitar una nueva etapa de dinamización económica y de creación de empleo», concluye.