Playas
Problemas en municipios costeros para cubrir las plantillas de los socorristas de las playas
Los profesionales se encuentran inmersos en una crisis poliédrica y faltan efectivos, que a veces se encuentran fuera de Cataluña
Algunos municipios del litoral catalán han tenido problemas para poder garantizar la presencia de socorristas en sus playas este verano. La principal causa es la escasez de profesionales disponibles, que hace que las empresas tengan dificultades para encontrar y para ofrecer el servicio que los ayuntamientos les han adjudicado. Las razones que explican la falta de socorristas son diversas y todo ha acabado generando un problema de difícil solución que parece que se agrava cada año. Los trabajadores denuncian sueldos bajos, temporalidad e intrusismo laboral. Las empresas pugnan por ganar unos concursos públicos a unos precios muy bajos mientras la Generalitat apuesta por elevar la formación necesaria para poder ejercer. Según cálculos de UGT, harían falta al menos 300 socorristas para garantizar la máxima seguridad de las playas catalanas.
Vandellòs i l'Hospitalet de l'Infant (Baix Camp) es una de las localidades que ha tenido dificultades para poder tener los socorristas que garanticen la seguridad de las playas. Hay quince plazas para cubrir las cuatro playas principales de la localidad, pero la empresa adjudicataria, Eulen, empezó a prestar el servicio por San Juan con sólo diez efectivos. La semana pasada llegaron a los catorce, según han asegurado fuentes municipales. Desde el Ayuntamiento afirman que son conscientes de las dificultades para encontrar profesionales y han dado margen a la compañía, que ha acabado llevando trabajadores desde Jaén ante la imposibilidad de encontrarlos en Cataluña.
Cunit (Baix Penedès) hasta la semana pasada no pudo desplegar el servicio cumplido con 19 socorristas. Se trata de un caso bastante particular, ya que el Ayuntamiento no hace un concurso público destinado a empresas del sector, sino que contrata a los trabajadores directamente. Argumentan que han tardado en disponer de toda la plantilla porque la selección del personal se ha hecho en dos convocatorias separadas. Así, antes del inicio de la temporada de baño ya había 10 personas escogidas, y la semana pasada se seleccionaron los 9 socorristas que faltaban para prestar el servicio cumplido.
Fuera de la demarcación de Tarragona, en Cubelles (Garraf) las playas también se han llenado de bañistas sin el servicio desplegado al 100%. El Ayuntamiento ha convocado el concurso de adjudicación tres veces, después de dos licitaciones desiertas. Según el gobierno, el primer concurso ofrecía un contrato de 95.000 euros pero ninguna empresa se presentó porque no podían asumir los sueldos de los trabajadores, ya que justo se acababa de aprobar un incremento del salario mínimo interprofesional.
Con respecto al segundo concurso, el gobierno lamenta que a la situación económica se sumaron los cambios de titulación mínima exigidos por la Generalitat, hecho que dificultó más el interés y disponibilidad de las empresas. Finalmente, el Ayuntamiento abrió un tercer concurso por 115.000 euros que sí permitió adjudicar el servicio. Con todo, la licitación se resolvió el 1 de julio, y la empresa ganadora no ha proporcionado al personal necesario hasta el día 15. Para evitar dejar las playas descubiertas de vigilancia -que ya lo habían estado a finales de junio-, el Ayuntamiento ha contratado hasta mediados de mes un servicio de socorrismo «temporal» con la mitad de vigilantes respecto del servicio cumplido.
Rebajar precios
Socorristas, sindicatos y empresas discrepan sobre la razón por la que faltan profesionales. Pero todos coinciden en un punto: los precios que pagan los ayuntamientos son extremadamente bajos, hecho que incide en la calidad del servicio y en el sueldo de los profesionales.
Albert Bel es uno de los miembros de la plataforma Socorristas Profesionales, que lucha por mejorar las condiciones de los trabajadores. Bel pone el foco en los presupuestos que presentan las empresas para ganar los concursos. «En algunos casos es imposible pagar el sueldo mínimo interprofesional», indica. Después de muchos años siendo socorrista, este año se ha «retirado», cansado de «malvivir».
Una de las problemáticas es que los socorristas no tienen convenio colectivo propio, sino que se regulan por el convenio de instalaciones deportivas, que no se ajusta mucho a su realidad, ya que tienen que tener conocimientos sanitarios y una buena preparación física. Pero para Bel el principal problema es el sueldo que pagan las empresas y afirma categóricamente que «es mentira que falten socorristas». «Hay muchos de retirados, pero por las condiciones. Las empresas se han cargado el sector», asegura. Cree que con sueldos de 1.500 euros mensuales, «que no es demasiado si se valora que hay vidas en juego», la situación sería muy diferente. Denuncia que algunas pagan sueldos de 800 euros, con turnos de diez días seguidos trabajando y que llevan trabajadores de fuera sin formación.
En este punto es especialmente beligerante. Señala que algunas personas venidas de otros puntos del Estado y del extranjero tan sólo tienen un título que han obtenido en «un curso de fin de semana, que han hecho incluso online y que les ha costado 16 euros». Pero las carencias teóricas no serían las únicas, según Bel. «Hay muchos socorristas que no son capaces de llegar a la boya de 200 metros. Hace falta una buena preparación física y muchos no la tienen. Y eso hace que al primer susto que tienen cuando tienen que entrar al mar, cogen la baja y ya no vuelven», expone con contundencia. «Es un trabajo donde va la vida, tanto la del socorrista como la del bañista», reflexiona Bel.
Discrepancias sobre la moratoria del Ropec
Y aquí es donde entra la legislación. La Generalitat anunció que para ser socorrista en la playa este año todos los profesionales del sector tendrían que estar inscritos en el Registre Oficial de Professionals de l'Esport de Catalunya (Ropec). Uno de los requisitos que marca el Ropec es una titulación mínima, que se puede tener tanto por haber cursado el ciclo formativo de Grado Medio de Salvamento y Socorrismo, como por tener titulación avalada por la Generalitat -ya sea del SOC o de la Cruz Roja, entre otros- como para acreditar una amplia experiencia en el sector.
La medida estaba pensada para elevar el nivel de los profesionales y equiparar titulaciones, pero a causa de la presión de las empresas ante de un muy probable escenario de no encontrar socorristas, el Govern ha hecho una moratoria de un año. Así pues, este verano los socorristas no necesitan el Ropec para trabajar.
Para Bel es una mala noticia, porque alarga un problema que a su parecer hay que afrontar cuanto antes, mejor. Tampoco acaba de estar de acuerdo Hugo Núñez, coordinador del servicio de Socorrismo y Salvamento de la Cruz Roja en la ciudad de Tarragona. La entidad se encarga de la vigilancia en varios municipios del país. Su presencia es especialmente significativa en el sur, donde gestionan las playas de Tarragona, El Vendrell, Roda de Berà, l'Ametlla de Mar, l'Ampolla y Deltebre. Núñez admite que les ha costado encontrar socorristas acreditados pero que sin embargo han conseguido cubrir las casi 150 plazas que necesitaban en la demarcación.
Sobre el Ropec, Núñez cree que es «una gran ventaja» que se implante. «Pasamos de tener socorristas que quizás han hecho una formación de 100 horas o de un fin de semana, en otros que han hecho el ciclo formativo de 1.600 horas», expone en consonancia con Bel. ¿Además reflexiona que «algunos dicen que es una formación excesiva, pero qué quiere decir excesivo cuándo hablamos de que esta persona tiene que salvar vidas?», se cuestiona. El socorrista, con trece años de experiencia, también reconoce que en términos generales hay pocos profesionales, pero defiende que «lo interesante es que los pocos que haya sean buenos».
De todos modos, Núñez reconoce que con la exigencia del Ropec no se solucionaría todo, ya que la inscripción es vitalicia. «Si yo me inscribo hoy y estoy cinco años sin cuidarme físicamente, legalmente podría ser socorrista», valora. Por lo tanto, según él tiene que ser cada empresa la que haga las pruebas físicas, técnicas y de conocimientos a los profesionales. El coordinador asegura que a la Cruz Roja hacen pruebas físicas anualmente y teóricas cada dos años.
También es socorrista Nicolás Miguel, aunque tiene una opinión diferente a la de sus colegas respecto del Ropec. Miguel es uno de los impulsores de la plataforma SS Socorristes, impulsada por el sindicato UGT. «Menos mal que hicieron la moratoria, sino este año hubiera habido menos socorristas». En su opinión, los socorristas no son trabajadores relacionados con el deporte, sino que están en la rama sanitaria. «El 80% de nuestro trabajo es sanitario. Hacemos seguridad y prevención, sobre todo», expone. Por lo tanto, encuentra que se les tendría que encontrar un encaje más a medida.
Según la plataforma y UGT, los principales culpables de la precariedad de los socorristas son las administraciones. Disparan contra los ayuntamientos por el bajo importe de las licitaciones, contra la Generalitat por vincular la profesión con el Ropec y por no desarrollar un convenio sectorial autonómico, y contra el Estado porque la ley que regula el sector es de 1972 y ha quedado obsoleta. «No hay ningún tipo de reglamentación, ni salarial, ni laboral», señalan. Además indican que en la legislación hay un hecho que encuentran absurdo, ya que afirman que «la ley dice que en una playa puede no haber socorristas, pero en una piscina de una urbanización tiene que haber».
Otro factor que los trabajadores consideran que les perjudica es «la arbitrariedad» que tienen los ayuntamientos a la hora de determinar cuántos profesionales tiene que haber en cada playa, qué playas tienen servicio de salvamento y cuándo empiezan a trabajar. «Cuando acaba el calendario escolar es cuando empiezan las licitaciones», comenta Hugo Núñez, que constata que «cada vez hace más calor por el cambio climático y cada vez se está más a gusto en la playa más pronto», por lo que considera que los consistorios «se tendrían que plantear ampliar las jornadas y cubrir más días de servicio».
Bel está de acuerdo. Cree que en buena parte de la costa catalana «la temporada ya es prácticamente de seis meses», con lo cual si se alargaran los servicios los socorristas podrían trabajar más tiempo, y para los jóvenes sería más estimulante estudiar los dos años del ciclo formativo de Grado Medio para obtener la titulación.
Los ayuntamientos sin embargo, no lo tienen tan claro. Las dificultades económicas que tienen muchos de ellos hacen que busquen ajustar el presupuesto al máximo, y eso pasa también por reducir los días de servicio. Desde de UGT denuncian que eso es peligroso porque en momentos de alta afluencia de bañistas no hay ningún vigilante.
Lo mismo pasa con los horarios. En muchos casos los socorristas acaban la jornada laboral hacia las siete de la tarde, cuando «todavía hay muchas playas llenas», reconoce Núñez. «A los ayuntamientos les proponemos que se amplíe al máximo la jornada laboral. Podría ser un problema para la empresa para encontrar el personal para cuadrar los turnos, pero ya nos lo» montaríamos, valora. El coordinador de playas de la Cruz Roja añade que no se tiene que plantear el servicio «enfocado a cómo le iría bien a la empresa, sino a cómo le va bien al usuario». Y finalmente, advierte que una vez se marchan a las siete de la tarde «es cuando empiezan a pasar cosas», en referencia a los accidentes y ahogos.