Sociedad
Bomberos voluntarios: «En las zonas rurales hay un servicio más inmediato y quizás más eficaz»
Voluntarios del parque de bomberos de Santa Coloma de Queralt ponen en valor su tarea de servicio público y lamentan la falta de efectivos
Proximidad, inmediatez y eficacia son tres de las características que definen el trabajo de los bomberos voluntarios. Están integrados dentro de los Bombers de la Generalitat pero actúan, principalmente, por vocación. En Cataluña hay unos 70 parques de bomberos voluntarios, situados en zonas rurales donde es más difícil que la administración pueda destinar efectivos. A pesar de no vivir de esta tarea, tienen una remuneración económica por los servicios que hacen y tienen que tener una preparación muy similar a la de los bomberos funcionarios. Su disponibilidad es total cuando hay situaciones de emergencia y se activan con gran rapidez. Reclaman a la administración que abra más plazas porque aseguran están por debajo de los mínimos necesarios, y también piden más formación y mejor material. Bomberos voluntarios del parque de Santa Coloma de Queralt (Conca de Barberà) han explicado su tarea y se han reivindicado como una «ventaja», sobre todo en las zonas rurales, donde los ciudadanos «pueden disfrutar de un servicio más inmediato y quizás más eficaz».
Los bomberos voluntarios hacen la misma tarea que los funcionarios. A grandes rasgos, resolver emergencias y, en especial, incendios y rescates. Sin embargo hay diferencias significativas. La primera es que los funcionarios son trabajadores de la administración que han pasado unas oposiciones y se dedican exclusivamente a hacer de bomberos, mientras que en el caso de los voluntarios principalmente tan sólo están de servicio cuando son requeridos por una emergencia. La formación tampoco es la misma.
Josep Gual, bombero voluntario del parque de Santa Coloma de Queralt con 25 años de trayectoria, asegura que en teoría todo el mundo tendría que tener los mismos conocimientos, aunque en realidad a los voluntarios les falta «formación continuada». Gual pone en valor que en su caso hace falta «vocación» para adquirir los conocimientos, ya que tienen que estar más de un año «cada fin de semana» haciendo el curso de unas 500 horas que les permita acceder en una plaza de bombero voluntario.
La setentena de parques de bomberos voluntarios que hay en Cataluña principalmente se ubican en zonas rurales. Sus compañeros funcionarios se encuentran en las ciudades y se dan apoyo mutuo cuando hace falta. Pero en casos de alertas en los lugares con menos población, los primeros al desplazarse son ellos. «Para mí es una virtud que en Cataluña tengamos un modelo mixto», expresa Gual. «Creo que es una ventaja para los ciudadanos, sobre todo de las zonas rurales, que pueden disfrutar de un servicio más inmediato y quizás más eficaz», razona. Y apunta que en el resto del Estado, «hay los parques en las ciudades grandes pero no en las zonas rurales», situación que genera un agravio comparativo que en Cataluña no se produce.
Vocación
A pesar de ser voluntarios, reciben una remuneración por el trabajo que hacen. «En los servicios y las guardias cobramos unos 10 euros la hora», comenta Gual. De todos modos, remarca el carácter vocacional de su tarea: «Para un accidente de tráfico que quizás son dos horas, acabarás cobrando 20 euros; y para un contenedor que te levantas a las 5 de la madrugada, 10 euros», expone. Además, se tiene que añadir el compromiso que adquieren de estar siempre disponibles para desplazarse en los servicios de su entorno, un hecho que a veces cuesta conciliar con la vida familiar.
Gual detalla que entre los requisitos para formar parte del cuerpo de bomberos voluntarios hay vivir a menos de 15 kilómetros del parque, superar unas pruebas físicas, un examen teórico y uno psicotécnico. A pesar de la dificultad y que se trata de un proceso «largo», considera que «es necesario», ya que «el afectado tiene que saber que quien lo atiende es un profesional». De hecho, a nivel identificativo, la única diferencia para el ciudadano es que los voluntarios llevan un emblema negro con una «V» en el hombro.
La tarea que desarrollan está condicionada a las necesidades del servicio. «El parque está cerrado pero siempre está disponible para hacer salidas, guardias programadas o servicios urgentes,» detalla Ignasi Queraltó, jefe del parque de bomberos voluntarios de Santa Coloma de Queralt. Cuando hay una emergencia, la sala de control de los Bombers de la Generalitat envía un SMS a los efectivos que previamente han informado de su disponibilidad y se pone en marcha el dispositivo. Para poder activarse, como mínimo el equipo tiene que ser de tres personas. «A través de WhatsApp, nos comunicamos entre nosotros y, si somos tres, llamo a control y comunico que podemos salir», narra Queraltó. Inmediatamente los bomberos voluntarios van hacia el parque de Santa Coloma, se cambian y suben al vehículo. Una vez arriba, desde el control central les dan los detalles del operativo. Un proceso que, por término medio, hacen con 7 o 8 minutos. Gual explica el secreto de la rapidez con gran naturalidad: «Eso es un pueblo y vivimos muy cerca del parque, con lo cual tenemos la posibilidad de venir en uno o dos minutos. Después te cambias con dos o tres minutos y ya sales».
También pueden ser activados para hacer «guardias programadas», en situaciones de posible emergencia por previsión de fuertes lluvias, ventoleras o nevadas. Es entonces cuando el equipo hace más piña. «Somos una pequeña familia», reconocen. En el parque de bomberos de Santa Coloma de Queralt disponen de espacios comunes para «hacer vida», cuando la situación lo requiere. En la planta superior tienen una cocina, un dormitorio con dos literas y una sala de estar donde pueden llegar a pasar muchas horas seguidas, esperando ser activados. Largas conversaciones, confesiones, partidas de cartas, películas... y una chimenea para pasar el frío en invierno. Y para seguir involucrando a los voluntarios en la dinámica de equipo, desde hace unos meses han podido montar un gimnasio, que utilizan algunas tardes para mantenerse en forma.
Carencias
Los Bombers de la Generalitat hace años que reivindican mejoras salariales, más recursos humanos y material moderno. En el caso específico de los bomberos voluntarios, las demandas se centran sobre todo en la parte de los efectivos. «Aquí en Santa Coloma somos 16 bomberos voluntarios cuando tendríamos que ser 25», afirma la cabeza del parque. Queraltó lamenta que no se hayan hecho más promociones. Él entró en el cuerpo en la del 2011, la última que se completó. La última que se convocó, señala, fue en el 2016 pero todavía no se han incorporado los efectivos. «Este verano tendrían que estar operativos», aunque teme que en Tarragona «si entra un 50%» de los seleccionados, «ya será mucho».
Además se tiene que añadir el hecho que de los 16 bomberos voluntarios que hay en la localidad, muchos con el paso de los años han ido limitando su disponibilidad, ya sea porque el trabajo a día de hoy no se los permite, por desgaste o por cuestiones familiares. «De estos 16, operativos somos 5 o 6, y puntualmente, 7 o 8», indica Queraltó. Una problemática que el resto suple con más esfuerzo y aumentando la disponibilidad.
El director general de Prevenció, Extinció d'Incendis i Salvament, Manel Pardo, reconoce las carencias. Especialmente por lo qué hace a la demora a la entrada en servicio de la última promoción de bomberos. «Ha tenido muchos problemas porque ha durado tres años, eso es porque alguna cosa no ha funcionado bien», afirma, y adelanta que «en septiembre» se abrirá una nueva convocatoria. El máximo responsable de los bomberos también incide en la importancia de los requisitos para acceder al cuerpo, pero también «para salir, en el caso de los voluntarios, ya que las personas que tienen plaza pero no demuestran disponibilidad dificultan el funcionamiento del sistema. «Estamos diseñando las condiciones mínimas para acceder y mantenerte», avanza Pardo. Una remodelación que Pardo expone que se está haciendo con los bomberos voluntarios, con los jefes de parque y con los Consells de Bombers Voluntaris.
El Consell de Bombers Voluntaris es el órgano de asesoramiento y consulta en el cual los representantes de los bomberos voluntarios pueden expresar sus inquietudes a la administración y gestionar diferentes aspectos. Para Pardo, «la discrepancia y las condiciones de trabajo tienen que pasar por aquí». En cambio, Gual tiene dudas sobre la eficacia del Consell porque «está formado por nueve bomberos voluntarios y diez mandos de Bombers». «A la hora de tomar decisiones siempre estamos en minoría ante los técnicos de la casa», lamenta el voluntario.
Nueva aplicación
Mientras no se resuelve la situación y para avanzar en la mejora de la gestión del voluntariado, se está creando una aplicación para teléfonos móviles que tiene que permitir, a la sala de control, saber en todo momento qué bomberos voluntarios están disponibles para poder atender una emergencia. Para Gual, puede ser positivo para ganar tiempo. Queraltó, por su parte, cree que «si se saca provecho, la aplicación es una gran herramienta para que la sala de control sepa si dispone de aquel parque, o si se tienen que activar más recursos» de otros lugares. Por cuestiones técnicas, el director general duda si estará a punto para la campaña del verano, pero afirma que insistirán para que entre en funcionamiento cuanto antes, mejor.
Otro de los motivos de queja de funcionarios y voluntarios es la falta y antigüedad de parte del material que utilizan. Desde la dirección general, Pardo remarca que este año se han hecho 60 licitaciones de material, cuando la media de los últimos años era de 20; y destaca el gran esfuerzo que han hecho para atender las demandas de los profesionales. Una de las novedades ha llegado a Santa Coloma de Queralt. Se trata de una cámara térmica que para los bomberos es muy útil en incendios de viviendas, en los cuales el foco del fuego es pequeño pero en los cuales la gran cantidad de humo impide la visión y dificulta encontrar el lugar exacto donde se tiene que actuar.