Economía
El Tarragonès, en el 'top ten' de las comarcas más competitivas de Cataluña
La Terra Alta ocupa la última posición en el índice de competitividad comarcal de la FEGP
El Barcelonès lidera un año más el ranking comarcal de competitividad que impulsa la Federación Empresarial del Gran Penedès (FEGP) y que este año registra la entrada del Bages a las diez primeras posiciones. Este 'top ten' está formado por Barcelonès (79,2), Vallès Occidental, Gironès, Baix Llobregat, Tarragonès, Segrià, Vallès Oriental, Maresme, Garraf y Bages. Garraf y Baix Llobregat son las que más crecen. En el otro extremo, la Terra Alta (22,8) es la comarca menos competitiva, precedida por las Garrigues y la Alta Ribagorça. El secretario general adjunto de Fomento, Salvador Guillermo, ha insistido en que hay que ofrecer políticas en estas comarcas para que puedan mejorar la competitividad.
El índice -elaborado por la consultora Actíva Prospect- muestra estabilidad entre las comarcas que ocupan las ocho primeras posiciones, ostentadas todas por comarcas del ámbito metropolitano y por las capitales de demarcación. No es hasta la novena posición que se registran cambios. Así, el Garraf escala de la decena a la novena posición y el Bages llega a la decena proveniente de la undécima. En cambio, Osona baja dos posiciones y pierde la novena posición hasta la undécima.
Como en años anteriores, la parte media y baja de la tabla es la que registra mayores cambios, ya que las diferencias entre los índice de competitividad son más pequeñas. En la parte media, las que durante el 2018 han visto crecer más su competitividad han sido la Conca de Barberà y el Ripollès. De hecho, la Conca de Barberà ha sido la comarca que más posiciones ha subido, pasando de la treintena a la vigésimatercera. En cambio, la que ha perdido más posiciones ha sido el Solsonès, que ha retrocedido 14 hasta la posición 28, volviendo a niveles del 2007.
En la parte baja de la tabla, el Pallars Sobirà y la Ribera d'Ebre han registrado los mayores crecimientos, gracias a la positiva evolución de los indicadores de escolarización post-obligatoria, al dinamismo del sector inmobiliario y a al creación de empresas. En cambio, la destrucción de tejido empresarial ha hecho empeorar la competitividad en la Terra Alta o la Alta Ribagorça.
Capitales de demarcación y vecindad
Tanto el responsable del estudio, David Moreno, como el secretario general adjunto de Fomento han apuntado el fenómeno que hace que las capitales de demarcación sean los territorios de más competitividad y que se beneficien las comarcas vecinas. Sin embargo está el caso del Baix Llobregat, que teniendo en cuenta la serie histórica desde el 2009 no ha registrado la mejora que sí que tienen el resto de comarcas de la zona.
Mirando la serie histórica, todas las comarcas a excepción de los Pallars Jussà han mejorado su índice de competitividad y las que más lo han hecho son Barcelonès, Vallès Occidental, Cerdanya, Bages, Baix Empordà, Priorat, Pla d'Urgell, Garraf, Gironès y Maresme. Por el contrario, las que han registrado una mejora menos significativa han sido Pallars Sobirà, Baix Llobregat, Selva, Noguera, Terra Alta, Ripollès, Alta Ribagorça, Alt Camp, Alt Urgell y Ribera de Ebro. Cierra la tabla el Pallars Jussà con un empeoramiento del índice entre 2009 y 2018.
Más distancia entre las más competitivas y las que menos lo son
Una de las conclusiones de esta edición es que la distancia entre las comarcas con índice de competitividad más altos y las que los tienen más bajos tiende a incrementarse. Eso se explica por el hecho de que las comarcas que lideran el ranking están más expuestas a un contexto global de competitividad y tienden a reforzar aquellos vectores que les permiten avanzar, como por ejemplo el acceso a los mercados internacionales.
Por otra parte, Guillermo ha afirmado que el hecho de que el Barcelonès lidere el ranking hace que haya efectos secundarios como la poca disponibilidad de suelo y problemas de sostenibilidad ambiental.
Además, ha destacado que el índice revela que como mejores condiciones de competitividad hay, mejor viven los habitantes de aquellos territorio. Por eso, ha apuntado que con el índice en la mano se puede ver «dónde se tienen que articular políticas económicas» para conseguir mejorar esta competitividad y este bienestar. Así, coincide que a más PIB en la demarcación, mejor competitividad.