Repasando la huella del Nen de Prades

El año 1855 nacía en el pueblo de Prades Pere Balcells i Masgoret, que con los años sería conocido con los apelativos de El Nen de Prades, el Pastor de Prades, el Senglar dels Boscos o el Tigre del Priorat. Destacado guerrillero carlista, murió a la edad de veinte años después de combatir en el ejército liberal en el terreno que le era más conocido: las montañas de Prades.

Robert Vallverdú, doctor en historia y licenciado en filología románica, ha publicado el libro El Nen de Prades. El Guerriller de la terra roja(Arola Editors), una novela histórica que recorre las dos décadas de vida del guerrillero. Este es el segundo libro que Vallverdú ha dedicado a la figura del joven pradense, después de que en 1997 publicara el trabajo El Nen de Prades: un capitost adolescent a la Tercera guerra carlista. «Este libro se divulgó mucho, y me empezaron a llegar a casa noticias del personaje, material que me enviaban personas que no conozco. Había recortes de diarios de la época, fotocopias de dietarios personales, e incluso hubo gente que se tomó la molestia de escribir aquello que «habían oído explicar a sus antepasados». Vallverdú constató que todo este material, a pesar de ser muy valioso, «no era historia», y de aquí la idea de escribir una novela. El resultado es un libro que relata de manera trepidante la vida y aventuras del Nen de Prades, un personaje que dominaba los bosques y que se hizo famoso y popular por su audacia, valentía y pericia en el terreno.

Cuando estalló la Tercera guerra carlista, en el último tercio del siglo XIX, lo hicieron jefe de partida. Con el tiempo pasaría de comandar a una veintena de guerrilleros a mandar doscientos. «Esta es una de las cuestiones que todavía ahora me pregunto: como puede ser que un chico de diecinueve años llevara detrás a dos centenares de voluntarios, muchos de los cuales le doblaban o triplicaban la edad», apunta Vallverdú. Él mismo señala que muy probablemente el Nen de Prades se ganó la simpatía y la lealtad de sus hombres con su carácter, de personalidad «fuerte, audaz y justiciera». El joven pradense había crecido en el bosque y se conocía todos los rincones. También estaba dotado de un olfato y un oído excepcionales, y se hizo muy popular por la rapidez con la que sorteaba las emboscadas. Su ascendencia sobre la partida se la había ganado a base de evitarles circunstancias desfavorables y ponerse al frente en todas las ocasiones. En cuanto a las motivaciones del chico, Vallverdú señala que, a diferencia de los bandoleros, «que roban, secuestran y matan en beneficio propio», el guerrillero «luchaba bajo una bandera, movido por unos ideales, equivocados o no, y ajustaba las cuentas con el mando general carlista, que estaba en el Maestrazgo». Su muerte prematura puso fin a una vida rellenada de episodios trepidantes y alimentó el imaginario popular. Hasta el punto que, a día de hoy, apunta Vallverdú, «el Nen de Prades está todavía muy vivo en el pueblo de Prades».